Por irónico que parezca, el sol salió, dando un lindo día en el Reino Selatrop.
La familia Percedal siguió viviendo su día a día, Qilby en su pelea gasto mucho Wakfu, Wakfu que tardaría en reponer un buen tiempo. Baltazar les había dejado tiempo, era poco, pero era algo.
—¡Vamos, despierten!—grito Elely levantando a los mayores con su técnica yopuka.
—¡Ay!—grito Eva al sentir el dolor en su frente.
—¡Así no es como se hace, yopukita!—grito Pinpan levantando a la niña.
—¡Hoy habrá sopa de mamá!—grito Eva con una sonrisa.
El padre y la hija al instante pusieron cara de cansancio.
—Ugh, otra vez sopa.—pronunciaron ambos.
—¡Pin, vuelve aquí!—grito Flopin, quién seguía a un descontrolado Pin.
—Este hijo tuyo, si que está emocionado por ya aprender a caminar.—dijo Eva soltando un suspiro con amor mientras tomaba al pequeño niño que se había estrellado contra la cama.
—¿Que puedo decir? ¡Es un gran yopuka, como su padre!—grito Pinpan con una sonrisa.
—¡Ahora somos más yopukas en la familia!—grito Elely restregándole ese hecho a su hermano.
—¡Y somos una gran y feliz familia!—grito Pinpan tomando a todos en un abrazo de oso, terminando Pin en medio de sus dos hermanos mayores.
—Su padre tiene razón, vamos a preparar el desayuno.—dijo Eva con una gran sonrisa, sus hijos se levantaron de la cama siendo seguidos por sus padres hasta la cocina.
—¡Oh, buenos días familia!—Eva grito sin esperar ver a Gúltar en la mesa con una sonrisa.
—¡Maestro Gúltar!—grito contento Pinpan con una sonrisa.
—Pipun... ¡Lo siento, bella Evangelyne! Pero tomaré prestado a Pinpun un momento.—grito Gúltar, la hermosa ocra de ojos verde no pudo aceptar nisiquiera opinar nada al respecto, Gúltar y su esposo ya se habían ido. A una velocidad sorprendente.
—Bueno, niños, preparemos la cena.—pronuncio la ocra para aligerar el ambiente.
Pinpan se encontraba confundido ante el abrupto cambio y presencia de su maestro.
—El Maestro Joris me a mantenido al tanto de lo que pasó.—comenzo a hablar Gúltar.—¿Haz podido contactar con Yugo?—pregunto el yopuka.
Pinpan negó con la cabeza.
—Desde la muerte de Amalia, Yugo traslado el poco bosque que quedaba del Reino Sadida y también al Árbol de la Vida. Dijo que mientras trataría de buscar la manera de detener a Qilby.—pronuncio Pinpan con una mirada melancólica.
Gúltar suspiro ante lo dicho.
—Odio decirlo, pero ahora nisiquiera yo puedo ser capaz de derrotarlo.—Gúltar colocó una mano en el hombro del yopuka joven.—No quisiera dejarte está responsabilidad, pero creo que es un hecho. Qilby volverá a recuperar su Wakfu y tal vez sea el final de Mundo de los Doce.—agrego con una sonrisa que no trasmitía para nada alegría.
—¿Usted que hará, maestro?—pregunto Pinpan.
Gúltar lo miro fijamente y retiro la mano del hombro, soltó un suspiro y miro al cielo.
—El maestro Joris y yo, junto al grupo de los Olvidados iremos a buscar los Dofus Primordiales. El viejo de Ruel vendrá con nosotros, ya sabes, nos viene bien un buen anutrof como él.—revelo el maestro Gúltar, Pinpan observo un momento en silencio a su maestro.—Cuidate bien, Pinpan. No hagas nada de lo que después te arrepientas.—y así, tan rápido como apareció, se fue, abrazando a su alumno, para después irse.
—Vaya, que cursis sois ustedes.—pronuncio Rubilax entre risas.
Pinpan se sentó ahí mismo, confundiendo al fab'huritu.
—¿Y ahora que te pasa?—solto él, de la mala forma, pero aún así se podía notar que estaba expectante a saber que le pasaba a Pinpan.
—Soy un Dios, ¿verdad, Ruby?—solto el yopuka tomando por sorpresa al fab'huritu, aunque también lo confundió.
—Si, ¿y eso qué?—contesto el ojo en la mano negra del yopuka.
—Bien, es cierto Ruby.—parecía que era denuevo el Pinpan energético y vivaz. Esto confundió mas al fab'huritu y más cuando vio la cara que Pinpan le había lanzado a su esposa e hijos. Incluso cuando de repente abrazo a toda la familia.
Pero como el fab'huritu y él estaban conectados, pronto supo lo que pasaba por la mente del yopuka. Calló y aunque estaba poco de acuerdo con lo que pensaba hacer...
—Sabes que te apoyaré, ¿cierto?—pronuncio el fab'huritu, cuando la noche ya había caído y todos estaban durmiendo.
Todos menos ellos dos.
—Gracias, Ruby. Espero que Eva lo entienda.—dijo el yopuka y Rubilax soltó una carcajada leve.
—Solo no hagas que quede viuda, maldito yopuka.—dijo seriamente Rubilax.
—Prometí nunca hacer llorar a Eva... Mantendré esa promesa, con todo mi ser.—pronuncio Pinpan, antes de salir por la puerta de madera.
Tal vez, esa sería la última vez que vería a sus hijos. Que vería a su hija entrar a su cuarto a despertarlo, que vería a Eva al despertar, que vería a Flopin ser tan serio y amable como su madre. Sin duda su pequeño ocra era un buen hermano mayor, tal vez sería la última vez que haría caras graciosas a su hijo Pin.
Pero Pinpan quería un mundo donde sus hijos vivieran, quería ver a Elely convertirse en una hermosa mujer al igual que su madre, una hermosa yopuka sin duda. Quería ver a Flopin convertirse en un fuerte y formidable ocra, quería ver a Pin convertirse en un amable y fuerte yopuka.
Quería ver a sus hijos crecer, quería ver a Eva todos los días...
Pero, ¿en qué mundo podría hacer eso sí ese maldito de Qilby lo destruiría todo?
No podía permitirlo...
—Con el futuro de mi familia, nadie, absolutamente nadie se mete.—murmuro enfurecido el yopuka quién comenzó a caminar decidido.
Al final de cuentas, ¿él no deseaba entrar en la leyenda?
Aunque... no le gustaría que fuera en este momento, ni tampoco de esta manera.
Pero era su deber como padre preservar el futuro de su familia.
Era su deber como alumno, esposo y padre.
Yugo, sin esperarlo, su mejor amigo y compañero, estaba caminando ahora mismo hacia la muerte.
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La semilla de un Dios. [Wakfu]
RandomMuchos piensan que el Dios Sadida no tuvo un hijo, aparte del que nació del Dios Yopuka y Lacrima, su muñeca. Pero la historia que te contaré nadie, absolutamente nadie la conoce. Es una historia vieja, que era un simple rumor que se fue olvidando p...