1.4

343 59 6
                                    

Sábado por la tarde, otro día más pasó para que Seokjin se diera cuenta de que su vida era una tortura. Lo tenía todo, pero al mismo tiempo tenía nada.

Como pudo comió antes de salir de su casa, debía empezar con el proyecto de la universidad si quería mantener el dinero que su padre le daba. Sin tantos ánimos se despidió de su hermano y le prometió volver lo antes posible. A menos que se encontrara con algo divertido y decidiera irse de fiesta.

Muy típico de él. Dejar las obligaciones para después.

Se montó en su auto, que ni era tanto suyo por el momento, ya que fue castigado al hacer una fiesta la semana pasada sin el consentimiento de su padre. Así que volvió a ser llevado por todos lados por un chófer de la familia.

Habían quedado que sería en la casa de Namjoon debido a que si era en la de Seokjin, su padre empezaría hacerle un interrogatorio al moreno y eso sería muy incómodo. Siempre era lo mismo, escogiendo para aprobar hasta los compañeros de la universidad a sus hijos.

Le indicó la dirección de Namjoon y unos minutos después ya se encontraba ahí, salió indicándole al chófer que lo llamaría cuando terminara y se dispuso a tocar. La casa no era tan grande, la suya era diez veces mayor a esa pero no le prestó atención. Sabía que el alfa no era de clase media pero tampoco baja, había un balance entre sí y no. Al igual que Namjoon tenía una beca completa en la universidad por su excelencia académica. Eso fue lo que lo que le impresionó y lo que sí llamó su atención.

-Seokjin... -el alfa abrió la puerta y su timidez hizo acto de presencia.

-Am, ¿puedo pasar? -Seokjin elevó una ceja y rápidamente el alfa se hizo a un lado-. Y hola.

-H-hola.

Seokjin inspeccionó el interior de la casa, al parecer no había nadie y eso le hizo entrar en confianza. No le gustaba convivir con adultos ya que debía fingir madures cuando no la tenía.

-Bien, ¿estás solo?

-Si, mis padres están en el trabajo así que llegarán noche.

-Mejor -Seokjin tomó asiento en el sofá que había y sacó su teléfono-. Bien, empecemos a relajarnos un rato. Dame la clave de tu wifi.

-¿Qué?

-Si, digamos que mi padre canceló todos mis servicios por una pequeña rabieta que hizo -"culpa mía mejor dicho"-, así que no tengo datos.

-Oh, c-claro. Es solo que...

-¿Qué? -ahora era Seokjin el confundido-. Oh por dios, por favor dime qué tienes internet.

-¡Si! Bueno, no. Sino que... -el Omega suspiró y Namjoon decidió calmar sus nervios. Aún no podía creer que estaba hablando con el chico que le gusta-. No tengo en casa, pero lo comparto con el vecino, así que puedo pasarte la contraseña.

-¿Acaso te lo robas? -Seokjin buscaba relajar el ambiente siendo el mismo.

-¡No! Le ayudo a pagar.

-Entonces dámela, que no pienso poder estar aquí por mucho tiempo sin mi teléfono con internet.

-Bien, pero vamos arriba. Aquí no tiene tanto acceso.

El omega asintió y se levantó para seguir al alfa. Subieron escaleras arriba y se detuvieron en una puerta blanca. Namjoon entró primero y lo dejó pasar. A juzgar por las cosas que habían, entre ellas mucho libros y algunas plantas, era la habitación del alfa.

-Tendremos que trabajar aquí debido al internet.

Seokjin asintió y se sentó en la pequeña cama, se notaba que era sólo para una persona. Pero incluso la suya que no la compartía con nadie era de tamaño matrimonial. En su mente se recriminó a sí mismo por empezar a juzgar, se había dicho que no lo haría con Namjoon. Además, no siempre iba por ahí viendo quien tenía dinero o quién no, bueno, al menos no tan descaradamente. Su madre le había enseñado algo de humildad a pesar de todo.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora