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—¿Deberíamos salir hoy? —pregunta el omega sin dejar de besar la boca ajena.

—¿Qué tienes en mente? —alza una ceja acompañado de una sonrisa.

—Hmm... Una cena en un lindo restaurante. O ir a un bar para relajarnos, quizá.

—No suena mal.

Tanto Seokjin cómo Namjoon se dedicaron una sonrisa cómplice antes de volver a fundirse en un beso, acompañado de caricias sutiles sobre sus trajes. Iban rumbo a la compañía, el chófer del omega era el encargado de trasladarlos hasta dicho lugar y guardar silencio por orden de su jefe, puesto que su relación era un secreto aún y nadie más que sus personas cercanas debían saberlo.

Al llegar al estacionamiento, ambos bajaron juntos, y aunque iban a una distancia considerable, sus sonrisas juguetonas y las miradas que se dedicaban podrían confundir a más de uno. Sin embargo, acordaron ser lo más discretos posible.

—Nos vemos más tarde, Joonie...

—Hasta luego, señorito Seokjin —el nombrado rió por lo bajo y le mandó un beso volador antes de irse a su oficina.

Namjoon inhaló una última vez el delicioso olor del omega y se dirigió a la suya. La felicidad que tenía no se comparaba a otro sentimiento, por lo que estaba pensando seriamente en hacer un cambio de planes si todo salía bien con Seokjin.

Mientras tanto, el omega luchaba por el control con su lobo, ya que su omega quería ir a la oficina de su destinado cada cinco minutos. Pero dada las circunstancias, no podía levantar rumores, ya tenía suficiente con los chismes de sus empleados respecto al desvío de dinero.

Y ese era otro tema a tratar, pero por más que investigaba y buscaba pruebas, no le era sencillo encontrar al responsable. La primera sospechosa fue la señora Wang, solo que ante la confesión se dieron cuenta que el robo que ella hizo solo se debía a una pequeña parte. Como gestora tenía todo el acceso posible a los fondos para la nómina, eso le permitió abusar de su poder y crear empelados fantasmas para así quedarse con una mayor parte. Sin embargo, declaró no tener nada que ver con el desvío y eso traía más complicaciones al asunto.

Seokjin no podía mantenerse tranquilo ante el problema, pero sus sentimientos de felicidad no quedaban atrás y eso despejaba su ajetreada cabeza, relajándose al saber que las cosas con Namjoon iban por un buen camino.

Pero no siempre la felicidad es color de rosa.

—¡Cariño!

El omega salió de su ensoñación por el grito, miró la puerta de su oficina y se percató de la presencia del alfa que menos quería volver a ver.

—Minho...

—El mismo de siempre —rápidamente el alfa se acercó al sofá donde estaba Seokjin para abrazarlo.

El intenso olor del alfa inundó la oficina, y para la nariz de Seokjin no fue agradable. Era la primera vez que olía su aroma de menta y a su lobo le pareció desagradable. No quería tener impregnado el olor de otro que no fuera Namjoon. Sin embargo, con el abrazo que lo estrujaba sin poder hacer nada, su cuerpo fue llenado de el.

—¡Seokjin! ¡Tu olor! —el alfa de cabello azabache aspiró el olor dulce del cuello del omega, deleitándose con el y haciendo sentir incómodo al contrario—. ¡Es a vainilla! Es la primera vez que puedo olerlo... Creí que jamás lo recuperarías...

—Pero... ¿Q-qué haces aquí? —ignoró las palabras recientes y se alejó de los brazos ajenos, aún atónito por la presencia.

—¿No es obvio? Vine a trabajar al lado de mi omega.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora