El banquete, como dijo la princesa, sería hoy, por la noche, todos se estaban preparando para eso, Amalia se encontraba mirándose fijamente en su reflejo.
Y volvió a recordar esa noche, donde su corazón se hizo otra vez pedazos, ojalá no fuera así, ojalá ella pudiera estar junto a él, amarse sin ningún obstáculo, pero...
Ahora debía mirar a otro lugar, mirar a otra persona, pero...
¿A quién?
Se sentía tan perdida, tan sola en esto, una reina sin descendencia asegurada no reinaría por mucho tiempo, eso era un hecho, pero más por reinar, ella quería sentirse amada, quería sentirse...
—¿Princesa Amalia?—ella sorprendida alzó la vista y vio a Ermion, como también el cielo azul. Y fue ahí que recordó, estaba en los jardines, antes de ir a cambiarse para el banquete y usar ese vestido de novia...
Y todo por el tonto del diseñador, no podría cambiarlo, todos los vestidos que poseía en el castillos eran cambiados constante por sus sirvientes, quiénes les daban los vestidos de temporada que estaban a la moda y eso obviamente no eran para banquetes ceremoniales.
—Oh, joven Ermion, ¿qué lo trae por aquí?—pronuncio ella con una sonrisa algo débil.
—He visto que a estado algo distraída hoy desde que terminó sus tareas, ¿le pasa algo?—pregunto el sadida preocupado.
Amalia solo suspiro.
—No es nada, solo cansancio, joven Ermion.—comunico ella con una sonrisa más creíble.
—¡Por favor, deje las formalidades! No es justo que yo sea el único que no las use.—dijo Ermion, ya que Amalia le ordenó que no lo hiciera, por qué al final de cuentas, él era un pretendiente, no un sirviente ahora.
—¡Oh, tiene razón! Qué tonto de mi parte, lo lamento.—se disculpó ella, sacándole una tímida sonrisa al sadida, él cual se sentó al lado de la princesa.
—No se preocupe, veo que cuando está cansada o preocupada viene aquí... Sin duda es un lugar muy tranquilo y relajante.—comento el muchacho.
—Si, lo es, Eva también me lo comento, creo que luego de un tiempo se volvió un sitio muy tranquilo, ya que así lo quise.—dijo ella, Ermion mostró un rostro interesado por lo que acaba de oír.
—¿Así lo quiso? ¿Por qué aquí está la estatua del señor Tristepin Percedal?—pregunto él.
—Si, aunque Pinpan volvió, creí que sería mejor proteger su estatua, lo hice más por Eva que por él—a esto, Amalia suelta una risa suave.—, pero nunca se sabe que puede pasar con los niños jugando, por eso convertí esta área en un jardín privado, se puede entrar, pero con permiso previo.—agrego ella.
—¡Ah, lo siento, no pedí ningún permiso!—revelo preocupado Ermion.
Amalia rió divertida por lo que dijo.
—No te preocupes, no te voy a echar, puedes quedarte. Eres muy divertido, Ermion.—pronuncio Amalia.
—E-Esa no era mi intención.—dijo el avergonzado.
Amalia rió más fuerte por esto.
—Oh, ahora que está aquí, me gustaría hablar sobre las ideas que tuvo para mejorar la vigilancia, si es que no le molesta conversar un poco conmigo.—Ermion abrió los ojos maravillado por la propuesta, sin duda quería quedarse más al lado de la chica.
—¡Sería un placer, nunca espere que la princesa viera una simple propuesta!—grito él contento.
—No era una simple propuesta para nada, fue interesante y muy práctica, Ermion. Lo hemos hecho como usted lo propuso y ahora nuestra seguridad a mejorado bastante, por suerte solo hay avistamiento de animales, pero tenía razón en que ese era nuestro punto ciego.—Ermion estaba completamente sonrojado, nunca fue bueno con los halagos y ahora menos, que eran pronunciado por su amor unilateral de tantos años.
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La semilla de un Dios. [Wakfu]
DiversosMuchos piensan que el Dios Sadida no tuvo un hijo, aparte del que nació del Dios Yopuka y Lacrima, su muñeca. Pero la historia que te contaré nadie, absolutamente nadie la conoce. Es una historia vieja, que era un simple rumor que se fue olvidando p...