Capítulo 26: Knightfall

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Batman estaba sentado en el techo de un almacén que daba al muelle 14. Usando las imágenes térmicas de sus gafas, escaneó el muelle varias veces. Ya había realizado un barrido en busca de dispositivos de vigilancia electrónicos y estaba seguro de que no había ninguno.

Basado en el reconocimiento previo, se sentía listo.

-He completado mi escaneo. Cuento ocho fuentes de calor humano y una novena que parece estar dentro de una camioneta. Espero que una sea Maggie – Batman se volteo para mirar a Catwoman. Ella estaba acostada en el techo a su lado –

-¿Estás seguro de que son todos? – dijo Selina entusiasmada – Estoy ansiando repartir golpes.

-Concéntrate Selina – replico Batman – Estamos tratando de salvar a Maggie, recuerda.

-Estoy concentrada – respondió ella bruscamente – Y no he olvidado por qué estamos aquí. Es solo que estoy enojada... con esa gente por secuestrar a Maggie, y conmigo misma por haberla arriesgado.

-Entiendo lo difícil que es esto – respondió Bruce – A veces solo quieres que cualquier idiota se cruce en tu camino solo para hacerlo pagar por tus actos.

-Vaya, nunca esperé tanta agresividad de ti – dijo Catwoman, lanzándole una mirada reprobatoria – ¿qué pasó con el Caballero de la Noche bueno y esperanzador que todos conocemos y amamos?

-Yo estoy listo – Batman la ignoró – ¿Estás lista?

-Sí – ella lo miró y asintió con la cabeza –

-Tengo algo para ti – Batman sacó algunos artículos de un compartimiento en su guantelete. Eran un par de objetos redondos de goma bastante pequeños – Son tapones especiales para los oídos que anulan el sonido de alta frecuencia – describió Batman – Permitirán que pasen los sonidos normales, así que ponlos en tus oídos. Tengo un par de Batarangs sónicos y estos te protegerán de sus efectos.

-No son exactamente de diamantes, pero supongo que servirán por ahora – respondió Selina mientras se los insertaba en las orejas. Batman luego le pasó un objeto esféricos de metal –

-Son dispositivos de distracción que emiten un intenso estallido de luz que desorientará a cualquiera que mire el flash. Asegúrate de cerrar los ojos antes de arrojarlos – Catwoman lo tomó y lo colocó en una pequeña bolsa en su cadera – Muy bien, ya sabes qué hacer Selina, buena suerte – Batman se volteo para irse –

Luego Selina dio media vuelta y salió del techo del almacén.

Catwoman se movió sigilosamente hacia el punto de encuentro en el muelle 14. Tenía fe en el reconocimiento de Batman, pero no se convirtió en una ladrona experta por ser complaciente. Mientras miraba por la pared del almacén, pudo ver una camioneta blanca cerca de una farola. Había dos hombres armados parados frente a ella. No podía ver los otros seis que Batman había elegido. Vio que el edificio detrás de la camioneta tenía una puerta abierta y pensó que estarían adentro.

Respiró hondo y salió de las sombras hacia la camioneta.

Uno de los hombres de la camioneta la vio y se llevó el rifle al hombro.

-¡Tú! Detente ahí mismo – ordenó el matón –

-Relájate... se supone que debo estar aquí – respondió Selina tranquilamente –

Mientras continuaba hacia la camioneta, el otro hombre se acercó a ella y la miró con atención.

-¿Dónde está el codificador? – el primer matón hizo la pregunta –

-Oh, está cerca – respondió Catwoman – ¿No pensaste que te lo traería y te dejaría dispararme y tomarlo?

-Si no lo tienes, la niña está muerta – gruñó el otro hombre apuntándole con el arma –

Batman: La Broma FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora