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Tras haber tenido dos días seguidos de coito y sin haber probado algún bocado, el cuerpo de Namjoon lo sentía entumecido y agitado, sin sentirse capaz de eyacular una gota más.

Había dejado toda su descendencia dentro de Seokjin y eso lo preocupaba, su instinto animal había nublado su consciencia, olvidándose por completo de cuidarse en el celo del omega. Ahora un poco más cuerdo, en la mente no paraba de rondarle la culpa, teniendo las esperanzas sobre algún método anticonceptivo eficaz para ese caso.

—¿Nam? —el nombrado giró hacia la voz dormilona, encontrándose a Seokjin desorientado y con la vista recorriendo ambos cuerpos recostados en la cama, cubriendo sus desnudez con las sábanas grises—. Qué... Oh, rayos...

—Si, rayos —aclaró su voz ronca, buscando una buena excusa que darle.

—Am... Por la diosa Luna, no sé que me pasó pero... Eso fue algo nuevo.

—¿Por qué? Dudo mucho que sea el haberte acostado con alguien —fue inevitable que su tono saliera un poco fastidiado.

—No, eso no. Me refiero a mi celo. Hace años que no me llegaba.

—¿En serio? —ese tema llamó mucho la atención de Namjoon, haciendo que su entrecejo se juntara por el interés y Seokjin se dió cuenta.

Conocía cada expresión de su ex.

—Así es. Básicamente desde que... Bueno, cuatro años —ahora era Seokjin el nervioso. Hablar de su pasado con él y el que tuvo que pasar sin él, removía los sentimientos guardados—. Y bueno, jamás había tenido que pasar mi celo con nadie.

—Lo sé... Eso lo sé —las palabras tocaron su corazón, recordando la vez que se lo dijo y como es que Seokjin había formado parte de su primer celo con alguien. No quería hacerse ideas pero no pudo evitar pensar en que ambos fueron la primera vez del otro, en referencia a su celos. Por lo menos para Seokjin, porque para el moreno no solo fue en ese aspecto.

—¿Qué hora es? —intentó buscar su teléfono, pero ahí se dió cuenta del desastre que había en su habitación. Ropa tirada al igual que objetos, machas que estaban secando y no necesitaba preguntar de qué, además del olor de ambos que iba bajando de intensidad.

También se miró a él mismo, notando cómo tenía puesta una camisa del moreno y por debajo descubrió unos chupetones que se estaban tornando morados, tanto en su abdomen como en sus piernas. Y su trasero no mostraba compasión, le dolía la piel y por alguna razón se sentía lleno y con el agujero pegajoso. Así que evitó preguntar eso al ser obvia la razón.

¿Pues qué tan animales fueron?

—Yo... No sé cómo decirte esto pero... Lo siento, no creo haberme cuidado.

Los ojos de Seokjin recorrieron el rostro apenado de Namjoon, sintiéndose bien a pesar de saber las consecuencias. El que su primer amor haya estado con él en un momento así, valía totalmente la pena.

—Tomaré pastillas, descuida... —respondió con simpleza, restándole importancia al asunto.

—¿Será eficaz?

—Eso espero —dudó de sus propias ideas pero se deshizo de ellas tan pronto su vista cayó en los pectorales de Namjoon—. Oye, y si... ¿Terminamos lo que comenzamos?

La voz melosa y a la vez coqueta de Seokjin hicieron que el cuerpo del menor reaccionara, por inercia oculto su desnudez de nuevo con las sábanas, acciones que provocaron una risa divertida del contrario. El celo había sido corto, puesto que eran cuatro días lo que recordaba Seokjin de los años pasados, pero aún seguía con la sensibilidad a flor de piel.

Con Aroma A Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora