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Al detener su auto, bajó sin muchas ganas. Entró a la mansión de los Park y subió directo al cuarto de su mejor amigo. Entró sin hacer ruido y rápidamente atrajo la atención de unos ojos grises.

—¿Qué te dijo, Hobi? ¿Pudiste hablar con él? —el omega se levantó a su encuentro y susurró para no despertar a su hermano.

—No, Jimin. Lo siento.

El omega castaño suspiró derrotado, las ideas se le acabaron y no sabía si el que fuera hablar él mismo con el alfa ayudaría.

—Ni lo pienses... Namjoon ya no quiere saber nada de Jin... No sé cómo ayudarlo.

—No lo culpo, tiene el corazón roto... Los dos lo tienen.

Su mirada se dirigió nuevamente a la cama donde se encontraba reposando su hermano. Se acercó y tomó su mano, intentando transmitirle la tranquilidad suficiente para que mejore.

Pero seguía igual, Seokjin sólo dormía sin dar rastro de regresar a la triste realidad. Desde que había llegado a su casa no dijo ni una sola palabra. Sus pensamientos se los guardo solo para él. Para torturarse con ese recuerdo de su alfa lastimado.

—Toda está situación me llena de impotencia... Y papá sigue sin querer escucharme. No le importamos lo suficiente como para dejarnos ser felices.

—Jiminnie —el alfa lo abrazó y dejó que callara sus sollozos sobre su hombro. Solo podía consolar a sus amigos ya que no obtenía respuestas para ayudarlos.

—Joonie...

Los presentes giraron para ver al omega acostado, balbuceaba en medio de sus sueños el mismo nombre. Estaba sufriendo y lo sentían, todo su cuerpo estaba pálido y no había rastro del olor dulce y alegre que siempre tuvo.

—Tranquilo, hyung. Estamos aquí —su hermano tomó asiento a un lado y apretó las manos del mayor.

Seokjin pareció sentirlo y abrió los ojos con lentitud y algo de pereza, pero su voz salió clara al tener en mente una sola persona. Miró al alfa el cual ya se había acercado lo suficiente para escucharlo.

—Namjoon... ¿Lograste verlo? ¿Cómo está? ¿Te dijo algo?

—Jin... Lo lamento —negó y el omega entendió, sus ojos rojos e hinchados volvieron a llenarse lágrimas—. No llores más, por favor. Me lástima verte así.

—No lo puedo evitar —su voz se quebró con el llanto—. Lo extraño... Jamás quise lastimarlo.

—Lo sé.

—Lo amo... Amo a Namjoon... ¿Por qué no podemos estar juntos?

La habitación se llenó en un llanto agudo, gritaba con todas sus fuerzas el nombre de su amado pero jamás llegaba. ¿Cómo lo haría después de haberle roto el corazón?

—Mate sus esperanzas... Lo arruiné todo...

—Jin, calma por por favor.

—¡No puedo! —Jimin se quedó callado a la vez que acompañaba a su hermano en su dolor—. Lo amo, lo amo y me atreví a lastimarlo... No lo merezco... Jamás debí meterme con él.

—Todo ese amor fue real, deja de culparte.

—No, puedo, Hoseok. No puedo... Debí buscar ota manera... Pero en cualquier caso él saldría lastimado por mi culpa —la voz le temblaba y cada vez más iba bajando, lástima que sus lágrimas aparecían con más fuerza—. Soy un mal omega, debí cuidar su corazón... Prometí que lo haría y fui yo el primero que lo rompió.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora