Batman: La Broma Final

Interludio: ESTA ES LA HISTORIA DE JACK NAPIER... HA... HA... HA...

Nota: (De mis capítulos favoritos)

Hace años...

La nueva psiquiatra había sido bien recibida en el Arkham Asylum. El primero en presentarse fue el doctor Hugo Strange, el director del lugar. Un hombre calvo y con una barba hasta el cuello. A ella le llamo la atención el aire de poder que emanaba de este. Solo un hombre así podría manejar un lugar lleno de gente loca como en el que se encontraban.

El hombre que la guío hacia su oficina fue su compañero, el doctor Jonathan Crane, un hombre de rostro afilado y muy delgado. Era un poco temeroso, pero de algún modo, ella percibía que solo era una capa para no mostrar sus verdaderas intenciones. Justo antes de pasarla a su sesión con el que sería su primer paciente, le enseño su oficina. A la nueva psiquiatra le llamo la atención que estaba repleta de fotos mal tomadas de Batman, Catwoman y Robín.

-Fascinantes... ¿no cree, doctora? – dijo Crane –

-¿Por que fascinantes? – pregunto ella –

-Me llaman la atención estos enmascarados. Durante el día de seguro son personas patéticas con problemas cotidianos, como todos. Pero de noche se ponen sus disfraces de animales y se convierten en algo mas – Crane parecía que los admiraba, pero con una cierta envidia – Aun así, no entiendo su fascinación con ponerse nombres de animales. Ojala fueran algo más terrorífico.

Joker llego atado de manos y pies, pero no parecía poner ningún tipo de resistencia. Al verlo, ella se acercó sacando un bolígrafo de un bolsillo de su bata.

-Bienvenido a Arkham... ¿o debería de decir, bienvenido de nuevo? – ella rio, pero al ver que Joker no mostraba ninguna expresión, decidió cortarle – Vamos a hacer un análisis psicológico rápido para el informe – dijo ella, sentándose a su lado, viendo que él no sonríe ni la mira –Mal día, ¿eh? Los policías de esta ciudad están cada vez peor, siempre yendo a por el débil.

-Dime algo, querida... ¿Alguna vez has tenido un muy mal día? – dijo el con una expresión furiosa –

-¿A qué te refieres con eso?

-De todas las personas que existen, tú deberías saber que no hay nada más cruel que la memoria. La memoria es tan traidora... en un momento estás perdido en un carnaval de delicias, con conmovedores aromas de la infancia, el centelleante neón de la pubertad, todo ese sentimental algodón de azúcar. Al siguiente, te lleva a un lugar al que no quieres ir. A un lugar oscuro y frío, lleno con las húmedas, ambiguas formas de cosas que esperarías fueran olvidadas. Los recuerdos pueden ser viles, repulsivos, pequeños brutos, como los niños, supongo –decía Joker, riendo a carcajadas – Invitados no deseados en tu fiesta, gritones en tu mente. Para nada amigables. ¿Pero podemos vivir sin ellos? Los recuerdos son en lo que nuestra razón está basada. Si no podemos enfrentarlos, ¡negamos la razón misma! Aunque, ¿por qué no? ¡No estamos por contrato atados a la racionalidad! ¡No hay una cláusula de cordura! – Joker volvió a soltar una pequeña carcajada – ¡Ni siquiera puedes escapar a través de la locura! – Ella se quedó hipnotizada por sus palabras, sin tomar apuntes o pensar, solo escuchaba lo que emanaba de sus peculiares labios rojos –

***

Corría el año de 1997 y Gotham estaba en su punto cúspide de corrupción, en donde se había convertido en un paraíso violento para ladrones, gangsters y proxenetas. Las drogas inundaban sus calles y la palaba "crimen" se había convertido en la segunda lengua de la gente gracias a la influencia de familias mafiosas como Falcone y Maroni, pero unos villanos mucho más peligrosos estaban a punto de surgir.

Jack Napier era un joven comediante, dulce pero astuto que estaba saliendo con una mujer llamada Jeannie. Jack a menudo enloquecía a otras personas con sus bromas, pero siempre se salía con la suya. Jeannie y muchas otros allegados le advirtieron a Jack que no se burlara de las personas equivocadas. Jack ignoró sus advertencias, lo cual no fue un gran problema, hasta el día en que Jack cometió uno de los errores más grandes de su vida.