Capítulo 38: La caída de la Casa Wayne

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El caos se había apoderado de las calles de Gotham. Un pequeño ejército de payasos locos y bien armados había tomado la ciudad, y no dudaban en disparar a cualquiera que se les acercara. Y para hacer más dramática la situación, gritaban a todo pulmón:

¡¿Eres Bruce Wayne?!"

Y como era de esperarse Bruce Wayne no se había presentado aún. Todos creían que era cobarde, aunque las personas no sabían qué hace apenas unas horas, Bruce había destruido un dirigible repleto de la nueva toxina del miedo y lo había estrellado en la bahía de Gotham.

Por toda la ciudad había estos hombres que ejecutaban sin piedad a cualquiera que se moviera, por lo que la gente se fue encerrando en sus casas, en sus lugares de trabajo o en cualquier lugar que les diera refugio, por lo que, pasados unos minutos, en la madrugada, todas las calles estaban desiertas.

Los payasos deambulaban sin un destino fijo, iban y venían, pero no se cruzaban con nadie. Pasaban entre todo tipo de coches abandonados por sus propietarios, autobuses vacíos cuyos pasajeros debían haberse refugiado en algún edificio cercano, o camiones de reparto medio estrellados en alguna farola.

La ciudad era suya.

Sin embargo, uno de los grupos de payasos no tardaría en descubrir que había gente dispuesta a plantarles cara.

En los sótanos de la comisaría todos los agentes con entrenamiento de asalto o de operaciones especiales se estaban pertrechando para salir a la calle, mientras que el comisionado James Gordon los vigilaba con atención. De las primeras unidades que había mandado a intentar controlar la situación no había tenido respuesta, por lo que solo había dos posibles explicaciones; o bien se habían tenido que ocultar en algún lugar, o estaban muertos... por lo que los siguientes hombres que ordenara salir no saldrían con el uniforme y su arma reglamentaria, si no con algo más.

-Si esos malditos perturbados quieren una guerra, yo les daré un ejército al que enfrentarse – les dijo Gordon mientras caminaba por los pasillos del vestuario en el que los hombres y mujeres se preparaban con escudos antibalas, uniformes reforzados y salían corriendo hacia la armería, cuyos armarios se habían abierto de par en par para que todos pudieran estar preparados –

Cuando la mayoría de los efectivos ya estaban listos, fueron reuniéndose en sala de prensa de la comisaría central, a la que Gordon se dirigió con pasos decididos.

-No es la primera vez que muchos de nosotros nos enfrentamos a una situación como esta – dijo Gordon poniéndose tras el pequeño atril que solía ocupar la jefa de prensa – y los que no lo hayan hecho las han vivido como civiles, por lo que no me voy a andar con rodeos. Nygma y el Joker han tomado la ciudad por la fuerza... nunca creía que fuera posible, pero Gotham vuelve a estar bajo algo parecido a la ley marcial. Saldremos a las calles y recuperaremos nuestra ciudad.

-¿Qué ganaremos con ello? – preguntó uno de los policías más jóvenes –

-No lo sé, Johnson, pero al menos nos dará un poco de tiempo para enfrentarnos a ellos...

"Mi hija está en la residencia Wayne", Gordon apuntó para sus adentros, sabiendo que no se quedaba por Bruce y Dick, ya que sabía que ellos eran Batman y Nightwing, y que podían cuidarse solos. No, quería que su hija discapacitada y el viejo mayordomo se encontraran a salvo.

-Un grupo más furtivo empezará a salir a las calles con los nuevos vehículos APC cedidos por Wayne Industries con la misión de detener a los payasos...

-¿Y si oponen resistencia? – preguntó un oficial veterano, que sabía de qué hablaba al ser uno de los que había vivido los ataques del Joker años atrás –

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora