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Segunda parte del one shot 26.

No voy a mentir tenía miedo de que no gustara la primer parte, pero igual lo subí, con dos ovarios XD.

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Estaba en mi habitación terminando de colocar algunas joyas, pendientes de oro y un rubí en las orejas. Regalo de mi último día del nombre por parte de un comerciante de Pentos.

Aún me pregunto cómo el abuelo no le arrancó la lengua ante su atrevimiento. Debo admitir que tenía labia y era encantadora.

Resoplé hastiada al escuchar la puerta de la habitación abrirse. Detestaba el hecho de que Aemond creyese que está es su habitación y pase sin siquiera tocar.

—¿Tu puta ya se cansó de tus lloriqueos o estás haciendo buena letra dejándola esperándote en algún lugar?

Su semblante decayó, había descubierto su pequeño secreto por medio de un mensajero anónimo.

—Aún sigo sin creer que me condenaste a mi por llevar un bastardo y tu te revolcabas con una. —reí sin gracia— Pobre hombre herido y traicionado, necesitaba consuelo. —fingi dramatismo en las palabras.

Aemond seguía allí parado a podía de mi, con la mirada triste y dolida. Sabía que todo era verdad y no podía negarmelo. Esto que ocurría no era el inverso, él realmente me había engañado.

Me levanté del tocador y comencé a caminar hasta la salida, dejándolo allí sin más.

—¿Puedo saber a dónde irás? —habló cuando pase por su lado.

—A recibir a mis padres, no los he visto en mucho tiempo, aún más a mis hermanos —respondí— Espero no regresar embarazada de un bastardo. —reanude la marcha.

Una vez que comencé con esos comentarios, no he podido parar. Necesitaba sacar esa frustración.

—Maelle... —Me tomó del brazo. —Tenemos que hablar.

—¿Sobre qué? ¿Sobre cómo te has reído de mi todo este tiempo?—pregunté con desinterés— No deben de demorar en arribar, lo que sea puede esperar. Todo el tiempo insistes en pasar tiempo con Maeron, ahora que está con sus primos puedes ir y estar con ellos tranquilamente, vienes aquí de igual modo.

—Porque es a ti a quien quiero ver en verdad justo ahora, quiero hablar. —parecía estar suplicando, no me moví o dije nada— Cada día que pasa siento que todo sigue igual, no encuentro la manera de acercarme a ti, es como si hubieras levantado un muro y es imposible verte.

Su presencia me volvía un lío, respiración atascada, temblor en las manos, sensación de mareo y las incesantes ganas de esconderme. Ese malestar se había afianzado en mi cuerpo y no parecía que fuera a irse.

—Nunca deje de amarte aunque me hubiera convencido de lo contrario... Hice cosas estúpidas pensando que era verdad de lo que me había convencido a mi mismo y me arrepiento.

Ambos estábamos tan apagados, angustiados y atrapados en el mismo círculo sin poder romperlo.

Podía sentir algo presionar en nuestras cabezas. Una enorme y oscura tormenta azotando nuestra mente, desequilibrandola todavía más.

—Yo te amo y jamás debí dudar de tu amor por mi. Ahora puedo darme cuenta de lo absurdo que fue y que si no encuentro salida, es porque quizá no la hay. —respiré profundo evitando llorar.

—Esa Maelle que dices amar, ya no existe. Murió el día que decidiste abandonarla, ahora solo quedo yo.

—Por favor, mi amor.
Había caído de rodillas frente a mi, apresando mi cuerpo con sus brazos, parecía temblar con violencia— Solo quiero tu perdón, necesito tu perdón. No sé cómo reparar lo que te he hecho y saber que puedes perdonarme podría ayudarme a encontrar un camino.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora