Capítulo 19: El pueblo desesperado. (3)

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Cuando ya era de día, todo se despertaron, decididos de comenzar el viaje, Ruel se trono los huesos de su viejo cuerpo y pronunció:—Ya no tengo edad para esto.—escucho como su querida mujer se reía en su cara.

—Oh, vamos Ruel. No te hagas el viejo ahora.—pronuncio Arpagona, sabiendo que la razón por la que él no quería salir, era por qué hacía frío y estaba nevando.

El viejo anutrof suspiro, sabiendo que no podría salirse con la suya.

Amalia decidida se colocó los guantes junto a una bufanda, mientras Yugo, se encontraba mirando fijamente por la ventana, o eso seguiría haciendo hasta que Adamai se sentó al lado suyo.

—Yo me quedaré con los Dofus.—pronuncio el dragón, sorprendiendo al selatrop.

—¿Que? Pero Ad-

—Se lo que dije y confío en ti, hermano. Pero en este momento, tengo un mal presentimiento, no sabemos que hay en ese bosque y pienso que ahora mismo tu mente estaría más enfocada en preocuparse por Amalia y no en los Dofus.—expuso Adamai, sonrojando al selatrop.

—Veo que soy muy obvio, está bien. Confío en ti, Ad. Cuida a los Dofus por mi.—pronuncio el selatrop entregándole la mochila con los Dofus Selatrops adentro.

—Bien, vámonos.—pronuncio la princesa.

—Tengan mucho cuidado, Hermandad del Tofu.—pronuncio Zexlior junto a su padre, era mejor que ellos se quedarán aquí.

—¡Gracias por la hospitalidad! Haremos todo lo posible.—pronuncio Yugo con una enorme sonrisa.

Toda la Hermandad del Tofu comenzó a caminar adentrándose en el bosque, había una sensación rara en el aire, Amalia podía sentirlo con mayor intensidad, los árboles...

Podía oír a los árboles, sentir algo que la dejaba confundida. Una espesa niebla comenzó a invadir el bosque, haciendo que todos se separarán. Yugo preocupado miraba hacia lo lados.

—¡CHICOS! ¡¿DONDE ESTÁN?!—grito él, pero nadie le respondió y no podía ver con toda esa niebla.

—¿Arpagona? ¿Estás ahí?—pregunto Ruel, buscando a la anutrof.

—¿Ruel? No te veo.—pronuncio la mujer, tratando de buscarlo.

Definitivamente, todos estaban perdidos.

Amalia, miraba confundida a los lados.

—¿Debería seguir?—se pregunto ella, la niebla no parecía querer irse, suspiro y comenzó a caminar, por suerte, los árboles la podían guiar hacia la criatura, pero lamentablemente no a sus amigos. Era raro, pero según los árboles, esa criatura permanecía inmóvil la mayoría de las veces.

Adamai tampoco quería quedarse como bobo esperando, debía encontrar una salida de la niebla, fue así que comenzó a caminar.

—¡EVAAAAAA! ¡ELELY! ¡FLOPIN! ¡NIÑOS! ¡¿DONDE ESTÁN?!—gritaba Pinpan, completamente preocupado.

—Este yopuka, ¡tranquilízate primero!—grito Rubilax, cansado de que el yopuka se estuviera pegando con todos los árboles del bosque.

—¡EVAAAAAAAAAAA!—grito fuertemente, entrando más en pánico.

—No se alejen de mi, niños.—pronuncio Eva, sosteniendo a Flopin y a Elely, mientras Elely cargaba a Pin.

—Mamá, ¿donde está papá?—pregunto Flopin completamente preocupado.

—¡Tranquilízate, llorica! ¡Papá es fuerte, seguro está peleando ahora mismo contra ese monstruo!—grito Elely completamente llena de admiración hacia su padre.

Adamai siguió caminando, hasta que asombrado y confundido, vio lo que parecía ser el Selacubo. ¿Que? ¿Enserio sus ojos no le engañaban?

Confundido, se acercó a él, tocándolo con la punta del dedo.

Fue ahí, que cayó en la trampa, ya no estaba en ese bosque, había caído en...

—¡AAAAAAAAAAAAAH!—grito Ruel cuando de sorpresa, había visto a Arpagona, si, después que la mujer le diera semejante susto.—¡Por Dios mujer! ¡Ya no tengo edad! ¡¿Quieres darme un infarto o qué?!—grito él, completamente enojado.

Hasta que, como si fuera un milagro, la niebla comenzó a despejarse, dejando ver el camino, todos giraron, hacia donde estaba Amalia.

Yugo con una sonrisa suspiro al verlos a todos.

Pinpan corrió como loco hacia donde estaba Eva y la abrazo fuertemente, llevándose de paso a los niños también.

—Ya encontré a la bestia.—pronuncio Amalia, señalando a un arácnido dormitando, parecía tener algo al lado suyo.

—Es un Dofus, pero no es de dragón.—pronuncio Eva, completamente impactada.

Después de todo, hay Dofus que pueden otorgar poderes y no vienen de dragones, aunque no son tan poderosos como los de dragones.

—Por eso a los aldeanos se les hacía difícil, un monstruo tan complicado como un arácnido de estas montañas, más un Dofus, crea a una bestia algo difícil de matar.—pronuncio Amalia.

—¿Podrás con ella?—pregunto Yugo, mirando fijamente a la chica.

Amalia sonrió con confianza.

—Si, con estas semillas podré hacerlo.—respondio ella, sosteniendo a su muñeca, la cual se comió las semillas que había en su otra mano. Sin esperarlo, el arácnido se despertó y comenzó a sacar zarzas del suelo, Pinpan protegía a sus niños cortando las zarzas puntiagudas, mientras Yugo esquivaba sus movimientos.

—Bien, ¿cuál es el plan, Amalia?—pregunto Yugo, sin esperarlo, el arácnido hizo un camino difícil de zarzas, nadie podría pasar por ahí, era una fortaleza grande de zarzas muy fuertes.

—Tendre que dejarte la muñeca a ti, eres el único que puede llegar hasta el arácnido. Cuando la muñeca este ahí, ella dejará crecer el árbol y destruirá al arácnido.—respondio la princesa, entregandole la muñeca entre las manos a Yugo.

—De acuerdo.—Yugo miró hacia todos, pero no quería decirlo ahora mismo, ya que estaban en una pelea. Pero... aún así su cabeza seguía preguntándose.

¿Donde está Ad?

—¿Yugo?—solto Amalia confundida, este asintió y alejó ese pensamiento de él, luego se preocuparía más a fondo, ahora tocaba deshacerse del monstruo. Y así lo hizo, uso sus portales para poder llegar hasta el arácnido.

—¡Oye, árbol maloliente! ¡Ten, un regalito!—grito el chico, tirándole la muñeca, que el árbol terminó atrapando, para luego ver como un extraño árbol comenzaba a crecer dentro de la muñeca, hasta que esta exploto devorando al arácnido y en su lugar, creció un hermoso árbol más.

Yugo uso un portal para volver donde estaban todos.

—Bueno, ese problema fue solucionado.—dijo Amalia con alegría, pero algo cansada, hacer esas semillas parásitas la gasto un poco, además que tuvo que hacer zarzas para protegerse e invocar a una muñeca más grande para devorar a ese gran arácnido.

—Si, pero, ¿donde está Adamai?—solto Ruel, la preocupación que más tormento a Yugo luego que la neblina se fuera y todos se reencontrarán. O mejor dicho, casi todos.

Lo peor era, que nadie tenía una respuesta para eso.

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora