Capítulo XXXIV

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Tony entró a la fiesta. Las mujeres del lugar lo voltearon a mirar. ¿Otro stripper? Vaya, y ese estaba mejor que los anteriores. Buen físico. Buen culo. Bonitos ojos. Fantástico. Victoria lo cogió de las manos antes de que las demás pudieran apoderarse de él tan solo con la mirada.

-    Por fin... - le rodeó la espalda con sus brazos. Desesperada. Agobiada. Tenía muchísimo miedo. Y él podía sentirlo solo con el latido de su corazón.

-    ¿Qué ha pasado? - le preguntó él. Hace varios minutos Victoria lo había llamado desesperada pero no le había explicado específicamente que era lo que sucedía. - he tenido que pelearme con los de seguridad para poder entrar...

-    Es Bianca. - le contestó Victoria. Sus ojos se envolvieron en lágrimas. Sentía que todo esto era su culpa, por a ver desaparecido unos segundos y a verla perdido de vista. - ¡no está!

-    ¿Qué?

-    Me fui solo unos minutos a saludar a Megan y...y cuando volvía ella no estaba...

-    No, no... - Tony cerró los ojos. Puso las manos sobre su frente y lo primero que pensó fue en su mejor amigo. Le había contado que había discutido con Bianca ayer por la noche por a ver salido con él. ¿Era posible que Bianca quisiera hacerle lo mismo?

-    Tienes que ayudarme... - murmuró ella. Sus ojos estarían a punto de votar las primeras lágrimas.

-    Vale, ya...no llores, no llores por favor... - le pidió él. La abrazó de la cintura y la apegó contra su cuerpo, besándole la frente.

-    Esto lo tiene que saber Abraham...

-    No, no...él es capaz de venir a armar un escándalo por esto. - cerró los ojos, pensativo. Debía hallar una solución a todo esto. - la buscaremos aquí primero ¿vale? Este lugar es muy grande, tal vez ni siquiera se haya ido.

Victoria asintió, aún pegada a su pecho.

Divididos, ella buscó entre la primera planta del pub. Aunque ya había buscado, debido a las luces, tal vez no la había visto. Y él, se dedicó a buscar en la segunda planta. Joder, cuantas gente. Cuantas mujeres. ¿Esto estaba permitido? Mujeres juntas y hombres semidesnudos bailando en cada esquina, hablaría con Victoria sobre esto. Bianca, Bianca ¿Dónde te has metido? ¿Dónde?... buscó en el bar, en cada rincón, en cada centímetro de aquella segunda planta del pub, hasta entrar al baño de hombres...

Tony se paró en seco antes de entrar al escuchar la voz de un hombre.

- Voy a prepararlo todo para llevármela, hasta entonces haced lo que queráis con ella. - Dijo aquel hombre para luego salir del baño.

Entró Tony y lo siguiente que vio fue a dos hombres, de casi la misma altura, juguetear con la ropa de Bianca, que se encontraba adormilada sobre los lavabos. Ambos reían. Pero en realidad, no tenían idea de cuanta suerte tenían, pues Abraham no había sido el que los había encontrado.

-    Está buena, ¿eh? - Tony apareció detrás de los dos, sonriéndoles para que estos entraran en confianza con él. Uno de ellos, era Max.

-    Aún no lo sabemos. - contestó el otro, se relamió los labios. - pero parece que sí.

-    Lo está, tenías que ver como se movía ahí afuera. - dijo Max. - daban ganas de follarla ahí mismo... - pasó sus dedos por los labios de Bianca, sin que ella pudiera sentirlo.

-    Genial. - asintió Tony, apretando los labios. Max se volteó a mirarlo.

-    No vas a decir nada sobre esto...¿verdad? - soltó una risa contagiosa, pero a Tony esto no le daba una pizca de gracia. - es cosa de hombres y punto.

-    No voy a decir nada, ¿por quién me tomas? - alzó los hombros. Y esperó un par de segundos más para que los dos hombres se encontraran embobados de nuevo con el cuerpo de Bianca. Una vez distraídos, empujó al que tenía más cerca, al amigo de Max. Cayó al suelo. Max se puso alerta, volteó a mirar a Tony, para entonces este había molido su boca ensangrentándola completamente. Una patada de las más dolorosas, que cayó exactamente en los huevos del hombre que estaba en el suelo. Y otro golpe, que caería exactamente en la mandíbula de Max. - no diré nada, tranquilo. - les dijo Tony. Cogió a Bianca, aún adormecida, de la cintura, apoderándose de ella. Max cerró los ojos con fuerza, intentó recobrar el sentido. Pero de pronto, un golpe más. Max cayó al suelo, al igual que su amigo. Y otra patada. Un gemido. Una más. Y otra y otra... - esta va por Abraham. - una patada más. Colocó sus manos bajo las piernas de Bianca, cargándola. - y esta... - pateó una vez más entre las piernas de Max. Este gimió con fuerza. - va por haberse metido con la novia de mi mejor amigo.

Secuestrada. {HOT} (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora