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Era una tarde cálida en compañía de Aemond, en sus aposentos.

El joven príncipe mantenía su ojo cerrado, en completa calma mientras disfrutaba de los suaves toques que mis dedos le proporcionaban. Bailando entre su cabello, trazando líneas imaginarias sobre su frente deslizándose por su mejilla y cuello.

Suspiraba cada tanto, dejando saber lo mucho que lo disfrutaba. Ni siquiera recordaba que estaba leyendo un libro antes de que mi presencia le interrumpiera.

Repartí alguno que otro beso ayudando a su ensoñación. Nada mas importaba, solo nuestro tiempo compartido como cada tarde a las sombras de todos.

—¿Puedo trenzarte el cabello?

—No. —Sonrió por mi expresión de descontento. —Me vería como un tonto.

—Bueno... Realmente no necesitas las trenzas para parecerlo —reí con gracia.

De repente me acorraló bajo su cuerpo, mirándome atentamente, con su respiración lenta y profunda.

—¿Que es lo que has dicho? —casi susurró sobre mis labios—. Repítelo.

—No necesitas trenzas para parecer un tonto. —contesté de manera pausada, para que no se perdiera ningún detalle de mi burla.

—¿Acaso no sabes lo que es el peligro?

—¿Y que hará mi querido príncipe, cortarme la lengua, dar un paseo de la vergüenza?

Al instante se formó una sonrisa maliciosa. Aemond a solas me dejaba verlo tal cual es, tal como se siente.

—No lo se en verdad. Llevas tiempo haciéndome bromas y sin recibir ninguna consecuencia. Y yo tan dedicado a ti, te he dado cuando me has pedido —deslizó su nariz por mi mejilla, estaba tan próximo a mi, siendo tan atrevido. —¿Acaso hay algo mas que quieras pedirme? Sabes que no podría negarme de todos modos.

—De hecho si hay algo mi príncipe —suspiró de forma extraña sobre mi rostro, diría que algo meloso. Tenia una mano acariciando su mejilla, como si estuviera hechizandole un poco mas— Me encantaría ir a la cena de mañana luciendo algo nuevo, tengo un hermoso vestido pero no tengo con que llevarlo a juego... Un collar tal vez— rocé sus labios con los míos— Uno que vaya a juego con el zafiro de tu ojo.

—¿Y yo que obtendría a cambio? —tomé sus mejillas con delicadeza, haciendo que poco a poco se sentase en el sofá y yo también. Sentía que moriría como lo tuviera sobre mi un momento más.

—Mi eterna gratitud —sonreí con inocencia y diversión —También el poder deleitarte conmigo al verme.

Sabía muy bien que protestaria, desde hace algún tiempo el agradecimiento por sus detalles han estado subiendo de nivel y no porque solo él lo pidiera, de hecho él primer beso que tuvimos yo misma lo pensé. Incluso le tomó por sorpresa y desde entonces he tenido que esforzarme más en darle un beso en condiciones y mejor que el anterior para agradecer sus hermosos detalles y pedidos.

No tuvo tiempo de hablar gracias a que mis labios sellaron los suyos en un intenso y apasionado beso. Fue tan dulce sentir como su respiración se entrecortaba ya que tenía la mano sobre su pecho.

Mis labios rozaban los suyos con suavidad pero con la firmeza suficiente para devorarlos. Poco a poco fui sentándome sobre sus muslos y así tener aun mas libertad.

Mis dedos acariciaban la piel de su rostro con cariño y delicadeza, sabía que ese gesto le encantaba.

El beso subió un paso mas cuando con timidez acaricié su labio inferior con la lengua, Aemond parecía emocionado por ello y rápidamente respondió con un roce de su lengua con la mía, sentí un nerviosismo cosquilleante en el vientre, fue tan agradable.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora