Capítulo veinte.

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- Tu amigo...

- Espero no te haya asustado, es un cabrón...siempre ha sido así. - Abraham abrió una lata de RedBull. Bianca no le quitaba los ojos de encima. Había escuchado poco, pero lo necesario como para tener ciertas dudas.

- No me ha asustado.

- Entonces espero no a verte asustado yo.

- ¿Te puedo hacer una pregunta? - sus bonitos ojos brillaron de repente. Abraham la miró... que bien se sentía perderse en su mirada.

- ¿Qué?

- ¿Qué más harás conmigo? - le preguntó Bianca. Y en realidad era la pregunta que se había estado haciendo desde que había llegado ahí.

Abraham arrugó la lata, tirándola al pequeño basurero de la cocina. Y es que... ni él mismo lo sabía.

- Te tendré aquí por un par de días más. - le dijo sin mirarla. No quería que ningún sentimiento estúpido se pasara por él en ese momento.

- ¿Para qué? - le volvió a preguntar ella. Esta vez necesitaba saber más información, se puso de pie. - ¿vas a matarme, es eso?

- No digas tonterías.

- Dime la verdad... lo he escuchado de tu amigo...

- Te lo dije, es un cabrón. - Abraham intentó irse, ahora fue Bianca quién lo tomó de una mano antes de que él pudiera desaparecer.

- Dime. - le pidió Bianca. Abraham bajó la mirada, la tibia piel de Bianca rozaba con la suya tan exquisitamente, le gustaba, le parecía tan sublime. Volvió a mirarla.

- Te he dicho que no... - susurró él. Ahora ligeramente tímido. Oh mierda. Odiaba con el alma sentirse de esa forma. Como si le costara hablar con ella.

- ¿Puedo saber por qué? - Bianca volvió a preguntar. Y quizá esa era la pregunta más absurda que los oídos de Abraham habían escuchado. Su propia víctima preguntándole por que no la asesinaba.

- Que te de igual saberlo ¿vale? No te interesa Bianca. Es problema mío. - Abraham la soltó de las manos, intentando irse de nuevo.

- Pero quiero saberlo... - Bianca volvió a jalarlo, esta vez del brazo. Y a pesar de que él tenía la fuerza suficiente como para soltarse, no lo hizo. Sus fuerzas habían desaparecido en ese entonces.

- No quiero ir a la cárcel. No quiero problemas, solo quiero el dinero y te dejaré libre...

- ¿Solo por eso? - Bianca lo miró deseosa. Quería escuchar más. Tal vez un...'no te haría daño' algo que le diera una pista, ¿una pista para qué? Ya ni siquiera ella misma sabía lo que quería.

- Sí Bianca. - le respondió él. Y no diría más. - no quiero ni un jodido problema más en mi puñetera vida. Ya son bastantes los que tengo.

- Perdón...

Abraham se soltó esta vez, Bianca lo dejó ir.

- Y pronto yo también dejaré de ser un problema para ti... - le dijo él. Como siempre. Sintiéndose la mierda más repugnante del mundo. La persona más cruel. El problema más grande. Él y siempre él. Sin pensar que tal vez para Bianca... y solo para Bianca, él nunca había sido un problema. - pronto te dejaré libre.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora