Sin esperarlo, los dos se levantaron de donde estaban, incluso si era de noche, se miraron a los ojos, era como si el otro hubiese pensado lo mismo y así fue, se besaron con una pasión desbordante, sintiendo la fina tela de sus ropas, pero no llegarían a más, solamente serían traviesos un rato, para calmarse, besos delicados, toques algo más íntimos, sentían que estaban volando, pero aún así, la ropa seguía puesta encima de ellos. Se miraron a los ojos, decidiendo con una simples miradas que ya era hora de dormir, toda esa actividad ardiente, los había cansado, se besaron con la misma pasión en forma de despedida. Tal vez eso, no sería ahora, pero...
En un posible futuro, obviamente seguramente pasaría, al final de cuentas, ellos se habían comprometido, aunque aún no había nada simbólico que los uniera, aún. Pero a ellos les importaba poco, lo que sentían... era tan real que nadie podría venir y decir "¡no es cierto!"
Ellos solamente les incumbía eso, cuando se separaron sintieron un vacío pero a la vez también calma y seguridad, por qué sabían que la separación no sería larga, se acostaron en sus respectivos lugares, Amalia aún lo miraba, preocupada, no quería...
—No te preocupes, descansa.—él sin duda, sabía que decir para no preocuparla, incluso le dio esa sonrisa tan radiante, ella también sonrió y compartiendo el sentimiento, cayeron dormidos.
Al día siguiente, ya todo estaba preparado para volver a partir, su próxima para sería en el Reino de Bonta, tal vez ahí podrían obtener alguna información esencial para su viaje, todos comenzaron a subir al transporte del anutrof, irían hasta un portal Zaap para quedar cerca del lugar, al menos en el territorio correspondiente.
Eva tenía una sonrisa pintada en la cara mientas jugaba con su pequeño Pin, quién había dejado agotados a sus hermanos mayores. Pinpan yacía dormido al lado de la ocra, se estaba dando un descanso de jugar con los niños. Pero parecía que el más pequeño aún estaba lleno de energía.
—¡Y aquí hay... un dragopavo!—grito Eva, haciendo una figurita de dragopavo con unos papeles, el cual dibujo con las crayolas de los niños.
—¡Dagopavo!—pronuncio el pequeño que aún no dominaba bien las palabras.
—Exacto. ¡Ahora un... Dofus!—grito Eva con una sonrisa, mientas le ensaba el recorte.
—¡Dopus, Dopus!—imitio el niño con alegría.
Amalia con una sonrisa calmada miraba hacia su amiga y confidente, se veía muy contenta con su hijo, le causaba una enorme ternura, volteo hacia su lado izquierdo, encontrando a Yugo dormido en su hombro, enserio...
Ella durmió tan cómodamente mientras él...
No, Amalia se dio cuenta que no era por eso.
—Sigues preocupado por tu hermano, ¿verdad?—susurro Amalia con pesar, mientras veía el rostro durmiente de su amado, ella con una sonrisa triste tomo la mano del chico con sutileza, ahogo un grito de sorpresa, Yugo...
Amalia podía sentir como el Wakfu que poseía Yugo había sido usado constante, por eso estaba cansado, seguro estaba esperando poder encontrar el Wakfu de su hermano, alguna pista...
Amalia suspiro y acarició su mano, sentía su corazón también afligido, Yugo se veía devastado y era algo normal, ¿quién no lo estaría si su hermano desapareciera otra vez?
Lo peor era saber, que ella no podía hacer nada, solo podía apoyarlo, pero Amalia sentía que no era suficiente...
Y otra cosa más, ¿como explicarían la desaparición de los Dofus Selatrops?
—¡Hemos llegado!—grito Ruel cuando visualizo por fin el portal Zaap, Amalia se levantó y le dio a Ruel la piedra para abrir el portal.
—Gracias, Amalia.—pronuncio Ruel con una sonrisa algo cansada por el viaje largo, para luego abrir el portal, se podía visualizar con un poco de nitidez la ciudad de Bonta, Ruel puso en marcha denuevo a su querida excavadora.
Y ahora estaban, ¡en el Reino de Bonta!
—¡Pan, lleven su pan fresco!—gritaba un vendedor.
—¡Ese dragopavo se comió mi bolso!—gritaba una mujer completamente furiosa.
Si, sin duda estaban en Bonta, se podía oler a kilómetros.
—¿Eh? Chicos, miren esto.—pronuncio Eva, señalando un panfleto, todos se acercaron, Ruel pegó un grito que seguro dejo sordo a cualquiera. Y Yugo se quedó mudo ante lo que estaba viendo.—Que recuerdos, ¿verdad?—agrego Eva, sin darle la importancia que Ruel le estaba dando.
—¡¿COMO QUE RECUERDOS?! ¡AQUÍ DICE QUE KRISS EL GUARRO CERRARÁ EL EQUIPO DE LOS ATLETICOJOS!—grito Ruel completamente en cólera.
—Eh, si...—Eva no podía decir nada, menudo lío se había metido solo por un panfleto.
—Espera, ¿Kriss era parte de nuestro equipo?—pregunto confundido Pinpan mirando el folleto.
—No, cariño. Se unió luego de ese partido con su esposa, por las cartas que mandaba parecía que iba bien con el equipo.—explico Eva, un tanto extrañada.
—Bueno, volvamos a lo que en verdad importa. Debemos encontrar ese Selacubo, ¿no? Y también encontrar a Adamai.—dijo Arpagona, recibiendo una mirada muy mala por parte de Ruel.
—¿¡Y ESTO NO ES IMPORTANTE!? ¡LOS ATLETICOJOS SON MI EQUIPO, LE DARÉ OTRA LECCIÓN A ESE MOCOSO DE KRISS!—grito Ruel y salió caminando a paso fuerte, lleno de cólera.
—Hay que seguirlo, ¿cierto?—solto Amalia.
Todos asintieron en respuesta.
Amalia antes de que Yugo se uniera al grupo, le tomo de la mano y lo jalo sutilmente.
—¿Estás mejor ahora?—pregunto ella, mientras le acariciaba la mejilla con preocupación.
Yugo se sonrojo y le agradeció el gesto con un beso en la palma esa mano.
—Si, un poco. Gracias... por estar pendiente de mi.—murmuro el chico con una sonrisa, ella incluso en la excavadora le tendió una almohada y una sábana, tal vez es un detalle tan normal, pero en verdad lo agradecía.
Amalia se sonrojo y enojada le pellizco la mejilla, confundiendo al chico.
—Ni se te ocurra volver a mentirme como lo hiciste antes, Yugo.—regaño ella, para luego compensar el dolor que le hizo con un beso en el mismo lugar.—Todos nos preocupamos por Adamai y por ti, ten la confianza de que todo estará bien. Adamai es fuerte, tu lo conoces.—las palabras de ella no eran para nada vacías, Yugo sonrió y asintió.
—Puedo sentir su Wakfu, es débil, pero puedo sentirlo. Si sigo concentrandome, seguro pued-
—¡¿Eso es concentrarte para ti?! ¡Usaste tanto Wakfu, que tus manos están rojas, te estás exigiendo demasiado! ¡Se que quieres ver a Adamai, lo sé! ¡Pero no me hagas sentir que si te pierdo de vista usarás todo tu Wakfu y ya...! Y ya no volveré a verte...—Amalia pensó que sería más fuerte que la situación, pero esto le agobiaba.
Esa no era la primera vez que noto las manos de Yugo así, desde que Adamai se fue, él a estado usando su Wakfu de esa forma...
Yugo no sabia que responder ante esto.
Mierda, era un completo imbécil.
Denuevo la hacia llorar, se sentía...
Amalia no lo dejo pensar más, ella lo abrazo, tan fuerte, se estaba aferrando a él de una manera...
—Solo ten cuidado por favor. Te amo mucho, Yugo, nunca desearé que te hagas daño... nunca.—murmuro ella, con total agobio.
Yugo correspondió el abrazo fuertemente.
—Perdón, perdón. No llores, no llores...—Yugo sintió que era eso lo único que podía decir ahora mismo.
Se dio cuenta que su desesperación no traería nada bueno, ni para Amalia ni para él.
Ni mucho menos para su hermano.
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La semilla de un Dios. [Wakfu]
RandomMuchos piensan que el Dios Sadida no tuvo un hijo, aparte del que nació del Dios Yopuka y Lacrima, su muñeca. Pero la historia que te contaré nadie, absolutamente nadie la conoce. Es una historia vieja, que era un simple rumor que se fue olvidando p...