Todos no podían creer la alegría que sentían. Evangelyne no podía ser más feliz que en este momento, con una enorme sonrisa abrazo a Pinpan.
—¿¡Por qué te fuiste, tonto yopuka!?—grito furiosa la ocra, abrazando a Tristepin.
—¡Papá!—gritaron ambos niños entre lágrimas.
—¡¿No estoy soñando?!—grito Pinpan contentó.
—¡Te extrañe, idiota!—Eva sin poder contenerse comenzó a llorar en el hombro de su marido.
—Vaya, ¿no habrá un abrazo para mi?—pregunto Cleofé mirando con una sonrisa a la familia reunida.
Eva sin poder creerlo se separó un poco de Pinpan y llevo su mirada a su hermana pequeña.
—¿Cleofé...?—mumuro la ocra incrédula.
—¡MUY BONITO ENCUENTRO FAMILIAR, PERO AÚN HAY UN ASUNTO CON ESA COSA!—grito Frida, apuntando a la armadura viviente.
—¡Enserio es Cire Momore! ¡Es real!—grito Cleofé sorprendida.
—¿Eso es Cire Momore? Lo esperaba más... grande.—dijo Pinpan, un poco decepcionado.
—No es por ser cascarrabias, pero me gustaría saber por qué están luchando contra esa cosa.—pronuncio Rubilax.
—Ay, también te extrañé a ti, Ruby.—pronuncio con una sonrisa Eva.
—¡Vamos a darle muchos cabezazos, papá!—pronuncio Elely.
—¡Si! ¡Espera un segundo! ¡¿Tienen armaduras?! ¡Cielo, yo también quiero una!—grito Pinpan, saliendo al combate con su pequeña hija.
—Si, si, cariño, la tendrás.—pronuncio sonriente la ocra.—¿Estas listo, mi niño?—agrego ella, mirando a Flopin.
—¡Listo, mamá!—respondió él, sujetando su confiable ballesta.
—Ayudaré también.—dijo Cleofé.
Evangelyne la miro y asintió, estando de acuerdo.
Mientras tanto, Elena, Tinta Negra y el General se encontraban buscando entre los cofres de Cire Momore.
—Solamente hay kamas... y más kamas.—pronuncio el General cerrando un cofre con cansancio, ya habían revisado unos cuantos, pero aún no podían encontrar el dichoso Dofus.—Es más fácil estar saqueando un barco, que buscando un Dofus...—agrego él, soltando un suspiro en el proceso.
—¡Es verdad, nada es más gratificante que saquear! ¡Es lo que diría un pirata!—grito contento Tonta Negra, mientras salía de un montón de kamas y rubíes. Pero al saber que lo dijo el General, se mostró confundido.—Vaya, nunca espere oír eso de un soldado.—pronuncio el pulpo.
Elena también puso una cara confundida al oír esto. El General se mostró aterrado y sin querer soltó:—¡Por las barbas de Oktapodas!
Esto sorprendió a ambos piratas, pues era una frase que sin duda diría uno, esto hizo que Elena comenzará a desconfiar un poco más en el General, incluso nisiquiera podía confiar en él, pues nisiquiera podía ver su cara.
—¡Cómo sea, sigamos!—grito Tinta Negra, pero el General no se encontraba del todo cómodo, sentía que pronto padre e hija le harían un interrogatorio y esperaba que eso no pasaba. Todavía no se sentía listo de dar la cara.
Por otra parte, la familia Percedal y se encontraba luchando contra Cire Momore. Lamentablemente Frida había gastado todo el arsenal y se encontraba al lado del rey y de Ciross.
—¡Toma esto, cosa de hojalata!—grito Tristepin, usando a Rubilax para así cortar el casco de Cire Momore. Esto parecía haber funcionado, pero de repente el yelmo se volvió a unir al cuerpo de Cire Momore.
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La semilla de un Dios. [Wakfu]
RandomMuchos piensan que el Dios Sadida no tuvo un hijo, aparte del que nació del Dios Yopuka y Lacrima, su muñeca. Pero la historia que te contaré nadie, absolutamente nadie la conoce. Es una historia vieja, que era un simple rumor que se fue olvidando p...