Capítulo 37: El Lambo morado

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El letrero de la iglesia decía "Gotham Strange Life Church", pero la parte de arriba era una sede de campaña. El ruido de varios feligreses que se refugiaban en la iglesia subió por los pisos cuando un hombre se sentó en un escritorio, intentando escribir un discurso. A pesar de que era una sede de campaña, solo había un trabajador; el candidato y periodista amarillista Jack Ryder.

Hace tiempo, Jack Ryder fue uno de los periodistas con mayor credibilidad en la ciudad, pero su obsesión por escalar al más alto nivel del círculo periodístico hizo que se obsesionara por Batman y por los demás enmascarados en Gotham City. Después de varios artículos publicados en revistas de baja reputación, recibió una amenaza en persona por parte de Catwoman, donde le pidió por favor y con las garras en la cara, que desistiera en su misión de desenmascarar a Batman y a la Batifamilia, y que olvidara su enamoramiento por ella.

Ya que Ryder no hizo caso, Catwoman expuso su trabajo a la prensa de verdad, donde evidencio como Ryder manipulo fotografías y sacaba información a partir de sobornos y favores a oficiales corruptos. No pudo trabajar en ningún medio confiable, y el mejor trabajo que pudo encontrar fue trabajar como revelador de fotografías de estudio. El pago no fue bueno, pero ayudó a mantener a flote la renta de su departamento.

Pasado un tiempo y ya con un canal de YouTube con bastantes seguidores, Jack decidió ingresar a la política. Estaba intentando postularse para representante de distrito en el norte (el único distrito que lo acepto). Había establecido su cuartel general sobre una iglesia en el distrito Norte. Dado que todo el dinero que ganó se destinó a su campaña, también vivía ahí.

Jack miró hacia su cama cuando escuchó gemidos. Batman estaba empezando a volver en sí. Jack dejó la pluma y acercó la silla a la cabecera de la cama.

Agarró un vaso de agua y se lo sostuvo al justiciero.

-Tranquilo, Batman. Estás a salvo – le dijo Jack Ryder – Te trajeron aquí. Hemos vendado tus heridas, pero debes tomártelo con calma.

Batman se incorporó con inquietud; una ola de náuseas lo invadió. Todavía tenía la cabeza mareada, pero podía pensar y mover los brazos y las piernas. Miró al reportero con bastante confusión.

-Jack, ¿quién me trajo aquí? – le pregunto Batman –

-Yo lo hice – una forma se movió en las sombras. Batman miró y vio al párroco de la iglesia; a Hugo Strange, que parecía estar en una forma bastante decadente con unas ropas bastante viejas y unos lentes rotos – Te encontramos flotando en la bahía. Ponte al día con Ryder y luego alcánzame en mi estudio.

-Gracias. Me tengo que ir. Necesito encontrar a Nightwing...

-Espera, Batman – dijo Jack – No estás en condiciones de salir. Tienes una heridas en el hombro. Están suturadas pero si te mueves de más...

-No tengo tiempo. Tengo que encontrar a Nightwing y detener al Joker – le respondió el justiciero con una amenaza bastante grave –

-Jesús – juró Jack – Déjame parcharte la herida de nuevo, y espero que aguante. Quédate quieto por un segundo – Jack agarró más vendajes y antiséptico; y comenzó a envolver el hombro de Batman donde tenía la herida – Sabes, pude haberte quitado la máscara en cualquier momento.

-Gracias por dejarlo puesto – respondió Batman, pero entonces sonrió con malicia – Pero si hubieras intentado hacerlo, una onda de choque te hubiera electrocutado la mano.

-Siempre con tus trucos baratos – le respondió el reportero, terminando su trabajo con su hombro – He hecho todo lo que he podido aquí. Lo siento, no puedo hacer más.

-Gracias por esto, Jack. Has recorrido un largo camino.

-Estoy tratando. Veremos cómo va esta elección.

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora