Capítulo 21: La Gata y el Murciélago

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Torre Wayne

Toby Mawson estaba aburrido.

Era guardia de seguridad en uno de los edificios más modernos y lujosos del mundo; la Torre Wayne. Pero aun así, no pasaba nada en su rutina de recorrer los grandes y anticuados pasillos del edificio.

Mientras que al principio había estado experimentando una mezcla de terror y tensión, después de unas pocas semanas todo se había convertido en una especie de rutina peculiar. De cualquier manera, era peligroso bajar la guardia en el edificio.

De noche, la Torre Wayne era medio inquietante. Sus suelos café se tornaban oscuros y las paredes de mármol crujían gracias a la antigüedad de su construcción. Toby caminó por los pasillos sintiéndose distante, en parte por aburrimiento y en parte porque no quería pensar demasiado en su entorno. Había visto demasiadas películas de terror para sentirse ni remotamente cómodo en el edificio sombrío y silencioso.

Al encontrarse en uno de los pasillos principales, la manta inquietante que cubría a Toby fue apartada, mientras las fuertes voces de tres guardias cortaban el silencio.

-Creo que será Paul – dijo uno de ellos –

Todos vestían el uniforme azul de seguridad y trajes negros con chalecos antibalas. Estaban armados con paralizadores tazers y porras, que llevaban en la cintura. Cuando Toby se acercó, vio que habían sacado sus billeteras y que uno de ellos sostenía un frasco que contenía varias docenas de billetes.

-De ninguna manera. Kane saldrá victorioso, sin duda – dijo otro con certeza –

-Bueno, hagan sus apuestas y ya veremos – dijo el tercer guardia, el que tenía el bote. Al hablar, coloco una pequeña cantidad de dinero en efectivo dentro – Mi dinero está en Nolan – los demás lo colocaron dentro de manera similar, antes de que se sellara y cerrara con llave en un cajón del escritorio –

-¿A qué estás apostando? – preguntó Toby con curiosidad, caminando hacia ellos –

El tercer guardia miró a Toby.

-Te conozco, ¿no? Eres el nuevo del piso 37.

-Así es – dijo Toby, asintiendo – Eres Frank Boles, ¿verdad? –

Había adivinado la identidad del guardia por la descripción que le había llegado a Toby como resultado de sus formas oscas. El guardia alto y de pelo corto era muy conocido como uno de los más crueles y toscos. Se decía que una vez saco a porrazos a un vagabundo que solo quería usar el baño de la recepción y le fracturo ambos brazos. Aun así, Toby sabía por experiencia que nunca estaba de más ser cortés; de hecho, a menudo ayudaba.

-Ese soy yo – dijo Boles. Su duro rostro se estiró en una sonrisa. La larga cicatriz que recorría verticalmente su lado izquierdo hacía que la sonrisa pareciera más una mirada maliciosa –

-¿Entonces, qué estás haciendo? – preguntó Toby, señalando el cajón –

-Oh, solo unas apuestas amistosas. Hemos oído hablar de un enfrentamiento a punto de ocurrir en unos rings controlados por Penguin.

-¿Y estás apostando a quién saldrá victorioso? – Toby adivinó con incredulidad –

-¿Quieres hacer una apuesta? – Boles lo invito. Los otros se rieron –

Toby concluyó que la responsabilidad tenía prioridad sobre la cortesía.

-¿No deberían asegurarse de que no suceda, en lugar de apostar por quién ganará? En un lugar como Gotham, perder significa morir.

La sonrisa desapareció del rostro de Boles y se encogió de hombros.

-Déjalos. Mientras los animales se maten, es su problema, no el nuestro – su voz tomó un tono más oscuro –

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora