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-Hijo, tenemos que hablar contigo.

-¿Qué pasa? -el castaño levantó la vista de su teléfono y miró a sus padres preocupados-. ¿Sucede algo?

-¿Pudiste encontrar una nueva universidad?

-Aún no tengo respuesta -Namjoon negó ante la pregunta de su padre-. Lo más seguro es que sea hasta después de vacaciones, ahora mismo las instituciones están cerrando por navidad.

Mentira. La mayoría ya le habían dado una respuesta negativa pero intentaba mantenerse sereno. Tal vez le negaron la beca pero aún podía ingresar si era él mismo quien pagaba su matrícula. Sería difícil, pero con un par de trabajos de medio tiempo y la ayuda de sus padre podría alivianar la situación.

Además, la compañía de su omega le ayudaba mucho. Se negó a tomar el dinero que Seokjin le ofrecía pero a cambio le pidió paciencia. No se imaginaba estar lejos de su omega pero dada las circunstancias no quedaba de otra más que estudiar uno lejos del otro.

-Debemos arreglar esto... Tu madre y yo tenemos noticias que...

-Esperen -detuvo a su padre al mirar las notificaciones en su teléfono. Una sonrisa se formó en su rostro y se apresuró a abrir el correo de la universidad de gobierno. Esa había sido su última opción.

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El omega con olor a vainilla se encontraba casi listo, las maletas estaban hechas y el cuarto ordenado. No pensaba huir de casa pero si deshacerse de sus problemas por un tiempo.

Disfrutaría las vacaciones con su alfa para dejar atrás preocupaciones, aunque fuera solo por dos semanas. Regresando de su viaje se encargarían de buscar una nueva universidad.

Su novio le dijo que no se preocupara, que su seguridad era más fuerte que su preocupación y Seokjin lo sabía. Su novio poseía un coeficiente intelectual alto y sus notas eran alabadas por cualquiera. Esa era una ventaja que tenía y no la desaprovecharía.

Se arregló un poco frente al espejo y su vista se dirigió a la caja donde mantenía todas las joyas preciosas que poseía. Algunas eran regalos y otras él mismo se las había comprado. En su mente mantenía la idea de venderlas para ayudarle a Nam con el primero pago de la universidad a la que fuera entrar. Su hermano lo apoyó y también estaba dispuesto a hacer lo que fuera posible para su cuñado. La felicidad de su hyung era importante para el omega menor y si tenía que enfrentarse nuevamente a su padre, lo haría.

Dejó de divagar en sus pensamientos y continúo con su actividad, pero el sonido de su teléfono lo detuvo y se lanzó a su cama para cojer lo de la almohada, sonriendo al ver el nombre en la pantalla.

-Hola Joonie. ¿Qué pasa?

-J-jin... No entré a ninguna.

-¿De qué hablas? -su expresión confundida lo hizo sentarse en la cama para escucharlo atento.

-Ninguna universidad me aceptó... Todas me dijeron que alguien dió información sobre mí y que por eso nunca me aceptarían.

-Nam... -sus ojos se abrieron por completo. ¿Cómo era posible eso?

-Ya no sé que hacer... -escuchó otro sollozo de la otra línea, su corazón se estrujó al imaginarse a su alfa.

-Quedate ahí, iré a verte. ¿Estás en casa? -el castaño pareció darle la respuesta en medio de sus hipeos-. Espera un poco, amor. Voy para allá.

Colgó la llamada y empacó sus cosas. Su alfa lo necesitaba y más que nunca comprendió la sensación extraña que sintió segundos antes de la llamada. Estaban conectados a pesar de no tener ninguna marca oficial, y eso se debía solo a una cosa de la cual que Seokjin se sentía orgulloso.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora