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Quisiera poder decir que estaba siendo una tarde increíble junto a la única persona que realmente aprecio, pero Aegon apareció acabando con cualquier tranquilidad.

-¿Quien de los dos es el más tonto? ¿O es qué están aquí después de una revolcada magnifica? ¡Felicidades!

-¿Podrías irte a la mierda, por favor? -el tono dulce mezclado con el sarcasmo en la voz de Alenah me causa diversión.

-¿De dónde has sacado ese lenguaje, mi hermosa Lady? -solté un leve gruñido por el apodo- Por ese mal humor intuyo que mi hermano aún no te ha tocado un solo pelo.

Alenah se levantó enfadada para comenzar a golpearlo y darle unas bofetadas mientras yo veía todo con una expresión divertida.

Aegon logró zafarse sin tener que devolverle ningún golpe, estando yo allí, no tenía otra opción.

-¿Le tienes miedo al sexo? No es tan malo, unas lloran mas que otras pero luego es divertido.

-No, no le tengo miedo al sexo, idiota. Solo creo que es algo especial y que debo entregárselo a mi esposo, no a cualquier fulano.

-Eres tan sentimental. Yo creo que eres una miedosa, seguro crees que hay un monstruo entre nuestras piernas o algo maligno, tranquila, solo es un juguete muy divertido.

-Eres tan asqueroso. No puedo creer que tu madre tuviera tan poco corazón para hacer que Haelena sea tu esposa.

Aegon ignoró por completo lo que dijo y siguió: -Ya que te empeñas en mostrarte tan ruda y valiente, acompáñame a una casa de placer, allí podrás hacer lo que quieras sin culpas o restricciones. Nadie lo sabrá.

-No voy a seguir tus juegos.

-Cobarde.

-¡Que no lo soy! -parecía querer explotar.

-No es algo que hayas demostrado -río por lo bajo- Vamos, será divertido y podrás sacar toda esa frustración, hasta podría dejar que me golpees otra vez si eso te hace feliz. ¿O quieres seguir siendo una princesita cobarde, escondida en el castillo esperando el día que alguien te coja? Te aseguro que no será algo magnífico.

Alenah permaneció en silencio, tenia los puños apretados y el rostro algo rojizo producto del enfado, se notaba a leguas que quería gritarle a la cara que no era una niña cobarde, pero para Aegon no había demostración alguna.

-¡Iremos!

Eso me dejó sorprendido y a la vez con una sensación extraña en el pecho. Tenia algo atorado en la garganta. No quería que lo hiciera.

-¿Qué? Alenah no tienes q... -me interrumpió.

-No. Si lo voy a hacer, me llevarás a ese sitio y voy a demostrarte como no tengo miedo a lo que un día tendré que responder.

-Vamos a ver si tantas agallas tienes. -Aegon se mordió el labio

La imagen de él con sus manos sobre la piel de Alenah me daba asco.

-Vamos, ya que tanto insistes. Quizá por alguna gracia de los dioses te deje tocarme o hasta cojerme como tanto insinúas querer. -la burla estaba presente en su voz. En el momento que dijo esas tonterías tuve ganas de confrontarla y hacer que se arrepienta de haberlo dicho.

Sabía que nunca en su sano juicio se dejaría de Aegon, pero que lo haya dicho solo aumentaba la esperanza de mi hermano y estaba seguro que realmente lo creía.

¿Por qué Alenah se deja llevar de él y acepta ir a un burdel? No deseaba verla con nadie más, me volvería loco y no quedaría nadie en una sola pieza dentro de ese lugar.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora