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Segunda parte del one shot 28.

Adoré la pila de +1 que comentaron sjajj.

***

Las manos de Aemond moldeadan mi cuerpo con libertad, el vestido parecía estorbarle y entre toque y toque notaba como quería arrancarlo.

Podía hacerlo perfectamente, pero con un tono dulce y asustadizo le pedí que fuera suave.

Sus besos en el cuello me hacían suspirar y cada tanto sonreía por las dulces sensaciones. Cerré los ojos y disfruté de su toque.

Jugando con las manos, acariciando su pecho, rodeando sus hombros y enredando los dedos en el largo cabello plateado, con curiosidad bajé por su abdomen hasta la pelvis y sentí la gran dureza entre sus piernas, la respiración se me entrecortó y aparté la mano.

Aemond dejó salir unas risitas con diversión.

—Eres una completa dulzura, Allysa Baratheon. —Susurró sobre mis labios— Una rareza en una familia de brutos y cabezas huecas.

—¿No estarás insinuando que soy una bastarda...? —mencioné con burla, Aemond entendió a la perfección el tono y no fue necesario disculparse.

—Te preocupa eso y no él hecho de insultar a tus hermanas o padre. No sabes las ganas que tenía de arrancarle la cabeza cuando se empeñaba en negarme tu mano, por un momento pensé en arrazar con el castillo a lomos de Vhagar y llevarte conmigo.

—Mi madre es mi protegida, aunque no quita que ame a mi padre a pesar de sus muchos defectos... —Aemond seguía muy concentrado en besarme y disfrutar de mi piel, sus manos se aventuraron por mis muslos, acercándose peligrosamente a esa zona húmeda y cálida. Su toque me dejaba cada vez más deseosa— ¿Ibas a llevarme en contra de mi voluntad? ¿Que pasa si hubiera decidido escapar de ti?

—Jamás habrías tenido oportunidad de escapar de mi, te hubiera encontrado.

—Cualquiera que lo escuché podría pensar que lo he hechizado, mi príncipe. —jadee cuando su pelvis me rozó, mi humedad mojó sus pantalones.

—Yo también lo pienso, esos besos no son algo de este mundo.

—¿Por qué yo? —detuve sus besos por completo, muy a pesar de su insistencia. Acabó con cualquier movimiento y me miró —¿Porque no una de mis hermanas, con sus buenos atributos o pechos grandes o cuerpos experimentados?

—Debo ser sincero y decir que ahora mismo estoy experimentando el extraño sentimiento de querer y desear a alguien, a ti... Y no hay lugar para pensar en alguien más, porque no me importa, te deseo a ti, aquí y ahora.

Intentó acercarse a mi boca, pero mis manos sobre su pecho se lo impidieron, lo volvió a hacer varias veces logrando que riera, hasta que cedí la fuerza.

Aemond me tomó con fuerza de la cintura, pegando nuestros cuerpos, sintiendo el calor del otro.

—Tengo miedo...

—No hay nada que temer, esposa. Estás a salvó conmigo... Quizá, no puedo asegurarlo. —susurró lo último sobre mis labios de manera seductora. —Estoy a punto de reventar por jugar tanto a los besos.

Lo miré por un instante y en los ojos reflejé lo que quería decir con palabras. Aemond me tomó por los muslos, sentándome sobre el mueble y separando mis piernas para posarse entre ellas.

Me sorprendí cuando desgarró el vestido, liberando mi cuerpo, dejándome a su completa merced.

Sonrió complacido al verme, sin poder detener el movimiento de sus manos.

Me había entregado por completo al calor de sus manos, cerrando los ojos una vez más.

Pero entonces un gemido se me escapó al sentir su lengua entre los pliegues húmedos y palpitantes, mis mejillas se tiñeron de rojo al verlo allí.

Era una sensación indescriptible lo que su lengua provocaba y justo cuando estaba al borde, se detuvo. Volvió a estar de pie y me di cuenta de que la ropa tampoco cubría su cuerpo.

Admiré su cuerpo por completo, deteniéndome en su hombría, completamente dura y goteante. Por un momento pensé en el dolor que podía llegar a sentir.

Me atajo más hacía sí dejando expuesto mi sexo, justo donde quería. Jugando con mi entrada, deslizandose lentamente, y mientras tanto me besaba con lujuria. Sus manos en mis muslos tenían una reacción relajante y podía sentirme más tranquila cuando comenzó a presionar su miembro, entrando poco a poco.

Gemí sin contenerme sobre su boca. Incluso chillé alto al tenerlo por completo dentro de mi, no creía estar lista para eso pero mi interior se ajustó a su tamaño de todos modos y pronto estaba gimiendo con más exitacion.

Sentí una oleada de calor en todo el cuerpo, cómo poco a poco se acumulaba en mi vientre y necesitaba de algo más.

Hasta que llegó, entre jadeos, espasmos y temblores.

Aemond no me dejó tiempo a asimilar lo que había pasado y lo que sentí, pronto tenía los pies en el suelo, de espaldas al príncipe e inclinada sobre el mueble.

Rápidamente Aemond comenzó a bombear con fuerza y profundidad, saliendo y entrando sin contemplación, causando un placer doloroso debido a mi reciente liberación.

Sus besos devoraron mi cuello haciendo que el placer fuera insoportable, no podía con tantas sensaciones nuevas invadiendo mi cuerpo, nublado mi juicio. No era capaz de decir palabra alguna.

Mientras seguía perdida en pensamientos sucios y gemidos descarados, mis ojos se pasaron torpemente por el techo y costado de la habitación, encontrándome con la puerta entreabierta y la mirada curiosa, o hasta morbosa de mi hermana Maris. Está se fue de inmediato, cerró la puerta con el mismo sigilo con que la había abierto.

Aemond seguía propagando sus caricias indebidas por cada parte de mi cuerpo, sin dejar de besarme, incluso tomándome de la mejilla para girarme y poder besarnos.

Sus embestidas se volvieron más lentas aunque profundas aún y por el sonido de sus gemidos roncos supe que estaba cerca.

Su semilla caliente y espesa se derramó dentro de mi, salió por completo y luego de rodear mi entrada con la punta de su miembro volvió a adentrarse, al parecer no quería desperdiciar una sola gota más.

—Quiero asegurarme de que está noche mi futuro heredero sea puesto en tu vientre.

—Que palabras tan románticas, mi príncipe.

—¿Acaso no puedo expresar mi emoción por un hijo nuestro? —Me hizo girar sobre los talones para poder mirarle sin problemas— Un bebé tan hermoso cómo su madre. —acarició mis mejillas con suavidad, adorando mi rostro.

—Pues si quieres asegúrate de que está misma noche me embarace, tendrás que poner un poco más de empeño —comencé a hacerle retroceder hasta que cayó sobre la cama y me subí sobre él —O quizá sea yo perdiendo un poco más.

Creo que a alguien le ha gustado montar a un dragón.

Aemond rodeó mi cintura con los brazos e hizo que descendiera para besarlo.

Y una vez más fui suya sin piedad, hasta que el último suspiro fuera arrancado de mi garganta seca y nuestros cuerpos cayeran rendidos uno sobre el otro, para una noche de sueño profundo.





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¿Es mucho pedir si pido que me ayuden a llegar a los 800 seguidores? Les bailo si quieren xd

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora