Estoy tirada en la cama en compañía de mi pequeña bebé, gastando sus energías para que duerma una plácida siesta.
Para ella el mundo es perfecto, completamente ajena a lo que sucede fuera de este cuarto. Ignorando la guerra y la muerte que constantemente nos amenaza.
Sus carcajadas y balbuceos iluminan nuestro espacio. Y por un momento también olvido todo lo que perdí.
Aemma gatea sobre la cama, tratando de escapar de mis brazos pero la atrapo y suelta otra carcajada.
La miro con adoración y amor. Sus ojitos mirándome con felicidad, una mirada dividida entre violeta y verde. Violeta por Aemond y verde por mi.
Sus cabellos rubios reflejan la luz de la ventana. La tomo en mis brazos siendo incapaz de no conmoverme por su fragilidad e inocencia. Mi cuerpo es como un escudo para ella.
—Iré en busca de agua caliente para tu baño, no me tardo ¿Crees que puedas esperar sin lanzarte de la cuna? —Ella me ve sin saber que carajos quiero ahora.
Me muevo rápido saliendo la habitación para buscar a las sirvientas. Hay quienes van por los pasillos y saludan con respeto.
El ambiente se siente aún más pesado que de costumbre, el bullicio de botas y armaduras llena el silencio.
Ignoro todo como lo he hecho en el último tiempo el cual decidí esconderme de todos.
Espero a que el agua termine de calentarse y la coloco en una cubeta apropiada para poder llevarla hasta mis aposentos.
—Princesa Daena Targaryen, por favor acompañenos —¿Quienes son estos guardias de capas blancas? —El rey Aemond aguarda por usted en la sala del trono.
Mi cuerpo se paraliza y pierdo la fuerza en las manos, dejando caer el cubo al suelo. Apenas mojo mis pies.
Reacciono con lentitud. No hay donde escapar porque hay una única puerta, así que camino hasta ellos. Con miedo y desconfianza pero todo parece real.
Ahora entiendo el ruido más fuerte que de costumbre, de los temblores en la tierra y del ruido que acaba de resonar en el aire. Vhagar.
Desde los grandes ventanales puedo verla moverse y rugir, mientras intenta controlarse. Parece que va a comerse a todos.
Grandes grupos de soldados apresan a sirvientes y cualquiera que habita en el castillo. Todo se jodió tan rápido que ni siquiera pude reaccionar a tiempo.
Ahora tengo que responder ante Aemond, él ha ganado está guerra y no se si eso deba ser buena fortuna para mí.
Desde que fui desprendida de su lado a dos meses de parir y él se alzó con toda su fuerza.
Pienso en como yo participé en derrotas y retiradas de sus ejércitos y de su hermano Daeron cuando fue necesario. Cuando fui obligada a hacerlo.
Desde entonces no he vuelto a verle.
Me rehuso a entrar por un momento y los guardias esperan con una paciencia que no esperaba.
De todos aquí parece que mi trato es digno de agradecer.
Recuerdo a Aemma en la habitación y tiemblo. Aunque todo parece indicar que no han ido allí aún.
Rhaenyra está allí en la sala, con grilletes en las muñecas gritando al hombre sentado en el trono de piedra.
Todo el mundo está reducido, encadenado o simplemente amenazado con una enorme y filosa espada. Hay quienes al parecer se revelaron y sus cabezas reposan en el suelo.
Aemond camina hasta mi y el pánico se apodera de mi.
Pero entonces me envuelve en sus brazos y me besa. Vuelve a besarme repetidas veces en los labios y las mejillas.
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✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1
SonstigesLo siento, me enamoré del tuerto Fecha aproximada de publicación 23 de noviembre del 2022