Despierto temprano en la mañana. Me doy un fresco baño, elijo un lindo vestido con ayuda de mis damas y me arreglan el cabello. Pongo un poco de pigmento rosa en mis labios y mejillas, algo de colonia y estoy lista.
Pierdo un poco el tiempo con las chicas antes de ir a desayunar con las familias.
―¿Creen que Aemond se fije en como luzco? ―Las chicas chillan emocionadas.
―Lo hará, estás preciosa ―responde Zeline.
―Pero te verías aún mejor si mostraras un poco más los pechos ―dice la otra, intenta poner sus manos sobre mi. Seguramente para levantar mis pechos u ajustar el corsé mejor.
―Apenas es el desayuno y segundo, mis vestidos son muy bonitos y jamás he mostrado demás. Me siento cómoda con ellos y no me apetece.
―Seguro quieres que el príncipe Aemond fantasee contigo, bribona.
―Tampoco tiene mucho con lo que fantasear ―me toco los pechos con las manos.
La Doncella estará decepcionada. No debería de estar pensando en esto y siento algo de culpa.
Al menos la Septa no puede leer mi mente y no me azotará con una vara por esto, ni me hará rezar hasta que me salgan ampollas en la lengua.
Nadie sabrá nada de lo que pasa por mi mente.
―Así estoy perfecta, no quiero mostrar los pechos ni cambiaré nada más.
―Aburrida.
―Tu quieres que mi padre me reprenda o que mi tía se disguste. No gracias, pero puedes hacerlo tu si quieres.
La chica bufa y se sienta en el tocador a toquetear mis cosas.
―Nos vemos después.
Salgo de la habitación y camino directo al gran comedor.
Repaso mi vestimenta. Miro el vestido y cada accesorio y patrón en la tela.
Admito que estoy usando lo mejor que tengo, pero normalmente acostumbro a llevar piezas bonitas y muy bien trabajadas. Papá me consciente demasiado y no pretendo desprenderme de eso muy rápido.
Al doblar la esquina me encuentro con Aemond a mitad del pasillo, lo saludo con alegría.
―En verdad es muy grato verte antes de llegar al comedor. ―Tengo una radiante sonrisa en los labios, solo para él.
―Quería llegar contigo. ―Me besa el dorso de la mano con delicadeza. ―Mi corazón se alegra al ver que causo tal alegría en ti.
―Como no podría estar feliz de ver a mi primo favorito.
―Mmh. ―Es todo lo que dice con esa típica sonrisita de lado suya y esa mirada que hace temblar mas de una cosa. Mi propia mente me grita por haber pensado algo así. ―Mejor vamos, a mi madre no le gustan las demoras.
Entrelazo mi brazo con el suyo y caminamos a la par. Se siente realmente cómodo y me gusta por lo que cada tanto volteo para mirarle.
―¿Siempre sonríes así cada mañana? Porque entonces tendré que pedirte que te quedes aquí para siempre y así poder verte.
―Solo cuando algo me hace bien y es realmente agradable.
―Sigue endulzando así mis oídos y no iremos al desayuno. Juro que te llevaré conmigo a cualquier parte solo para escucharte... te tendría toda para mi.
Mis mejillas se ponen rojas al instante y no se que decir a eso. Aemond parece disfrutar de mi nerviosa reacción y sigue observándome. Trato de actuar normal pero sonrío como idiota y no hago mas que negar con la cabeza.
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✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1
RandomLo siento, me enamoré del tuerto Fecha aproximada de publicación 23 de noviembre del 2022