Abraham la cogió de las piernas, apretándolas contra su miembro.
- Mmm, sí... - gimió ella. Cerró los ojos con fuerza. No se daba el lujo de gritar mucho en casa de él. Por si alguno de los amigos de Abraham la escuchaba... joder, los conocía lo suficiente como para abstenerse. Pero pronto eso cambiaría, cuando ambos se mudaran a vivir solos. - más... - susurró, apretándole la espalda.
La dura polla de Abraham salió de ella. Estaba tan acostumbrado a su calor. A lo delicioso y cálido que era el coño de Bianca. Lo tenía hipnotizado. Metió una vez más el pene dentro de ella. Haciéndola gritar más de la cuenta. Ella lo miró divertida, aunque sabía que no debía subir mucho el volumen de sus gritos.
- ¿Está bien así, nena? - le preguntó él. Deseoso por más. Por darle más y mucho más. Todo su cuerpo estaba listo para ella. Y así, ambos mojados, y metidos en esa bañera caliente, todo era mejor.
- Más, más... - gimió ella. Y él solo para molestarla, hizo lo contrario. Quitó su monumental erección de entre las piernas de Bianca. Quería ver que era capaz de hacer ahora. - ¿enserio?
Abraham sonrió. Una sonrisa que no aguantaría mucho. En verdad moría por que Bianca lo mojara con todo su orgasmo. Estaba más duro que una roca. Pero amaba...amaba verla enojada.
- Ven aquí. - Bianca lo empujó de las nalgas. Sus finas manos lo acariciaron, haciendo que él se tensara muchísimo más.
- Eso es...amo esto, Dios, tócame... tócame nena... - susurró. Bajo el agua, Bianca jugó con el miembro de Abraham, moviéndolo entre sus manos. Sobándolo tan suavemente, sutil, lento, excitante. Abraham sintió que moriría. - Sí, sí... oh, nena... - Bianca se mordió los labios al verlo así. Era perfecto. Y anhelaba muchísimo que metiera esa larguísima longitud en ella de una vez. Pero algo la sorprendió dentro de ella. - déjame hacer mi trabajo también.
Un dedo fue a parar dentro de ella. Metiéndose con delicadeza en ella. Jugueteando con su clítoris.
- Abraham... - gimió ella, en su oído. Estaba dispuesta a decirle un par de cosas más, pero él había introducido otro dedo más en ella. Y las manos de Bianca arropaban el pene de Abraham, mientras los dedos de este saciaban la feminidad de Bianca. - ¡SÍ! - gritó sin miedo esta vez. Un tercer dedo había parado dentro de sus entrañas. Moviéndolos en círculos al mismo tiempo en el que Bianca presionaba el pene de Abraham. Joder. Que maravilla. Se correría ahí mismo en aquella tina de agua. Pero necesitaba hacerlo dentro de ella. Ya.
- Me encantas... - le susurró él. Y a Bianca eso pareció gustarle aún más. La boca de Abraham se derretía por ella. Sacó sus dedos de entre su coño húmedo. Sabía que lo estaba. Húmedo por él. Porque necesitaba que la llenara con su durísimo miembro. - me encantas, Bianca... - le acomodó el cabello, ella también había terminado de practicarle esa deliciosa paja. - pero eso no a sido todo. - le advirtió.
La cogió del culo fuertemente, introduciéndose de nuevo en ella. - soy tuyo ¿vale? - dijo mientras la observaba gemir fuertemente. Hasta ese momento ya no importaba nada. Solo ellos dos. - de nadie más... - aceleró el movimiento de sus caderas. Saciándola con todo el placer que su cuerpo podía proporcionarle. Había perdido la cabeza. Siempre perdía la noción cuando se trataba de ella. - solo tú puedes tocarme de esa forma, nena. Nadie más.Y ella, Bianca lo sentía así. Sus cuerpos se tocaban. Ambos gemían. Un grito. Luego otro. Joder. Quería más. Más y más. De él. De su durísima polla. Él volvió a meterse entre sus piernas. El agua hervía ¿o eran ellos dos? Quizá ambos. Abraham le besó la boca. Bianca no soportaría un segundo más. Se correría. Lo estaba haciendo ahora. Mmm...sí, y él lo disfrutaba tanto. Sabía que punto tocar para que ella se corriera intensamente. Conocía su punto G. La conocía a ella. Suavemente le besó el cuello mojado. Bianca le acarició el rostro, apenas tenía fuerzas. Otro beso. Abraham le comía la boca. Al mismo tiempo que se corría entre las piernas de Bianca.
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Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)
FanficCuando a Abraham Mateo, uno de los criminales más buscados en todo Estados Unidos, le convocan para el secuestro de cinco chicas millonarias en Las Vegas, no duda ni un segundo en aceptar la oferta. Lo que no pensó... fue enamorarse de una de ellas.