La puerta de la oficina resonó entre el silencio.
- Pase. - dijo, concentrado con algunos folios. Joder, odiaba ese trabajo como ningún otro.
- Hola... - Abraham reconoció la voz de Jennifer de inmediato. Levantó la mirada y dejó los papeles a un lado. - ¿podríamos hablar?
- Sí. - le contestó él. Jennifer cerró la puerta detrás de ella. Quedándose a solas con Abraham.
- Tu jefe me dejó entrar, gran tío, eh.
- Sí, lo es...
Jennifer paseó por la oficina de él, de un lado para otro.
- Pero también me dijo que te ibas.
Abraham tomó aire. Vale, Jennifer era solo su amiga. O al menos eso pensaba él. Pero de alguna manera, un regocijo le acobijó el estómago al escucharla decir eso.
- ¿Por qué? - le cuestionó ella. - ¿es por mí? ¿te irás por mí?
- No, no...esto no es por ti, simplemente quiero empezar en otra parte.
- ¿Bianca te ha pedido que te alejes de mí?
- ¿Por qué siempre piensas que es ella quién me pide esas cosas? Ella es increíble, solo te hace falta conocerla.
- Lo siento, pero no quiero. - admitió Jennifer. - solo me faltaría eso... conocer a la hija de un imbécil adinerado. Me imagino que clase de chica será...
- No es como tú piensas.
- Vale, me da igual. ¿Pero es por ella, verdad? Seguro no quiere seguir ni un segundo más viviendo en el mismo lugar que tus amigos. Seguro le apesta.
- ¡BASTA! - gritó Abraham.. - ¿has venido hasta aquí para esto? No te hace falta, yo sé muy bien quién es ella.
Aquellas palabras solo hicieron que el rencor en Jennifer creciera. Desde hace días venía pensándoselo bien y deseando con todo su ser decirle a Abraham qué pensaba de su novia. Y aunque moría por decírselo... sabría que eso no cambiaría las cosas.
- Perdona. - murmuró ella. - pero no te vayas, por favor... - la voz se le quebró de un momento a otro. Perdiendo fuerzas en toda parte de su cuerpo, cubriéndose el rostro.
- No llores, Jennifer...esto no vale la pena. - se acercó a ella, siempre había tenido un aire protector cada vez que intentaba hacerle un cariño. La abrazó. - tú...tú sabes perfectamente lo importante que eres para mí... - la abrazó aún más fuerte. De pronto, alguien abrió rápidamente la puerta de la oficina de Abraham. Era Robert, el de la oficina de al lado.
- El señor Sproud te está llamando. - dijo mirando, dubitativo, toda esa escena. Por lo que sabía, esa no era la novia de Mateo.
- Vale, gracias por avisarme. - le dijo a Robert. Este desapareció de nuevo. - regreso rápido... - le dijo a Jennifer, saliendo de inmediato. La puerta se cerró, y Jennifer se quedó completamente sola en aquella oficina...
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Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)
FanficCuando a Abraham Mateo, uno de los criminales más buscados en todo Estados Unidos, le convocan para el secuestro de cinco chicas millonarias en Las Vegas, no duda ni un segundo en aceptar la oferta. Lo que no pensó... fue enamorarse de una de ellas.