Capítulo 37.

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Era imposible no excitarse viéndola así. Desnuda y haciéndoselo mejor...mucho mejor que antes. La cogió fuerte de las caderas mientras ella seguía moviéndose en círculos sobre él. Respiró entrecortado. Abraham se tensó. Todo su cuerpo estaba tenso y en disposición a lo que Bianca hiciera. Le encantaba. Todo... todo lo que hacía con su monumental pene, lo muy duro que lo tenía. Entonces sintió que se correría. Cada apretón de la feminidad de Bianca lo hacía rebosar de placer, cada fricción lo hacía tocar el cielo.

-    Oh Dios... sí, sí... - jadeó él. Bianca se movía más rápido. Su húmedo sexo cubría las expectativas de Abraham. Jamás la había visto así. Cada vez que el pene de Abraham salía de entre sus entrañas, deseaba que volviera a entrar tan rápido como había salido. La llenaba tanto. Y él estaba duro. Duro como la misma piedra. De pronto ella soltó un soplido. Estaba cansada... se acostó sobre él... Abraham le acomodó el cabello tras la espalda, ligeramente cubierto por una capa de sudor. Bianca abrió los ojos.

-    ¿Por qué no me lo contaste antes? - le preguntó de pronto. Y no quiso levantar la mirada.

-    No quería perderte.

-    ¿Y por qué lo hiciste? - volvió a preguntarle. Abraham respiró hondo. Ese momento tenía que llegar.

-    Yo... yo no sabía lo que hacía... - murmuró tímido. Bianca pasó su dedo índice por los bíceps de Abraham. Jugueteando con ellos. Sentía melancolía. Mucha... - estaba ebrio... esa noche fue la peor de todas... y yo... me comporté como el más imbécil de todo el mundo. Lo merezco... merezco que James me haya odiado tanto... pero tú no tenías por qué pagar por esto. - se inclinó para besarle la frente.

-    ¿Hay algo más que no me hayas dicho?

Abraham permaneció callado. Ella levantó la mirada.

-    Necesito saberlo.

-    Mis padres están vivos. - le dijo. Frío. Seco. Sin nada de sentimientos. - si te secuestré hace varios meses es por que mi padre estaba organizando el robo más grande... confiaba en mí y necesitaba el dinero para hacer negocios con otras personas. - Bianca se quedó callada.

-    ¿Y donde es...

-    No importa eso. - inquirió él. Le acaricio suavemente el brazo derecho. - no he vuelto a verlo desde la última vez que me dio órdenes. Y no quiero verlo más, simplemente no quiero seguir haciendo lo mismo de antes.

Ella volvió a quedarse callada.

De pronto quiso llorar de nuevo...
Quiso llorar por que debía...por que le dolería lo que haría.
Porque solo ella sabía lo que pasaría luego...
Y quizá sería la decisión más dura que tomaría.
Y quizá él se olvidaría de ella...
Pero tal vez era lo mejor para los dos.

Y él la escuchó llorar. Ahora fue Abraham quién se posicionó sobre su cuerpo. Las lágrimas de Bianca se soltaron. Y en parte también eran por todas las cosas que habían pasado juntos. Por las cosas que habían vivido. Por lo mucho que había a llegado a amarlo en tan poco tiempo. Ahora lo conocía. Conocía sus debilidades, sus miedos, sus culpas, sus secretos, cada defecto...pero también cada inigualable virtud que tenía. Y es que solo ella, Bianca conocía la verdadera persona que había dentro de él.

-    ¿Me odias? - le preguntó él. Ella no negó ni afirmó nada. Solo se dedicó a mirarlo a los ojos, mientras Abraham suavemente volvía a penetrarla.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora