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Seokjin gemía en voz alta, inundando la habitación con su olor y sus gritos de éxtasis. Haber llegado al departamento del alfa con preocupación y miedo de ser vetado de la vida de su destinado lo tenía mal, pero en cuanto cruzó la puerta fue recibido por besos bruscos y agarres fuertes en su cintura. Lo sabía, sentía que Namjoon quería marcarlo y borrar cualquier rastro del otro alfa, ese que era su prometido, así que no se negó y se dejó hacer.

No obstante, las caricias del peligris estaban siendo más fuertes que antes, quizá era por el enfado o los celos, aunque con todo eso había algo que lo hacía dudar. No olvidaba que era con un alfa con el que estaba, pero el miedo no lo invadía puesto que era su destinado. Confiaba en que no le haría daño.

Unas estocadas más y el menor se corrió dentro del Omega, quién calló rendido boca abajo cuando por fin su Alfa le soltó las caderas. Yacía exhausto pero rápidamente se acercó al cuerpo contrario para acurrucarse cuando éste se recostó a su lado.

—Sobre lo de la tarde yo...

—Esta bien —fue interrumpido—. Es claro que pasaría.

—Aún así te debo una explicación —Seokjin ni siquiera miró al Alfa, estaba apenado pero quería dejar en claro que era a él a quien amaba—. No significa nada, no lo hizo antes y no lo hará ahora. Voy a resolverlo, esa boda no ocurrirá.

—Solo intento tenerte paciencia, pero a veces es desesperante —intentó verse indiferente con el tema para demostrar que podían seguir juntos, pero era obvio que no.

Los celos y rabia lo habían invadido tanto que no se negó a recibirlo y hacerlo suyo para demostrar que no había nadie mejor que él, pero no tomó en cuenta que su lobo seguía aferrado a la idea de quererlo a su lado para amarlo, así que eso lo hizo reaccionar y no ser tan animal en la cama con Seokjin. Siempre había un límite aunque al Omega le gustara lo rudo. Sin embargo, había regresado también a la realidad, él tenía una venganza que llevar a cabo así que no podía confundir sus emociones.

—Yo tengo una idea —Namjoon abrió la boca para cuestionarlo, en cambio Jin puso rápidamente su dedo índice en los labios ajenos para callarlo—. Solo confía en mí.

El alfa asintió confundido, de cualquier forma no necesitaba más mentiras, seguiría con su plan. Según él, ya no tenía nada que perder.

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—Despierta bello durmiente, ya llegué —Jungkook dejó las bolsas en la cocina y fue a la recámara de su hyung para despertarlo, dando pasos lentos y abriendo la puerta de la recámara aún sonriendo—. ¿Creíste que podrías dormir? Pues no...

Vaya sorpresa que se llevó al verlo dormir de cucharita con Seokjin. Quedó perplejo mirando a ambos y pronto se encontró con un par de ojos que se abrieron abruptamente. Namjoon había despertado y lentamente soltó al Omega, levantándose de la cama y siguiendo a Jungkook afuera de la recámara, el pelirrojo había salido rápidamente hasta llegar a la sala.

—¿Qué significa esto? —por fin giró ya irritado, enfrentando al alfa que se acercó solo para tomar asiento en el sillón—. ¿Enserio sigues con esto? Te dije que no debías enredarte más con Jin y es lo primero que haces.

—Esta es mi venganza, es obvio que acabaré con él. Y qué mejor forma que jugar al enamorado estúpido —no le tomó importancia a las palabras de su amigo, miró hacia la ventana sin querer escuchar los reclamos.

—¡Pero lo estás enamorando! Cualquiera se da cuenta de como te mira —Jungkook intentó hacerle entender al contrario una vez más de los errores que podría cometer. Para él ya no era buena idea el rumbo que estaba tomando la situación—. Le mientes, le dices que lo amas cuando solo quieres lastimarlo. No es justo y lo sabes.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora