Capítulo 27: Ahí donde me encontraste, fue donde la perdí

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El pulso de su corazón hizo eco contra las paredes grises de su alma.

Selina activo sus gafas de visión nocturna, y se movió entre las sombras con Maggie por detrás de ella, alerta y confiada. Sus ojos captaron el brillo anaranjado de la sangre que iba desde el almacén hasta los callejones. Selina se escondió en las sombras, haciendo resonar los tacones contra el cemento de su vecindario mientras los animales nocturnos la observaban desde la umbra oscura de los callejones.

El débil resplandor de la luz cubría el callejón al otro lado y ella se dio cuenta de que la sangre la condujo hasta el "Crime Alley", que iba al lado del viejo Gotham Cineplex y estaba detrás de la Iglesia de Nuestra Señora de Gotham. Los viejos recuerdos invadieron su mente y casi se paralizo cuando su mente se transportó a cuando Stan la dejo ahí, golpeada y ensangrentada.

Maggie tuvo que golpearla muy levemente en el hombro para que Selina volviera en si. Catwoman miró hacia adelante con curiosidad y noto que una forma sombría de peligro y magnificencia se tambaleaba, golpeando su voluminoso cuerpo contra la pared y cortando sus brazos violentamente en el aire.

-¿Qué demonios le paso? – murmuró Maggie, viendo al justiciero caer en la basura de envoltorios en descomposición, botellas de cerveza y ropa empapada –

Ellas corrieron hacia el callejón; el corazón de Selina dio un vuelco cuando Batman soltó gritos suaves perceptibles en las sombras. Las chicas se detuvieron momentáneamente, con ganas de vomitar por el aroma envolvente del Kevlar carbonizado.

Selina se acercó con cautela y se agachó junto a él.

-Tranquilo guapo – su voz era baja; ella colocó su mano sobre su pecho elevado – ¿Qué te hicieron? ¿Cómo te ayudo?

La lengua de Batman se curvó mientras amortiguaba las palabras crudas.

-Sangre... me dispararon – los ojos de él revoloteaban detrás de la máscara y gotas de sangre rodaban por sus labios – Hay murciélagos... mi mamá – él dijo, agarrándose su hombro con firmeza –

Selina corto un pedazo de la capa de Batman con sus garras, se inclinó sobre él y agarró sus hombros, aplicándolo presión y esperando que eso lo sacara de sus delirios. Miró fijamente hacia los ojos del hombre mientras lo detenía momentáneamente; él colocó su mano en su mejilla.

-¿Quién eres tú? – Batman logró preguntar sin aliento. Él miró fijamente a sus ojos verdes –

-Relájate... – respondió Selina con calma, sintiendo los escalofríos sacudiéndolo con toda su fuerza mientras él gemía en voz alta –Estoy aquí – ella envolvió sus brazos alrededor de él, protegiendo su cuerpo de la lluvia helada. Apoyó la cabeza en su pecho mientras escuchaba los latidos de su corazón, susurrando suavemente debajo de su mandíbula mientras rezaba internamente para que Bruce despertara de su pesadilla para que pudieran irse –

Cuando Selina sintió que él se desvanecía en un estado inconsciente mientras su cabeza giraba de lado a lado, Maggie levantó la cabeza de Batman y limpió el exceso de agua. Se enderezó cuando termino y le indico con la mano a Selina de que la calle estaba despejada.

-Oye – Selina golpeó su dedo en el casco de el – Iremos a mi departamento. Necesito que levantes el trasero y te concentres.

Los ojos de Batman se abrieron de golpe, alerta cuando recuperó algún estado de conciencia. Él se levantó lentamente y Selina lo rodeó con un brazo para sostenerlo. Con cuidado, lo guió por el callejón oscuro y lo dejó caer al suelo al no poder sostenerlo. Sus pesados ​​párpados apenas y parpadearon mientras ajustaba su enfoque en el rostro de Selina.

-Eres hermosa – el susurro –

Ella sonrió ante esto, antes de decir:

-Y tú estás delirando.

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora