Luego del banquete, Amalia le contó lo sucedido a su padre, también tuvo que contar sobre su relación con Yugo, pero bueno, ahora mismo, estaban reunidos todos, para discutir sobre cómo traerían a los niños de vuelta.
—¡Padre! ¡¿Se puede saber que haces?! ¡¿Cómo podremos alimentar a cientos de niños?!—grito Armand completamente furioso.
—Los sadidas siempre hemos sido hospitalarios, no dejaremos al joven Yugo en estas situaciones.—pronuncio el rey, con una sonrisa suave.
—Perdón, por interrumpirlos, pero, ¿que haremos con la situación de mi pueblo?—pregunto Zexlior, levantando la mano con un poco de nervios.
—No se preocupe, joven Zexlior. Yo, Amalia Sheran Sharm, hija del Rey Sheran Sharm, no dejaré a su pueblo de lado joven Zexlior.—pronuncio Amalia, con una sonrisa para tranquilizar al joven.
—No te preocupes, tu pueblo será el primero al que iremos en este viaje, mataremos al monstruo y buscaré información sobre el Selacubo.—dijo Yugo, completamente serio.
—¡Pero es una completa locura! ¡¿Dónde se quedarán esos niños?!—grito Armand, con el ceño fruncido.
—Haremos un lugar para ellos en nuestro bosque, así que no más quejas.—pronuncio el rey, mirando a su hijo con seriedad.
—Sus deseos son órdenes, padre.—pronuncio él y se fue, azotando la puerta.
La Hermandad del Tofu se acercó y sonrieron entre ellos.
—Parece que iremos a una nueva aventura, Pinpan.—dijo Yugo, con alegría.
—¡Si, será genial! ¡Ya verás!—grito el yopuka.
—¡Habrá peleas! ¡¿A que si?! ¡¿A que si?!—grito Elely completamente eufórica.
—¡Si, habrá muchas peleas, mi niña!—grito Pinpan, cargando a su hija entre sus brazos.
Evangelyne y su hijo, Flopin, solo sonrieron.
Amalia y Yugo se miraron, con una sonrisa, para luego acercar tímidamente sus manos, pero fueron interrumpidos, por Adamai.
—Sera difícil encontrar el Selacubo, Yugo. Incluso si eres bueno detectando el Wakfu.—pronuncio Adamai.
—No te preocupes, buscaremos información al respecto. Tal vez nos tome tiempo, pero seguro Baltazar estará bien, al igual que nuestro pueblo.—pronuncio Yugo, completamente positivo.
—Si, eso es un hecho. Pero hay que ser cautelosos Yugo, el Selacubo es muy poderoso, lo sabes perfectamente, ni se te ocurra usarlo. Sabes bien que Qilby está ahí adentro.—Yugo al oír ese nombre se sorprendió y los recuerdo le llegaron, Qilby...
El traidor de su pueblo, el selatrop que por una tontería, quiso masacrar a todo su pueblo. ¿Por qué razón? ¿Para ver otros mundos? ¿Para explorar? Tal vez, sin él, no hubiese conocido a Amalia en esta vida, pero...
Nunca podría perdonarle lo que hizo, nunca, aún así, no se sentía del todo bien haberlo encerrado en esa dimensión, pero era necesario, era necesario para proteger a su mundo adoptivo. Era necesario para proteger a los que ama, era sumamente necesario.
—Toma, Yugo.—el maestro Joris se acercó a él con una bolsa, todos confundidos miraron al maestro.
—Gracias, Joris.—pronuncio el muchacho, sosteniendo cuidadosamente la bolsa. Adamai confundido, la abrió y se sorprendió al ver lo que había dentro.
—¡YUGO!—grito iracundo, mirando a su hermano, con total seriedad.
—Adamai, te prometo que no los usaré. Nuestro pueblo volverá y también, creo que es hora que ellos también vuelvan.—pronuncio Yugo con una sonrisa.
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La semilla de un Dios. [Wakfu]
De TodoMuchos piensan que el Dios Sadida no tuvo un hijo, aparte del que nació del Dios Yopuka y Lacrima, su muñeca. Pero la historia que te contaré nadie, absolutamente nadie la conoce. Es una historia vieja, que era un simple rumor que se fue olvidando p...