Capítulo 2

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Siempre he confiado en la capacidad que tiene mi padre para conseguir las cosas. Tiene una manera muy interesante de convencer a las personas y le aplaudo eso. No le tomó mas de dos dias para hacer que John aceptara. De hecho sólo esperó ese tiempo para que el tal Conner bajara los humos y funcionó.

La verdad es que no tengo la mínima idea de que le ha dicho papá a su mejor amigo, pero sé que ha funcionado.

El pecho se me encoge de dolor al recordar que serán meses lejos de mi familia. Nunca había pasado tanto tiempo fuera de casa y de corazón espero poder acostumbrarme, o al menos agradarle a John. Sería una enorme presión estar en un lugar donde no soy deseada.

Mamá me ha dicho algunas cosas acerca de ese hombre. Como que, es un hombre muy callado y temeroso, también que puede asesinarme con solo una mirada de reojo y creo poder comprobarlo, aquel día en que vi su fotografía, me sentí incluso intimidada. Ella teme a que no pueda soportar quedarme un día ahí, pero sinceramente me esforzaré, ya que solo serán seis meses. No pasará nada fuera de lo normal.

Debería esperar una semana para viajar a Londres, sin embargo he preferido el camino de la desobediencia y pedirle a papá, de hecho rogarle que preparara mi vuelo para hoy, fue algo que me costó mucho trabajo. Pero como siempre, terminó cediendo.

Y, aquí estoy. Apunto de abordar un jet que me llevará a mi nueva vida. Tal vez no sea la mejor decisión, pero de eso se trata la vida, no podemos ir por ahí haciendo siempre lo que creemos correcto. Hay que hacer lo que dice nuestro corazón, hacer lo que nos apasiona y jugar un poco a lo peligroso.

¡Dios! Tengo el miedo palpitando en mis venas. Y no temo a lo que me puede pasar en Londres, lo que realmente me da temor es que mamá tenga razón y no soporte un segundo cerca de ese hombre llamado John Conner.

¿Como será? Me refiero a como es él en persona, su actitud. No puedo juzgarlo sin conocerlo. Todas las personas tienen una opinión errada acerca de alguien sin llegar a conocerlas realmente, así que me aferro a que ese hombre no es tan malo como todos lo pintan.

Lo veré en unas horas y espero que mi primera impresión sea buena.

—¿No crees que deberías cambiar un poco tu vestuario? —comenta mamá, arreglando mi abrigo.

Sus ojos están ligeramente rojos por el llanto contenido. Acaricia mi mejilla y deja un beso en mis muñecas, antes de sonreír y hablar de nuevo.

—Vas a Londres, allá la moda es distinta.

—Distinta o no, siempre usaré mi estilo —reprendo.

Siempre me ha gustado usar vestidos y enterizos más elegantes de lo que deberían. Mis tacones no pueden faltar en ninguna ocasión, nada de zapatillas deportivas, a menos que sea con ropa deportiva, y jamás los botines sin tacón. Al igual que los colores oscuros no pueden faltar en mi vestimenta, como el negro y el rojo. Pero sobre todo, el color vino, siempre y definitivamente irá en mis oufit.

Hoy decidí que un vestido color vino sería el adecuado, solo con un pequeño escote en mi pierna derecha. Ocultando muy bien lo que solo una persona podrá ver. Algún día. Es perfecto para la ocasión. Aunque sí, ya sé que en Londres las personas tienen un estilo diferente, pero sinceramente me importa muy poco. Mientras yo esté feliz con el mío, todo bien.

Cojo mi bolso con fuerza y le doy un último abrazo a mamá, dejando que solloce en silencio. Acaricio su espalda y beso su mejilla, dándole una sonrisa de boca cerrada.

Dulce EnigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora