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La mañana al fin había llegado, los primeros rayos del sol se colaban por la ventana, dándole a la habitación un toque acojedor donde dos cuerpos yacían completamente agotados.

El primero en despertar fue Seokjin, pero tan pronto como lo hizo un inmenso dolor se apoderó en la parte baja de su espalda. Las marcas en su piel sobraban y sus labios dolían.

¿Namjoon había sido una bestia? Si, claro que lo fue.

Y tan sólo recordarlo le ponía los pelos de punta. Se percató que el alfa dormía a su lado y lo mantenía sujeto desde la cintura. Así que se tuvo que ir alejando lento y con cuidado.

Un gruñido lo hizo detenerse, Namjoon se removió sin tregua a querer soltarlo y forzó su agarre, sacándole jadeos al omega por clavar sus dedos en la piel rojiza de sus caderas.

Cuando se quedó quieto, Seokjin tomó una almohada y se la puso frente al alfa para que la abrace, continúo su escape hasta por fin quedar liberado. Pero lamentablemente sus piernas no respondían cómo quiso y terminó cayendo al frío suelo.

—Shit... —una maldición salió de la voz baja de Seokjin. Intentó levantarse hasta por fin quedar sentado en la orilla de cama—. Debí suponerlo.

Se miró a él mismo y estaba hecho un desastre, el cabello desordenado y muchas marcas que empezaban a tornarse moradas adornaban la parte de su cuello y clavículas. Pero algo más llamó su atención, con su teléfono pudo divisar de mejor forma la marca que decoraba su hombro.

"Una marca", repitió para sí mismo. Agradecía a la diosa Luna ya que era una temporal así que se salvó del grito aterrorizado de su padre.

Siguió con su inspección dando masajes en sus piernas, aún dolían y tenía pruebas notorias de que Namjoon se apoderó a más no poder de su cuerpo. Y no se diga de su trasero, ni siquiera podía estar sentado cómodamente ya que dolía y seguía sintiendo las nalgadas que le propinó el menor.

—Omega~

—¿Qué? —Seokjin giró asustado, viendo que el alfa ya se había despertado y se levantaba viéndolo de la misma forma. Una mirada penetrante que taladraba en lo más profundo de su ser—. Joon, por favor. Ya no. Todo el cuerpo me duele.

Sus quejas no sirvieron de nada, Namjoon lo había sujetado y lo tiró a la cama, se subió encima suyo para olfatear el olor de su omega y se quedó escondido en su cuello para lamer la sensible piel.

—Alfa, no más —el mayor seguía resistiéndose, primero quería comer algo. Su estómago rugía por un bocadillo—. Debes alimentarte, anda...

—Mío~

Seokjin iba a reclamar otra vez, pero en eso sintió la tibia lengua del castaño pasar por sus hinchados pezones. —¡No! ¡Esa comida no!

—Si —sentenció y empezó a chupar con fuerza.

—N-nam... Por favor —al parecer había descubierto la debilidad del alfa, y esos eran sus sensibles botones—. Comamos algo, y después continuamos.

El alfa negó y siguió con su tarea, ésto provocó que el omega no pudiera resistir más, sus gemidos aparecieron y la necesidad de frotar su erección contra la del alfa también.

—Alfa~ ya no puedo más... —un suave grito salió de sus labios antes de soltar su agarre, dejando caer su cabeza en la cama. Se había corrido sólo por las succiones en sus pezones y la fricción bajo sus shorts.

Respiró con dificultad mientras Namjoon no se detenía, seguía chupando los pezones ajenos, completamente recostado en el pecho del mayor.

Seokjin suspiró, se sentía agotado pero aún así, había logrado correrse con solo frotarse un poco y tener atención en sus botones marrones. Creyó que a ese pasó se quedaría vacío y Namjoon estaría peor.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora