Capítulo XIV

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Una vez adentro, Bianca estalló en risas. Abraham dejó la maleta de ella en el suelo y cerró la puerta de la habitación mientras observaba a Bianca carcajear por un rato. Cruzó los brazos y la miró seriamente, después de unos segundos ella lo notó.

-    ¿Por qué me miras así... - le sonrió. - campeón? - dijo volviendo a reír.

-    Basta.

-    Oh...te has molestado... - le dijo Bianca, fingiendo ternura.

-    ¿Qué es lo que te da tanta risa? - sentenció Abraham.

-    Que hayas cautivado al hombre de afuera.

-    Era una mujer.

-    ¿Enserio piensas eso?

Abraham se quedó callado. A Bianca le entraron unas inmensas ganas de besarlo. Sí. Así. De un momento para otro deseaba hacerlo. Hacérselo. Le parecía tan tierno todo este problema. Y no veía mejor forma de arreglarlo que a base de besos y caricias.

-    Era una mujer y punto.

-    Como digas campeón... - las mejillas de Bianca se inflaron al aguantarse la risa. Y él no se aguantó ni un segundo más. La tumbó encima de la cama, subiéndose encima de ella. Disfrutó el rostro asustado de Bianca después de a verse reído de él.

-    Yo solo atraigo a mujeres. - le besó el mentón. Bianca cerró los ojos instintivamente.

-    Afuera no parecía eso...- le retó ella.

-    ¿Cómo te lo demuestro? - se inclinó para besarle la boca, pero no lo hizo, y ella ya se había preparado para besarlo, jugueteó con sus ganas unos instantes. - tú más que nadie sabe que no estoy mintiendo. - le bajó la cazadora de cuero por los dos hombros. Bianca sintió un escalofrío. Sus piernas entrelazaron la cintura de Abraham.

-    ¿Te molesta?

-    ¿El qué?

-    Que yo piense eso de ti. - lo miró a los ojos. Enseguida notó como él evitaba su mirada. Como cambiaba el sentido de sus ojos cada vez que ella deseaba con toda su alma mirarlos.

-    Me importa todo lo que tú pienses de mí.

Besó suavemente el cuello de Bianca. Sus dedos se enredaron con su cabello cuando intentó acomodárselo. Bianca lo abrazó fuerte, mientras sentía las manos de este tocarle la cintura. ¿Qué estaba pasando entre los dos? Joder... no lo podía entender. Ambos estaban tan confundidos que ni siquiera tenían noción de lo que hacían. Peleaban, gritaban, reían... se besaban...

-    Debes estar cansado... - le dijo ella, despeinándole el cabello con sutileza.

-    Un poco... - mintió él. Pues en realidad lo estaba y mucho.

-    ¿Quieres dormir? - le preguntó ella. Abraham se acostó sobre sus senos, ella le abrazó la nuca acurrucándolo sobre su tibia piel.

-    Contigo.

-    Estoy aquí. - Bianca sonrió involuntariamente. Hace muchísimo que no sentía ese tonto cosquilleo en el estómago. Tonto pero increíble. - ya no quiero pelear...

-    ¿Quién lo hace? -él se levantó para mirarla. Bianca puso los ojos en blanco.

-    Tú.

-    Y tú también.

-    Es por que tú no quieres hablarme.

-    Si no te hablé durante el camino es por qué... - bajó la mirada. ¡Joder! Bianca lo hacía poner tan tímido. Basta, tenía que lograr mirarla a los ojos como antes. Y lo hizo. - por que aún no puedo creer que hayas venido conmigo después de lo que pasó.

Bianca se quedó callada. Al mismo tiempo Abraham se posicionó a su costado, flexionó los brazos y los colocó bajo su nuca. Por fin había llegado el momento de hablar...

-    Te extrañé... - susurró ella. Tímida. Más tímida que nunca. Sintiendo que el corazón se le salía por pedazos por la boca. Nunca se había sentido así, incluso cuando lo había conocido se había sentido con más confianza que ahora. Abraham negó con la cabeza. - ¿lo dudas?

-    Te ibas a casar...

-    No es como tú piensas.

-    Sí, sí. Sé que en todo esto tiene que ver tu padre. - esta vez no dudo en mirarla a los ojos de nuevo. Se giró sobre la cama, Bianca hizo lo mismo. Ambos quedaron frente a frente. - pero... ¿significó algo más para ti alguna vez?

-    Joder, Abraham.

-    Te pregunté algo. - le volvió a repetir. Bianca desvió la mirada. - es...¿es cierto?

Entonces ella se quedó callada. No podía mentirle. No debía mentirle. Ya había pasado mucho tiempo como para seguir engañándose el uno al otro. Y no quería que las cosas se repitieran de nuevo.

-    Un poco... tal vez... tal vez solo aprecio o algo parecido ya que se comportaba conmigo muy bien. No lo sé Abraham...

¡Y había prometido que no se pondría celoso! Claro... que fácil era pensarlo. Una oleada de celos se paseó por todo el cuerpo de Abraham. De pronto le dieron ganas de preguntarle más. Sobre él. Sobre su nombre. Sobre lo que le daba o no. Sobre si... habían estado juntos o no.

-    Hey... - las delgadas manos de Bianca le acariciaron despacio el torso masculino, subiendo, hasta llegar a tocar su cuello, lo apretó y el rostro de Abraham quedó aún más cerca al suyo. - pero no significa nada ahora.

-    ¿Puedo saber su nombre?

-    Se... Se llama Rubén.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora