Capítulo 32: La verdad del Designer

40 4 18
                                    

Todo comenzó años atrás, cuando recién llegue de Europa y me hice llamar Catwoman. Encontré la carta en mi almohada. Tenía una llamativa D con un nombre, una fecha y un lugar, y todo iba dirigido a mí. Supongo que la curiosidad mato a la gata. En aquella época, el peligro tenía una connotación distinta; peligro significaba que tal vez obtendría un raspón difícil de ocultar sin el disfraz. Sobre todo, era emocionante.

Y esa D... había escuchado las leyendas en Europa. Un maestro del crimen, un hombre que preparo los mayores crímenes que yo hubiera escuchado. Creí que eran bromas, ¿saben? Como robar las joyas de la corona en la torre de Londres... bueno, pues resulta que el Designer si las robo.

Y yo no fui la única que recibió la carta.

El gangster de menor estatura con fetiche por los pájaros... Penguin.

El egomaniaco inteligente que amaba los acertijos... Riddler.

Y ese tipo con la cara decolorada por químicos... con esa sonrisa aterradora... el Joker.

Cuando el bote llego por nosotros al muelle con varios de sus secuaces armados, solo le tomo veinte minutos para llevarnos hacia una casa bastante extraña en medio del océano: La Casa Tártaro, un lugar que servía como refugio para los criminales de la ciudad.

El salió a recibirnos. Tenía todo el porte de un maestro criminal; el traje sport hecho a medida, la capa con el cuello alrededor de los hombros, y esa mascara plateada que con la D que cubría su rostro.

No les puedo negar que estaba fascinada con él. Era una época distinta... una época más simple.

Hubo oscuridad al principio. Recuerdo la suciedad en las calles, el poder de la familia Falcone y Maroni acechando en las esferas de poder. Una ciudad estancada en corrupción y horror. No podrías saber si sobrevivirías el transcurso del metro a tu apartamento.

Se sentía como si Gotham estuviera quebrada, como si solo eso ocurriera. Pero ahí estabas tú y Robín.

Las reglas de Gotham cambiaron y el crimen corrió diferentes riesgos. No tenías que pagarle a un policía corrupto o darle una parte de tu botín a una mafia; si una persona tenía las capacidades y un disfraz colorido, podía robar un banco o una bóveda por la simple emoción de hacerlo. Y sin duda, tendrían que pelear contra el "Dúo Dinámico".

Pero en una buena noche, tal vez posarías tus manos en un diamante con el tamaño de la cabeza de un toro, y podrías negociarlo por millones en el mercado negro... y utilizarías el dinero para un mejor disfraz y mejores herramientas para superarte a ti misma.

Hay días en los que extraño esos tiempos.

-No hay tiempo para la nostalgia, Selina – le indico Dick Grayson –

Lo siento, pero es necesario para que esto tenga sentido antes de que todo se vaya al diablo. Sé que es difícil para todos ustedes, y por Dios... sé que han sufrido demasiado, pero en ese momento fue cuando comenzó todo. Ahí fue cuando la complejidad apareció.

Estábamos cenando en el gran comedor de la Casa Tártaro, cuando el Designer empezó a hablar:

"Les agradezco a todos por acompañarme esta noche. Desde hace tiempo he esperado esta cena. He observado sus carreras con atención, y debo decir que me han impresionado. Pero también los he visto perder... y quiero ofrecerles mi experiencia.

En mi juventud, enfrente a un adversario parecido al suyo; el más fino detective que el mundo haya conocido. Al principio solo lo considere como una mosca en la sopa, frustraba todos mis planes.

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora