Capítulo 55: El amor crea y el odio destruye.

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Wakfu y Stasis, las dos esencias más importantes de este mundo, la que dan origen al Krosmoz y a los propios Dioses de este mundo.

La Gran Diosa, madre de todos, quién junto al Gran Dragón, crearon el Krosmoz y a su vez, crearon a los selatrops y a sus hermanos gemelos, los dragones.

No había nada, pero gracias a ellos dos, pronto hubo todo, un gran huevo surgió y ese mismo huevo era el Krosmoz en sí, tan vacío y desolado que pronto sería llenado de cosas. Pues la Gran Diosa, pronto le enseñaría al Gran Dragón algo que era sumamente poderoso y que con él, se podía crear todo en sí.

Le enseñó amor y el Gran Dragón al corresponderlo, creo junto a ella, un enorme y vasto universo.

Específicamente hubo 3 danzas, para la creación de todo, donde la Gran Diosa y el Gran Dragón se unían y se amaban entre sí, de una forma tan apasionante que hizo que todo comenzara a surgir.

Pero... lo que muchos no sabían, es que de igual forma, la unión de ambos, puede provocar otro tipo de catástrofes.

Si no hubiera amor, nada se hubiese creado, pero a su vez debe existir la destrucción, un hermoso balance entre ellos.

Pero si el Wakfu y el Stasis son usados, con odio, podrían causar destrucción.

Por eso, los hijos de la Gran Diosa y el Gran Dragón siempre han tenido control en sus emociones y en sí mismos.

Destruir y masacrar, solamente los demonios deberían hacer eso, ¿verdad?

Pero todos pueden, todos pueden crear y destruir.

Yugo lo sabe, pero sabe que eso lo volvería igual que él, lo volvería un monstruo igual que Qilby.

¿Baltazar estaría feliz con eso?

¿Que pensaría Grougaloragran?

¿Su padre Alibert estaría contento al saber en lo que su hijo se convirtió?

¿Era correcto matar a Qilby...?

La cabeza de Yugo estaba llena de incógnitas, no sabía qué debía hacer, no sabía si era correcto matar a su hermano, lo cual haría que el Mundo de los Doce estuviera a salvo, pero eso lo volvería a un asesino.

Embarrarse las manos de sangre no era algo que él deseaba, pero elegir entre la destrucción o la salvación parecía ser algo muy fácil, o tal vez Qilby es quien se lo ponía fácil, al ser la clase de persona que era. Un maniático loco, que parecía que ya no le importaba nada, solamente quería más poder, para hacer lo que quisiera.

Mientras tanto Qilby se acercaba con su guadaña, usó un portal y se teletransportó hacia Yugo para en un rápido movimiento moverla en horizontal y hacerle daño en el torso a su hermano.

Yugo chasqueó la lengua enfurecido mientras tanto Qilby se reía de una manera malévola, le hacía gracia este enfrentamiento, no parecía muy preocupado de matar a su propio hermano o morir en las manos de él. Se veía incluso feliz en su propia mirada.

—¡POR POCO, YUGO!—grito este, al ver que su guadaña no le cortó.

Yugo se enfureció por cometer tal error, no era momento de pensar, debía tomar una decisión, apretó la empuñadura de su espada y fijo su vista en ella.

¿Para que aprendiste la invocación del Stasis? ¿Para que aprendiste a manejarlo? Obviamente, era para este momento, para darle un final a Qilby, para parar las muertes, para que por fin haya paz.

Lastimosamente los niños selatrops no verían esto...

Nisiquiera Amalia, quién pensó que estaría con él por mucho tiempo, pero se dio cuenta...

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora