Capítulo 45: Un nuevo amanecer en Gotham

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A las 7 am del nuevo día, cuando el sol había salido por completo, el Batmóvil se detuvo en el Elliot Memorial Hospital.

Los oficiales de guardia (los pocos que habían), corrían por el pasillo principal atendiendo a los civiles y compañeros heridos, ahora que la ciudad ya no estaba bajo asedio y la guardia nacional estaba entrado en la ciudad para ayudarlos.

Cuando Batman y Red Hood entraron en el pasillo con Nightwing en brazos, todo movimiento se detuvo.

Los policías y doctores estaban en silencio, sus rostros eran una mezcla de miedo y antipatía.

Odiaban a Batman.

Odiaban a Batman por regresar, arruinando los seis meses felices de tener una responsabilidad mínima o nula.

Odiaban a Batman porque un psicópata lo había convertido en el punto focal de su alboroto, poniendo en peligro la vida de nueve millones de personas.

Y definitivamente odiaban a Batman porque había salvado la ciudad, teniendo éxito donde ellos fallaron.

Seis días después...

Poison Ivy y Man Bat fueron puestos bajo custodia federal con la promesa de que iban a desintegrarlos poco a poco bajo la amenaza meta humana que representaban.

Oswald Cobblepot fue arrestado por el FBI y sin hacerle juicio ni nada, fue recluido en la prisión de la Isla de Rykers para los gángsters de renombre. Y todo por haberle mentido a sus nuevos socios federales.

Y Slade Wilson, fue enviado a la prisión de Belle Reve bajo el mando de Amanda Waller para ver si así se le bajaban los humos de por vida.

Los cuerpos de Nygma, Scarecrow, Black Mask, Hush y Joker fueron incinerados en el almacén de evidencias del GCPD, donde Batman estuvo presente y ahora si se aseguró de que estuvieran muertos.

-Deja de reírte – dijo Batman mientras incineraban el cadáver del Joker. Su mirada estaba perdida y realmente parecía estar en otra dimensión –

Después de estar internados en el hospital con una fuerte seguridad de por medio, Bruce Wayne y Richard Grayson desaparecieron misteriosamente. Solamente tuvieron que esperar a que los médicos curaran sus heridas para después largarse. Ellos sabrían a donde guardarían reposo.

Mientras tanto, el treinta por ciento de la fuerza policiaca de la ciudad renuncio. Decidieron que ya no valía la pena seguir luchando por una ciudad llena de maniáticos. El comisionado James Gordon y el resto del GCPD tuvieron mucho trabajo, mientras que la Guardia Nacional había sido enviada a Gotham para mantener la paz.

Poco tiempo después, Gordon celebró una conferencia de prensa, en la que le dio a la gente de la ciudad una ventana de dos meses para reemplazar a los oficiales que habían renunciado a la fuerza con oficiales de ciudades y pueblos cercanos. Una vez que expirara esta ventana de dos meses, Gordon renunciaría a su cargo como comisionado y dejaría a cargo a la teniente Sarah Davies (que no tenía tanta empatía con los vigilantes enmascarados).

Ese era el veredicto final: la alcaldía ya no creía en Gordon y en sus métodos, por lo que sería reemplazado con alguien que no simpatizaba con Batman. Los días de los enmascarados estaban contados.

Los seis días posteriores transcurrieron con muy poco fuera de lo común para una ciudad que se recuperaba de una situación de asedio.

Los presos fugados de la Penitenciaría de Blackgate se rindieron sin incidentes. Esto por supuesto, fue después de haberles dado a conocer la naturaleza de la situación. Que no solo tenían que competir con Batman en las calles de Gotham, sino que además habían llegado más súper héroes para ayudar en las labores de construcción y seguridad. Superman podía abalanzarse y recogerlos. Black Canary podría destrozar sus tímpanos. Cyborg podría convertir sus brazos bonicos en yunques de acero y golpearlos a través de una pared. Incluso se hablaba del nuevo vigilante Red Hood patrullando por las calles, impartiendo su justicia brutal si se ponían bocones. No era cierto, pero eso no impidió que los supersticiosos y cobardes hablaran de ello.

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora