Capítulo 42: Una pelea de titanes

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Nygma atravesó la entrada principal de la Torre Wayne, en dirección al ascensor.

El lugar era tan malo como la sala de conferencias de arriba: el piso de mármol estaba destruido, las macetas destruidas en el suelo, gente acribillada a tiros o apuñaladas. La Torre Wayne era un completo desastre.

Edward Nygma, al ver toda la violencia que había desatado en la ciudad, quiso volver atrás e irse. Le incomodaba mucho Joker. Esa sonrisa sádica, el pelo verde tan brillante, su manía de asesinar de manera brutal a quien se le pusiera enfrente. Riddler había decidido que ya no lo toleraría más, así que decidió dejárselo a Batman.

Volteo a todos lados y solo vio a matones del Joker vandalizandolo todo. El grafiti se esparció por las paredes con innumerables "Ha Ha Ha", caras sonrientes y "larga vida al Joker".

Riddler se volvió cauteloso, algo no estaba bien. Los asesinos de Joker se le quedaban viendo de forma amenazante. Esto ya no le gusto.

Nygma llegó a las puertas del ascensor y entró solo. Las puertas se cerraron cuando presionó un botón para llevarlo a la sala de conferencias.

Se quedó de pie pacientemente, esperando llegar a su destino enderezándose el traje en lo que quedaba del espejo del ascensor.

Hubo un tintineo y las puertas del ascensor se abrieron. Nygma salió. Caminó por los pasillos en ruinas, con el bastón bajo el brazo. Cuando abrió las puertas de la sala de conferencias, lo tomaron por sorpresa.

Uno de los matones de Joker le dio un puñetazo en el estómago. Casi se cae hacia atrás, pero el mismo matón que lo tenía prisionero lo volvió a agarrar.

-¿Qué es esto? – Demandó saber Nygma mientras se agarraba su vientre –

-Eddie... Eddie... – sonó la voz de Joker. El payaso loco estaba de pie encima del otro extremo de la mesa – Tú y yo sabíamos cómo iba a terminar esto – dijo cruzando la mesa lentamente hacia su cautivo – Soy y siempre he sido la causa del dolor y la tortura de Batman. Yo paralice a Barbara Gordon, yo mate al nuevo Robín... soy como una espina venenosa en su costado – Joker se arrodilló y miró a Nygma a la cara – Ahora, nunca he sido demasiado bueno con estos acertijos, pero aquí está mi mejor oportunidad. ¿Qué le hace una espina venenosa a su víctima?

Riddler se quedó en silencio, y luego se rió.

-Eso fue patético – Nygma se burló –

-Bueno, lo intente – dijo Joker, poniéndose de pie –

-Pero sé la respuesta. Lo que me deja preguntándome... ¿por qué eres tú quien puede matarlo? – Nygma se cuestionó –

-Bueno, tiene sentido... ¿no? Después de todo lo que yo y el gran hombre hemos pasado a lo largo de los años... No sé por qué te quejas – Joker se empezó a reír muy irónicamente – Eddie, tu objetivo era resolver el mayor acertijo de todos, y lo hiciste. Bravo – dijo en español – Me siento avergonzado de que no hicimos una fiesta para ti... ¿pero a quién engaño? Esta noche tiene que ser una fiesta para todos – hizo una ligera pausa y volvió a hablar – Si dices que sabes que Batman es Bruce Wayne, entonces aun te queda algo por hacer... Eddie. Vas a meterte a las computadoras centrales y vas a vaciarle sus cuentas al señor. No quiero que dejes ni un solo dólar en su poder, lo que hagas con ese dinero no es de mi incumbencia. Dónalo, regálalo, apuéstale al verde en Las Vegas. Solo quiero que no tenga nada. Que demuestre que es rival para mí aun sin su dinero.

-¿Y si no lo hago... que? – Nygma se mostró desafiante – Sabia que no tenía que confiar en ti.

-Demasiado tarde amigo – Joker echó la cabeza hacia atrás en una carcajada –

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora