Capítulo veintitrés.

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- Cuéntame de ti. – le dijo ella. Arropando la taza de café caliente entre sus manos. Subió la manta hasta sus brazos.

- No Bianca... - negó con la cabeza mientras reía.

- ¿Por qué no? No eres el único que ha hecho cosas malas en el mundo... - Bianca puso los ojos en blanco. Y él deseo tanto besarla en ese momento. Se veía tan bonita cuando era así de inocente con él.

- No. – la miró a los ojos. – mi vida está llena de problemas... ¿vale? Porque no mejor...me cuentas de ti.

- Mi vida está llena de cosas aburridas. - Bianca se inclinó para tomar su taza de café.

- Cuéntamelas.

- Sí, claro... no creo que te guste escuchar las cosas aburridas de una tonta como yo...

- No digas eso. Me importa todo.

- ¿Todo de mí?

'Absolutamente todo'

- Sí... - susurró él.

Bianca enrojeció, aunque no mucho.

- Bueno... iba a graduarme... - encogió los hombros, bajando la mirada y abriendo un poco los ojos.

- No digas iba...

- Es que tendría que a verme graduado ya... pero...

- Te voy a dejar libre. – le dijo él. Aunque algo por dentro le golpeaba el alma. ¿Así se siente esto?
Bianca bajó la mirada. Inquieta. Tenía que decirle algo. Ahora. O nunca más tendría la oportunidad.

- Abraham...

- ¿Sí?

- ¿Qué harás después de esto?

Él se quedó callado. Sencillo, entregaré el dinero a las personas que me convocaron para secuestrarte. Y luego... me olvidaría de todo esto. Sencillo...

- Viajaré.

- ¿A dónde?

Abraham permaneció callado de nuevo.

- Si puedo saberlo...

- Que se yo, aún no lo he pensado.

- Ah... - Bianca dejó la taza de café sobre la pequeña mesita en frente del diván. Aquel diván... recordó un pequeño fragmente de la otra noche. Aquella donde habían... - quiero decirte algo... - las manos empezaron a humedecerles. Estaba nerviosa. ¿Por qué? Ya no lo entendía. O tal vez sí. Pero no quería admitirlo.

- ¿Qué? – él se acercó al cuerpo de Bianca, le acarició un muslo. Ella tragó saliva.

- No sé... es que...

- Dime...

- Te vas burlas de mí...

- No lo haría.

- Sí, lo harías...

- Vamos...

Ella respiró hondo. Dándose ánimos por sí sola. Aquello que le diría lo había tenido pensado desde aquel momento...donde había sentido más que solo atracción física. Aquello que tenía guardado dentro, pero no lo quería sacar, no quería mientras se tratara de un hombre como él, que parecía tener pocos sentimientos.

- Quiero irme contigo.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora