Capitulo 29: Dulces sueños.

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Era un nuevo día, en la casa de los Percedal, Elely fue la primera de la familia en despertarse como siempre. Emocionada se bajó de su cama, para como todas las mañanas despertar a su padre con...

—¡Pelea matutina!—grito la yopuka lanzándose arriba de su progenitor.

Este soltó un grito de dolor seco, pues no salió nada apesar de tener la boca abierta. En shock, se enderezó y sonrió al ver a su yopukita, con una sonrisa comenzó a hacerle cosquillas a la menor y así comenzar la "batalla", Eva, quién también se despertó por el jaleo, tuvo que darle un buen coscorrón a ambos para que dejarán de gritar a esta hora.

—Mamá, Pin tiene hambre.—dijo Flopin, quién cargaba a su hermano de un año, ahora ya Pin comía comidas sólidas al igual que la familia y por alguna razón, él era el único que soportaba la sopa de mamá.

—Ay, ¡vengan acá!—grito Pinpan, quién tomo a todos entre sus brazos y les dio un gran abrazo mañanero.

—¡Buenos días, papá!—gritaron los niños a la vez.

¡Buepo díap!—grito el niño con una sonrisa, llenando de ternura a todos.

Pinpan con una sonrisa beso los cachetes de sus hijos y los dejo en el suelo.

—Ayuden a poner la mesa, mamá y papá ya van.—dijo la ocra con una sonrisa, para después darle un beso en los labios a su esposo.—Buenos días, cariño.—agrego ella.

—Buenos días, Eva.—correspondio él con una sonrisa bobalicona.

Los dos adultos se levantaron de la cama y fueron al comedor, donde sus tres hijos estaban con una sonrisa, la mesa estaba con cubiertos para todos, eran 5 platos con sus respectivos tenedores, cuchillos y cucharas.

—Bien, hoy haré algo nuevo. Usaré la carne de jalato que conseguimos.—pronuncio Eva con una sonrisa grande.

—Mamá, ¿vamos a ir a visitar al tío Yugo?—pregunto Flopin mientras comía su arroz.

—Claro, podemos usar el portal Zaap, cielo.—respondio Eva con una sonrisa.

—¡Tendremos una pelea con el tío Yugo!—grito Elely con una enorme sonrisa.

—¡SI!—Eva miró con sorpresa como Flopin también se unía, incluso su pequeño angelito, Pin.

Sin duda los genes yopuka no se van, ¿cierto?

—Bien, bien, tendrán su pelea. Pero primero, a comerse los vegetales.—pronuncio Eva, Elely fue la primera en poner una mueca de asco, pero Flopin si se los comió sin oposición.

—Niñito de mamá.—escupio la yopuka, quién también tuvo que comerse los vegetales. Pero ella... digamos que se tomó su debido tiempo.

Pero sin esperarlo, un gran temblor azotó todo, Eva confundida y aterrada miró hacia atrás de ella.

—¿Que fue eso, Eva?—pregunto Pinpan, con preocupación, protegiendo a sus hijos en un abrazo, donde también estaba Eva incluida.

—No lo sé...—murmuro la ocra.—Pero tengo un mal presentimiento, Pinpan.—pronuncio la mujer, un tanto aterrada.

—No te preocupes. Parece que ya paro.—pronuncio Pinpan con una sonrisa.—¿Que les parece si vamos a hacerle esa visita a Yugo?—agrego Pinpan con una sonrisa.

Eva podría estar renuente, pero para sorpresa de todos no se opuso apesar de lo que ocurrió anteriormente. Algo le decía que tenía que estar ahí.

La familia se preparó y cruzó el portal Zaap, quedando enfrente del escudo protector que había, era como un domo de protección y también invisibilidad, el cual había puesto Baltazar. El pueblo selatrop quedaba no tan relativamente cerca del pueblo Sadida, muchos kilómetros lo separaban, aunque los portales Zaap ayudaban mucho, bueno, aunque Yugo no los necesitará tanto. Nisiquiera el pueblo los necesitaba, era más bien para invitados, aunque los niños selatrops no tenían otro sitio que conocían, solamente el Reino selatrop y el Reino Sadida era lo único que conocían. Yugo intentaba convencer poco a poco a Baltazar para que los selatrops pudieran también conocer más cosas, pero todo a su debido tiempo.

Parece que todo estaba bien, ahora solo quedaba encontrar a Yugo.

—¡Yugo!—gritaron Flopin y Elely al encontrar a su tío, este con una sonrisa recibió el ataque-abrazo de los mocosos, aunque terminó en el suelo.

—También me alegro de verlos, Elely, Flopin y Pin.—dijo el hombre con una enorme sonrisa en su rostro.

—¡Yugo no vas a creer, paso algo an-!—Elely le iba a contar lo ocurrido anteriormente, pero denuevo hubo otro temblor. Eva se asustó y miro hacia donde parecía provenir eso.

—Esta ocurriendo otra vez.—dijo Eva, totalmente confundida.

—Eso parece venir del Reino Sadida.—pronuncio Baltazar, Yugo se aterró cuando dijo eso. ¿Reino Sadida? ¡Obviamente Amalia estaba en peligro!

—¡Tenemos que ir ahora mismo!—grito Yugo, creando un portal al momento.

La familia Percedal sabía que esto les sentaría mal, pero era un dolor de estómago o Amalia y obviamente Amalia era más importante. Baltazar también paso por el portal junto a la familia, entrando Yugo de último.

Eva grito horrorizada, Flopin quiso sentirse valiente y consolar a su madre pero estaba en shock, no podía creer lo que estaba ocurriendo. Yugo no lo pensó dos veces y salió corriendo en busca de Amalia.

—¡AMALIA!—grito Yugo.

Todo el pueblo Sadida estaba en llamas, los arboles morían, gente moría, no, mejor dicho, ya estaban muertos...

—¡AMALIA!—un grito más desgarrador salió de su garganta, no podía...

No podía imaginar que esto estaba ocurriendo.

—Quédense aquí, trataré de parar a esa cosa.—pronuncio Baltazar tomando una forma más humanoide.

Pinpan iba a acompañarlo, pero Baltazar se lo impidió.

—Como padre y esposo tu deber está aquí. Yo me haré cargo.—dijo el dragón, sin esperar una respuesta, siguió caminando. Ahí encontró lo que más temía de ver...

Esa maldita cosa ya había llegado al Mundo de los Doce. Sin pensarlo, Baltazar entro hacia ese lugar, esperando lo peor, pero no le importaba, trataría de pararla.

Por este futuro que ahora Yugo les había dado a los selatrops, por un futuro en donde ahora podían estar en coexistencia con otros...

—¡AMALIA!—grito Yugo, por fin la había encontrado, está se encontraba llorando a mares mientras veía horrorizada hacia el cielo.

—¿Yugo...?—pronuncio ella.

Para Yugo fue en cámara muy lenta, veía como ella, poco a poco caía al suelo y de un momento a otro, cuando sus manos sostuvieron su cuerpo, es como si el tiempo hubiese vuelto a la normalidad. Ella respiraba, pero con tanta... con tanta dificultad.

—I-Intentamos proteger al Árbol de la Vida. Pero..., todo se ha ido...—murmuraba ella con dificultad entre lágrimas.—Puedo oírlos Yugo, puedo sentir como todo muere... Como yo muero.—al oír eso, Yugo no pudo procesar más nada, sus lágrimas comenzaron a caer con agonía.

—¡No! No digas eso... ¡No! ¡Te pondrás bien, lo sé!—grito él, pero... ¿Por qué se sentía como una mentira?—Vas a estar bien, vas a estar bien, Amalia.—sus lágrimas no dejaban de salir.

—T-Tengo sueño, Yugo.—dijo ella, con una voz más débil.—Descansaré un poco...—solto, tan débilmente, que casi ni podía oírla.

—Amalia...—pronuncio abatido, entre lágrimas.

—P-Perdóname, Yugo. No podré cumplir nuestra promesa.—dijo la sadida mientras intentaba levantar su mano, pero sus fuerzas fallaban, Yugo la sostuvo antes de que cayera al suelo.—Te amo, ¿si? Eso es lo único que puedo d-dejarte.—pronuncio ella con una sonrisa débil.

—Yo también te amo.—dijo Yugo, con el más desgarrador dolor que pudo sentir en su vida.—Dulces sueños.—le susurro tiernamente en su oreja, como si fuera un arrullo.

Y como si ella fuera la última hoja de un árbol... terminó cayendo, muerta, en el frío suelo.

La semilla de un Dios. [Wakfu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora