Capítulo 5: ¿El Playboy era la máscara... o era algo real?

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Parecía que los días no duraban y pasaban en cuestión de minutos. Con los últimos arreglos a la residencia de la familia Wayne, estaba lista para recibir invitados, como lo había hecho en el pasado. Los trabajadores habían hecho un espléndido trabajo arreglando el salón principal para que los invitados disfrutaran de la fiesta. El mayordomo observo y verifico que todo estuviera en orden y que ningún trabajador se pasara de listo y anduviera de curioso en las otras secciones de la mansión.

Alfred terminaba de escoltar a los trabajadores de la organizadora de eventos a la entrada principal. Al aclarar los últimos detalles con el administrador de la organizadora, los despidió con la promesa de que estarían el día siguiente con los chefs y meseros para atender a los invitados.

Cerrando las puertas, Alfred se dio la vuelta y caminó a un ritmo lento por el pasillo principal de la residencia. Miraba cada habitación con detalle. Era como si hubiera viajado en el tiempo. Tantos recuerdos había tenido en la mansión. Tanto tristes como hermosos, eran vitales para él. No podía evitar estar emocionado, tuvo que sacar su pañuelo para limpiar una lágrima que no pudo contener.

Finalmente se detuvo en la biblioteca, parándose frente al cuadro recreado de Bruce junto con sus padres. Antes se había burlado de como la tecnología consumía a la sociedad moderna, pero admitía que algunas cosas eran buenas. Como una máquina de escaneo y un buen disco duro.

Fue sensato haber guardado las fotos familiares antes de cualquier incidente.

Bajando su mirada hasta el sillón en la habitación, pudo notar a Bruce que aun dormía ahí. Estaba en su pijama y su bata habituales, y todo en el parecía normal, incluso su barbita de cuatro días que no se había afeitado, pero en su mano izquierda había una botella de Jack Daniel's vacía. Desde hacía siete meses desde que sucedió lo de Jason, Bruce había entrado de lleno en la bebida y mientras más que Alfred trataba de alejarlo del vicio, el hombre que consideraba su hijo se resistía y hasta lo hacía con más frecuencia. Al menos no llegaba con resaca a la oficina.

Sin decir más, Alfred lo despertó tirándole un poco de agua con el florero de la mesita cercana y Bruce despertó con un puchero y frotándose los ojos empapados.

-Espero que la siguiente generación Wayne no herede una cava de vinos vacía... eso si es que hay otra generación – dijo Alfred con disgusto – Bruce, te sugiero que la próxima vez que invites a una novia a la mansión, te asegures de que tenga una buena experiencia...– volvió a repetir Alfred, deteniéndose a lado de Bruce para que este lo mirara – O de lo contrario le voy a poner llave a la bodega de licores.

Bruce negó con la cabeza, entendiendo la broma del mayordomo. Sentándose en el sillón, miro la hora en su reloj y vio que eran las 10:46 del sábado por la mañana. Lo único que recordaba era haber dejado a Clark en el hotel después del partido de los Gotham Knights y ya al estar entonado con el Bacardi que le puso al refresco en el partido, este se siguió hasta llegar a la residencia.

-¿Cómo luzco? – preguntó Bruce, apenas recobrándose del sueño –

-Como irlandés en fiesta del Día de San Patricio.

-Eres tan perspicaz, Alfred...

Ambos se quedaron mirando el uno al otro. Alfred sabía a la perfección a lo que se refería. Había intentado convencerlo de que se fuera de Gotham con Vicki después del "accidente" de Jason, pero su mirada lo decía todo. Los recuerdos aún le dolían. No fue fácil para el regresar a su vida diaria y no pensar en los tiempos cuando Jason aún vivía.

-Párate, que hoy es un día importante para ti.

***

Durante el transcurso del día Bruce y Alfred a penas y se habían encontrado. Los preparativos restantes para la fiesta habían comenzado desde temprano. Por supuesto, Alfred se encargó de que todo estuviera en orden.

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora