La Loba y el Dragón 4

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Quería despedir al príncipe Daemon antes de que partiera a su hogar con las noticias, pero al llegar a dónde se encuentra, me choco con una desagradable conversación entre él y su sobrino.

Así que permanezco escondida detrás de la pared como lo haría cualquier chismoso y es que no encontraba manera de interrumpir hasta que se me menciona.

Mi corazón late con fuerza y amenaza con salirse de su lugar.

—El favorito de la reina —dice el príncipe Daemon con burla—. Bueno, a diferencia de esta gente prefiero decir que eres la mascota de la reina.

—¿Celoso de no tener su cortesía, tío? Es una pena que no puedas conseguir la atención de una buena mujer y no de zorras y putas. Que de hecho es lo que siempre consigues —se ríe con gracia.

Que horror y que desagradable escuchar tal conversación.

Pienso en lo que había dicho, el favorito de la reina. El pueblo no tardó nada en comenzar con sus murmullos.

Que yo no me entere de quién ha sido el primero, lo mandaré a cosechar y sembrar a plena mañana, desnudo. Será un buen castigo.

Me doy cuenta de que la conversación sigue y no puedo permitir tantas blasfemias.

—¡Oigan! En su casa pueden hablar como les plazca, pero no aquí. No permitiré tantos insultos y mucho menos burlas a mi persona por suposiciones. —Ambos hombres me mirar con sorpresa, aunque pronto lo disimulan y pasan a otra expresión.

—Espero me disculpe, mi reina. No volverá a suceder —el príncipe Daemon sigue mirándome y puedo ver un destello de burla en su mirada, me irrita— Mi sobrino eligió un mal momento para molestarme.

—Y usted le responde ¿Acaso tiene doce años? —Las palabras caen como un impacto en sus casa, es gracioso.

Nunca había enfrentado a un dragón.

El principe parece haberse quedado sin habla o es que está reteniendo todo tipo de comentarios. A sus casi cincuenta años lo han llamado inmaduro.

Aemond por su parte, intenta retener una sonrisa.

—Esperemos que no se vuelva a repetir, de lo contrario no tendré problemas de probar lengua de dragón cómo aperitivo. —Les doy una última mirada amenazadora, o al menos lo intento después de ver sus expresiones. —Espero tenga un buen viaje, principe Daemon. Lo estaremos esperando.

Me doy la vuelta y me largo de allí.

La mirada del principe Aemond me inquieta y no de una forma desagradable.

Creo que está haciendo algo conmigo y no puedo entender que es.

‹....›

Han pasado días desde que el príncipe Daemon abandonó Winterfell y aún no tengo noticias. Quizá una carta esté en camino.

Mi relación con el príncipe Aemond es un tanto extraña o al menos lo siento así desde aquel incómodo momento donde los regañé como a dos niños. En verdad no pretendía hablarles así, solo me sentí insultada.

Tampoco me gustó el hecho de que el príncipe Daemon llamara mascota a Aemond, fue muy absurdo y extremadamente ofensivo. Por eso mi ataque fue más para él que para alguien más.

Pero aún así no me atrevo a mirarlo por mucho o hablar con él más de lo necesario, no se que es lo que piensa.

Aunque sigue aquí, soy conciente de que perfectamente puede volver a Kingslanding, pero permanece en el Norte.

Ahora, estamos de camino a una nueva incursión.

Caminamos por un sendero seguro que nos lleva muy cerca de las cuevas y refugios.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora