Espero tengas un muy feliz cumpleaños @ari_909 🎂 Gracias por leer y estar aquí en casa capitulo! Espero te guste ♥️
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Este one shot es una ampliación del 36 (Amelia Bolton y Aemond Targaryen) Este one shot se situa mucho antes del final del OS 36.
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El almuerzo había sido un éxito, al menos para las malas intenciones de la Reina y la Mano. En cambio para el Rey fue una manera de demostrar que pese a que hoy día ya no se encuentren los mismos líderes en sus tronos, el buen ambiente y la amistad siguen presentes.
A esta comida fueron invitados lord Borros de la casa Baratheon, sus cuatro hijas y su señora esposa en cinta desde hace dos lunas.
Todo podría haber sido tan insignificante y forzado entre ellos, y los demás pudimos quedar al margen perfectamente, pero no fue así.
Dos de las hijas del señor de Bastión de Tormentas tenían sus ojos sobre los príncipes, luego se le sumaron las otras dos con murmuros y risitas.
No lograba identificarlas a cada una porque no había prestado atención a las presentaciones, estuve más ocupada pensando en que quería comer con las manos el exquisito pollo asado que se encontraba frente a mi en la mesa, olía tan bien que no podía resistirme.
Casi me ahogo con el vino al escuchar el murmullo descarado de una de ellas, preguntando a Aegon algo pervertido y sucio.
“—¿Es verdad que una criada los vio teniendo sexo y que la hombría del principe Aemond es tan monstruosa, que lograba abultar el vientre de su esposa? —Preguntó entre risas y burlas, seguro que aquello llenaba sus locas fantasías y perversiones en torno a mi esposo.
—Ni siquiera han consumado su matrimonio, según se. No he escuchado los gritos de mi hermosa cuñada aún, por lo demás, no puedo decir nada. Aunque de seguro que su verga es tan grande como su orgullo. ”
Las miradas altaneras y superiores que recibía solo me hacían hervir la sangre. Soy una Bolton, pero también llevo la sangre del dragón en mis venas y controlar mi temperamento no era cosa fácil.
En mi mente tenía unas pintorescas imágenes de mi, llevándola de los pelos hasta el Norte, para dárselas de comer a mis tan extrañadas y amadas sabuesas.
