Capítulo 21: Una cama y una situación totalmente vergonzosa.

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Lamentablemente, no pudieron encontrar a Adamai, no estaba en ningún lado y se tuvieron que retirar de la zona, aunque Yugo estaba renuente a irse, pero no le quedaba de otra.

—Vamos, Ad. ¿Donde estas?—murmuraba Yugo en un transe con su amiga ansiedad y nervios, mientras preocupación lo abrazaba con una fuerza, que se hacía notar completamente, estaba preocupado, no, súper preocupado. Por no llegar a lo extremo y decir aterrado.

Amalia y sus amigos estaban preocupados, incluso Pinpan, quién aunque estaba jugando con los niños, volteaba a ver a Yugo con un rostro preocupado. Eva sonrió ante esto, pero estaba algo cansada, la expedición y encima tener que llevar a un bebé y sobre todo, darle el pecho, la tenía algo cansada.

Amalia se acercó a darle la comida del viaje, era algo simple, pero Yugo no estaba comiendo estos días, desde que Adamai desapareció él estuvo así, ¿y como no estarlo? Él estuvo años buscando a su hermano, luego lo encontró con Oropo y después volvieron, y ahora, que por fin podían estar juntos, además que incluso le prometió a su padre que regresarían los dos juntos...

—Ten, debes comer algo, Yugo.—parece que la voz de Amalia fue suficiente para sacarlo un poco de su cabeza.

—Oh, Amalia.—pronuncio sorprendido y algo decaído el chico, haciéndose a un lado para que la morena se sentará a su lado.

—No has comido desde que Adamai desapareció, debes cuidarte mejor Yugo. Cuando volvamos al Reino Sadida daré una orden para buscarlo en todo el Mundo de los Doce.—pronuncio la chica.

—¿Crees que él haya vuelto a ser lo mismo? ¿Que nos haya abandonado... otra vez?—pregunto afligido Yugo, con la cabeza agachada. De solo pensar o imaginar eso... su corazón le hacía sentirse peor.

—¡No es así, Yugo! ¡Conoces mejor a Adamai que a ninguna otra persona, es tu hermano! Estoy segura de que podremos encontrarlo, no te preocupes por eso.—consolo Amalia mientras abrazaba al selatrop con fuerza, queriendo poder ayudarlo un poco con lo que le afligía, pero sabía que era en vano.

Perder denuevo a alguien importante, ella sabía cómo se sentía eso, pero solamente podía apoyar a Yugo con el dolor. Cuando volviera esa lagartija, ella misma le daría un buen golpe, le importaba poco que se tratara de Yugo o que Adamai fuera el hermano de este, pero...

¿Por qué...?

—¡Hemos llegado!—grito Ruel, se encontraban en una posada cercana, iban a pasar la noche ahí y luego continuarían su viaje.

—Serian 10 kamas por persona.—pronuncio el encargado.

—¡¿10 KAMAS?! ¡¿ME VES CARA DE BANCO O QUÉ?!—grito el anutrof, haciendo un escándalo, como siempre.

Arpagona lo miro con mala cara desde su asiento en la recepción, Amalia solo suspiro y se acercó con una bolsa de kamas.

—Este anutrof tacaño, como sea, yo siempre soy la que pago todo.—pronuncio la chica, dejando el dinero exacto en el mostrador.

—Oh, gracias princesa Amalia, sus súbditos se lo agradecen.—pronuncio con burla el anutrof, quién fue jalado por una oreja por Arpagona y se lo llevó a la habitación de ellos.

—Si quieres podemos pagar por nuestra habitación, Amalia, así te puedes permitir dos individuales.—pronuncio Eva con una sonrisa maternal, mientras cargaba a su pequeño en brazos.

—¿Eh? ¿Por qué razón?—solto Amalia confundida.

—Pues... Pinpan y yo estaremos en... una habitación con los niños... y...—Eva no sabia cómo decirlo, Yugo lo comprendió al instante y se sonrojo completamente.

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora