Capítulo 17: El pueblo desesperado. (1)

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Lamentablemente, un Xelor solo puede teletrasportarse a si mismo, puede también teletrasportar objetos, pero los seres vivos son más complicados, ya que el polvo que usan para esa habilidad, no puede hacer contacto con la piel, por esa razón, sus vendajes.

Zexlior por suerte, ahora tenía nuevos repuestos para sus engranajes y sus vendajes, pero el portal Zaap que iban a usar para llegar hacia su pueblo, se encontraba, a unos cuantos kilómetros bien lejos del Reino Sadida, llegar no era complicado, pero debido a la distancia se necesita un transporte.

Mientras, dentro del vehículo, Adamai se encontraba pensativo en un rincón, mientras veía a su hermano Yugo, usar los Dofus Selatrops y el Selacubo perdido, sin duda, tenía un terrible presentimiento, pero...

No, esta vez no dejaría solo a Yugo, incluso se volvían a tener esa misma pelea, él ya había madurado, los dos lo habían hecho, sin duda fue muy ingenuo con Oropo, pero seguramente fue, por qué ese Oropo, era en parte Yugo, aunque no quería admitirlo, quiso seguir confiando en él, incluso después de todo. Pero ahora, se preguntaba, ¿por qué Yugo le dijo "en caso que pierda el curso"? ¿Que no le había contado?

Adamai, algunas veces no participaba en el entrenamiento que el Dios Xelor le daba a Yugo, por no decir en la mayoría de las veces, ya que él no necesitaba aumentar para nada su crecimiento, pero Yugo si. Pero, ¿que habían hecho en esos encuentros? El Dios Xelos no solo le hizo crecer, si no, eso lo hubiese hecho incluso con él presente, entonces...

¿Yugo le estaba ocultando algo?

La verdad no podía estar seguro, pero Yugo no es de los que ocultan cosas y menos las que son importantes. Y tanto tiempo, en la Dimensión del Dios Xelor, pudieron recuperar esa hermandad que los unía, pero aún Adamai tenía sus dudas...

Por otra parte, Yugo solamente miraba por la ventana y alguna que otra vez, volteaba para ver a su pareja, quién se encontraba mirando fijamente la ventana y también algunas veces miraba a Yugo, cuando sus miradas coincidían, intentaban de todo para pasar desapercibidos, pero Elely ya estaba cansada de eso.

—¡DEJEN DE LANZARSE MIRADITAS DE ENAMORADOS CADA SEGUNDO!—grito la yopuka, sobresaltando a la pareja, Yugo evitó la mirada avergonzado, por qué al ser un adulto debía ser responsable con esas cosas.

Amalia frunció el ceño.

—Elely, sé que es confunso, pero no tendrías que gritarlo por todo el Mundo de los Doce.—pronuncio la sadida, quién quería ponerse más amorosa con Yugo, pero de forma discreta, ella a pesar de ser una princesa, no le gustaba ser el centro de atención cuando se trataba de ella y Yugo. Pero al final, suspiro cuando vio que Elely le saco la lengua, la sadida se cruzo de brazos y esta vez miró fijamente la ventana sin apartar la vista, pero algo hizo que lo hiciera, sintió un toque suave en su mano y cuando se dio cuenta, era Yugo tomando su mano bajo la mesa, la chica se sonrojo y se recostó en la mesa.

—¿Pasa algo Amalia?—pregunto Eva, preocupada.

—No, solo dormiré.—metio esa excusa y siguió sonriendo como tonta, sintiendo la mano de Yugo junto a la suya, Yugo también sonrió, mientras miraba hacia la ventana.

Zexlior, cuando el paisaje desde la ventana se le hacía más familiar sonrió con alegría y grito:—¡Hemos llegado!—Ruel aparco en un pueblo algo aislado, había bosque y las casas parecían muy modernas.

El Xelor, contento por volver a casa, bajo siendo el primero cuando la puerta del vehículo se abrió. La Hermandad del Tofu le siguió de cerca, mientras veían como todo el pueblo salía, en su mayoría todos eran Xelors, cosa que sorprendio a la Hermandad.

—¡Padre! ¡Padre!—grito el chico corriendo al susodicho hombre, quién era el jefe de todo ese pueblo. Era alto, de cabello canoso y una barba poco extensa.

—¡Zexlior, hijo mío!—grito el padre recibiendo a su hijo entre sus brazos. Pero su atención, cayó en la sadida del grupo, este señor se sorprendió por eso.—¿Una sadida? Espera, ¿es la princesa Amalia?—pregunto el Xelor.

—Si, soy la princesa Amalia Sheran Sharm. Estoy aquí, para ayudarles.—pronuncio la chica morena, todos en el pueblo se mostraron confundidos, unos alegres, por qué iba a acabar con el monstruo.

—Oh, perdona nuestros modales. Mi nombre es Leorxus, permítanme que les guíe a nuestro hogar.—pronuncio el hombre mayor, quién con una sonrisa comenzó a caminar seguido por todos, hasta que paro y giro su cabeza hacia su hijo.—Cierto, Gixniella te está esperando, te aconsejo que no hagas esperar a una mujer, hijo mío.—agrego él.

—¡¿Gixniella?! ¡Perdóneme, Hermandad del Tofu! ¡Regresaré pronto!—y así como dijo, se fue corriendo.

—Bueno, por aquí por favor.—pronuncio el señor Leorxus, quién ya acababa de abrir la puerta de lo que parecía ser su casa.

Adamai y Yugo antes de entrar sintieron algo extraño, fueron más rápidos en percibirlo que el resto de sus amigos. Confundidos se miraron, el presentimiento que Adamai tenía se estaba haciendo más intenso.

Algo malo iba a pasar, eso le creo una expectativa muy mala, Adamai ya se estaba esperando lo peor.

Yugo también, miró de reojo hacia el bosque con cautela, sintió algo, tal vez familiar, pero fue una sensación terrible.

Todos entraron en la morada del señor Leorxus, quién con una sonrisa, les mostró los asientos, para que se sentarán.

—Les traeré algo, para tomar.—pronuncio el hombre de avanzada edad, quién se marchó hacia la cocina.

Obviamente, había que ser hospitalario con sus invitados y más con una princesa, como lo era Amalia, pues ahí, esperaron la Hermandad del Tofu, Yugo miraba a la ventana, pero sin querer levantar sospechas, Adamai siempre se mantenía alejado de la plática, así que él si miraba fijamente hacia allá, hacia el horizonte, él cual era solamente árboles y más árboles.

—Perdón por la tardanza.—pronuncio el hombre, llegando con las bebidas antes mencionadas.—Bien, les contaré cómo pasó todo.—Leorxus procedió a tomar un poco de esa sopa, que era tibia, esto confundio un poco a Amalia, aún no estaban en temporada de frío.—Esto tomará un tiempo, espero que escuchen hasta el final.—aviso él, con una mirada melancólica.

Parece que no se trataba de la simple historia de "un monstruo aparece y destruye los cultivos".

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora