Capitulo 46: Cire Momore, la armadura viviente.

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El grupo se encontraba aún caminado a paso constante, pero estaban en guardia por si alguna criatura aparecía para atacar.

Todo era silencioso y oscuro en esa parte de la Isla Maldita, parecía como si el Sol no le gustaba visitar esta parte, por qué todo se encontraba a oscuras, por suerte el grupo contaba con antorchas para iluminar el camino, como también contaban con la luz que emitía el traje Steam de Frida.

De pronto se oyó un ruido extraño que hizo que el grupo parará, Eva se mantuvo quita buscando de donde provenía el ruido.

—No fue nada, continuemos.—dijo la ocra cuando el extraño ruido desapareció de repente, eso significaba que cualquier criatura que hubiera hecho eso se encontraba lejos de ellos.

El grupo siguió caminando, Flopin y Elely se acercaban más a su madre, apesar de la luz poca que había, estar tan a oscuras le provocaba un poco de miedo, no por los monstruos sino de separarse del grupo.

Mientras tanto, Cleofé, Tristepin y Rubilax se encontraban aún corriendo con el dragopavo.

—¡Mira, ya casi estamos llegando a Astrub! Desde ahí podemos tomar un barco.—dijo la ocra con una sonrisa.

Pinpan que parecía muerto se levantó al oír esto, ¡ya estaban llegando por fin!
Cleofé con una sonrisa visualizó la Ciudad de Astrub, la cual impuso un sentimiento de satisfacción en todos los viajeros montados en el dragopavo.

—Ahora solo debemos ir a puerto y encontrar un barco.—dijo la ocra mientras bajaba la velocidad del dragopavo.

Pinpan sonrió emocionado.

—¡Vamos!—grito él con felicidad.

Cleofé sonrió, pero su sonrisa no se mantuvo mucho, ¿cómo sería ver a su hermana denuevo?

Aunque seguro la regañaria por fugarse otra vez del cuartel, pero a ella no le importaba, en cambio le emocionaba ver denuevo a su hermana y a sus sobrinos.

—Oye, ¿que sucede?—pregunto Pinpan preocupado al verla con un semblante tan pensativo.

—Nada, solamente estoy nerviosa por ver denuevo a Eva.—dijo la ocra con una sonrisa.

—¡Seguro Eva se emociona por verte, Cleofé! Ya quiero verla.—hablo el yopuka mientras una sonrisa boba se esparcía por su cara.

Cleofé se mostró sorprendida por esto, pero sonrió, le gustaba saber que alguien como Pinpan era el esposo de querida hermana.

—Bueno, ¿que estamos esperando? ¿Una invitación?—el momento ameno terminó cuando Rubilax quiso hablar.

Cleofé lo miro con mala cara, pero detuvo al dragopavo en el muelle, los impotentes barcos se veían desde ahí, todos en filas amarrados al muelle.

Ahora era el momento de buscar cual embarcar y continuar su viaje.

En lo profundo, atravesando malezas y plantas, se encontraba el grupo conformado por el rey Adale, se podía oír los pasos pesados del gran traje Steam sacudir la tierra suavemente, los demás, con mucha preocupación daban cada paso, siendo lo más precavidos que podían ser.

—Por aquí, esta es la cueva donde dicen que Cire Momore está.—dijo Ciross y comenzó a guiar al grupo por el lugar.

—No se alejen de mi, niños.—dijo Eva, mientras sostenía entre sus manos con fuerza su preciado arco.

Flopin hizo lo mismo y se mantuvo concentrado con su ballesta, Elely se mantenía en una pose de defensa, levantando su guantelete, que era algo grande en comparación con su otra mano. El rey no parecía preocupado, ya que Frida se mantenía enfrente de él para protegerlo de cualquier peligro. El General también estaba ahí, pero el cargaba unas espadas en ambos lados de su armadura, él se encontraba enfrente de Elena y Tinta Negra. Ciross por su parte estaba con su lanza, haciendo renombre a su título de forjalanza.

Se podía oír como el agua goteaba de las estalactitas, en lo alto del techo de la cueva, en el fondo se podían ver las estalagmitas, parecían tan filosas que era posible quedar empalado si caías sobre ellas. Y a su vez estaban algunas tan unidas que imposibilitaba el paso del grupo, todos continuaron su camino, siendo iluminados únicamente por la escasa luz que poseían. Por suerte, la luz iluminaba lo suficiente al estar ellos dentro de una cueva, haciendo más fácil la caminata.

Cuando Ciross paro, Eva, quién se encontraba con los niños atrás de él se mostró confundida ante la acción del forjalanza, pero cuando ella desvío su atención a lo que él estaba viendo, sus ojos se abrieron profundamente.

Ahí...

Estaba Cire Momore, la armadura viviente, con una vela iluminando el lugar de una cálida luz violeta. Todo el grupo vio esto y se dieron cuenta que por su presencia tal vez fue que él apareció, no estaban del todo seguro.

Pero sin duda Cire Momore era como los rumores decían, un aura de misterio y terror inundo el lugar, como si tus instintos más primitivos te dijeran que apesar de corres no llegarías muy lejos.

Era como estar enfrente de un gran oso y no saber que hacer cuando él se haya levantado, o eso fue lo que recordó Eva al verlo, le recordó a su primer miedo, cuando era pequeña y era una pequeña ocra que había salido con el grupo de caza.

—¿Es... él...? ¿Cire Momore?—pregunto con un susurro Tinta Negra, con una sorpresa en todo su rostro.

—Si, es él.—respondio Ciross, apretando más la empuñadura de su lanza.

La armadura Cire Momore atrapaba toda la luz en ese negruzco azabache que poseía, la vela que se podía apreciar en su casco y que poseía un brillo tan violacio, hacia que la escena que estaban presenciando fuera tan gloriosa como aterradora.

Todos parecían tan cautivados por Cire Momore, que nisiquiera se pusieron a mirar el tesoro del mismo.

Aún ninguno podía creer que esa armadura que sostenía una enorme espada, estuviera viva...

Era algo... ¿magnifico?

Nisiquiera las palabras podían describir la sensación de este preciso momento...

—¡¿Puedo darle el primer golpe, mamá?!—grito Elely sin una pizca de temor, más bien parecía emocionada por comenzar batalla con una criatura tan legendaria.

Eva salió de su asombro y fue a mirar a su hija, quién le sonreía con una deslumbrante sonrisa. Eva le sonrió en respuesta.

—Bien, vamos a derrotarlo, ¿entendido?—dijo Eva, levantando más su arco.

—¡Si!—todos respondieron con afirmación.

La batalla por el tesoro de Cire Momore estaba por comenzar...

Mientras que en otro lugar, Cleofé, Pinpan y Rubilax estaban teniendo un pequeño problema por mar.

Ya tenían barco y todo pero...

—¡Esta es una estafa de ustedes! ¡¿Verdad, Tymadores?! ¡Pensaban robarnos nuestro dinero en mar y lanzar nuestros cuerpos por la borda!—grito Cleofé con rabia.

—¡No se por que pero quería que terminará así!—grito contento Pinpan.

—No se por qué pero sabría que dirías eso...—murmuro Rubilax convertido en espada.

Cleofé suspiro.

—¡¿Cómo no lo vi venir?! ¡900 kamas por un viaje es muy bueno para ser verdad!—grito la ocra enojada.

Sin duda la suerte no estaba con ellos, aunque para Pinpan eso sí era una suerte muy bien recibida por parte de él.

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora