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ㅤㅤㅤ| Miércoles, 12 de Agosto del 2020 📆
ㅤㅤㅤ| Sydney, Australia 🇦🇺
ㅤㅤㅤ| Barrio Darlinghurst📍
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— ¡Por favor no! ¡Ten piedad! ¡Te lo pido! ¡Tengo una hija que cuidar! — Fueron las últimas palabras de esa pobre mujer. Y fue la primera vez que Sora lloró por matar a una persona.
— ¿Quién queda? — Preguntó en coreano por el comunicador hacia sus compañeros. Tenían la telepatía de Jaehyun, pero el pobre estaba agotado de tenerlos a todos en su cabeza hablando y gritando que por fin decidieron usar los comunicadores.
— Black se encargará del hombre y Blue y Red de los niños — Le dijo Eunwoo. Este estaba afuera vigilando que los gritos no alertaran a los vecinos.
Sora asintió y se reunió con Jaehyun y Wooyoung en espera de las chicas. Escucharon más grito, hasta que todo quedó en silencio.
Vieron a Minyeong bajar con Sunhee y Haneul, con caras de dolor y pequeñas lágrimas en sus ojos. Las tres bañadas en sangre, sangre que ni siquiera era de ellas. Y se lanzaron al piso a llorar. Sora y los dos chicos las agarraron y las abrazaron, poniéndose todos a soltar las lágrimas que estaban reteniendo.
Ellos no querían, ya no más. No después de comenzar a tener una vida normal con las personas que querían. Ayer todo estaba bien en el cumpleaños de Changbin, todo era felicidad y diversión. Pero al acabar, fueron reunidos en la base para una nueva misión. Una misión que ellos no querían cumplir, pero si se negaban, podrían empezar a sospechar de que planeaban algo, por lo que tuvieron que aceptar muy al pesar de todos.
Eunwoo falló, porque las sirenas de la Policía empezar a acercarse a la penumbra casa llena de cadáveres y sangre, donde seis chicos lloraban por el acto que acababan de cometer. Eunwoo llegó con ellos y se sintió mal de verlos de esa manera, pero no tenían tiempo para seguir llorando. Tenían que salir de ahí.
— ¡Policía de Sydney! ¡Salgan con las manos arriba!
— Tenemos que irnos, chicos — Dijo Eunwoo en su perfecto inglés, levantando a Sora para que pudiera hacerlos invisibles a todos y salir de la casa sin que nadie se diera cuenta.
Salieron y regresaron a Corea del Sur, siendo allá las cuatro de la mañana. Volvieron a casa con los chicos y se acostaron en sus respectivas camas, como si nunca se hubieran ido.
Haneul, Sunhee y Minyeong lo tuvieron más difícil, pues no dormían solas, y tuvieron que entrar a la cama sin despertar a sus novios.
Apenas se acostó, fue envuelta en unos fuertes abrazos que la pegaron al cuerpo del contrario. Sintió un pequeño bulto en su trasero y rió con suavidad. Luego sintió unas suaves caricias subir desde sus piernas hasta su cintura, y terminar con varios besos húmedos en su cuello, haciéndola suspirar.