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ㅤㅤㅤ| Lunes, 19 de Octubre del 2020 📆
ㅤㅤㅤ| Seúl, Corea del Sur 🇰🇷
ㅤㅤㅤ| Mansión Bae📍
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— ¡Niños, hora del almuerzo! — Gritó la rubia hacia los menores.
Cinco niños bajaron las escaleras con rapidez, y cuando la mujer se giró, se asustó de verlos ya sentados y comiendo. Sonrió divertida y se sentó con ellos a comer mientras les preguntaba cosas sobre ellos o charlaban de cualquier cosa sin importancia, pese a ser niños.
— ¿Se están adaptando a su nueva vida? — Preguntó con una sonrisa mientras ponía los platos frente a los cinco niños.
— Es difícil, pero lo haremos poco a poco — Respondió la mayor con una pequeña sonrisa.
— ¿Han pensado en sus nombres? — Los cinco se miraron y luego miraron a la mujer.
— Hemos decidido dejar nuestros nombres como están. Hemos crecido llamándonos así, y cambiarnos a otros nombres nos haría más difícil — Respondió el niño rubio.
— ¿Estás seguro, Ten? ¿El resto igual? — Los cinco asintieron. — Twelve, Ten, Nine, Six y Five. Me recuerdan a dos series muy famosas — Comentó con diversión. Los niños ladearon la cabeza. — Hay una serie estadounidense llamada Stranger Things, donde hay una niña llamada Eleven.
— ¡Es el número que nos falta! — Comentó Six con sorpresa.
— Y Eight y Seven — Añadió Nine mientras probaba la comida hecha por Mijin.
— Exacto. También hay otra llamada The Umbrella Academy, donde hay siete niños nombrados en orden. One, Two, Three, Four, Five, Six y Seven.
Y así, Mijin comenzó a contarles a los pequeños sobre las similitudes que veía en los niños de una serie y ellos, mientras los pequeños se sorprendían de saber que el caso que ellos estaban viviendo tenía un poco de parecido con una serie.
Sus vidas eran como sacadas de una película, y eso daba méritos a todo lo que vivieron y sufrieron.
Resulta que Mijin decidió adoptar a Psycho, con la excusa de que quería ser madre y no podía tener hijo por ser estéril. Se quedó con la custodia de los cinco niños, que encantados se fueron con ella a una mansión especialmente para ellos, para niños con poderes.
Ahora no solo eran llamados por números, sino que tenían un apellido. El apellido Bae, que cargarían con orgullo hasta el final.
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