Capítulo 27

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Dedicado a mi bonita y especial @NicoleVirginia ❤️ y a @yahinegmendez11 por su cumpleaños. ¡Felicidades! 💗💗💗

John Conner.

Georgia no quiere verme. Y esta vez va muy en serio. No he intentado acercarme a ella, de hecho no la he querido abrumar. Porque sé que no fui lo suficiente maduro como para controlar la ira que Jessica me provocaba. La maldigo por haberse robado mi maldito escorpión de mi escritorio. No tengo ni la más mínima idea de cómo lo ha hecho, estoy seguro que no se acercó más de lo que debía. Pero lo robó y me di cuenta de ello aquel mismo día que lo hizo, eso explica mi maldito humor en cuanto llegué a casa, y como si no fuera suficiente para mí, me encuentro con mi jardín repleto de rosas y horribles enredaderas llenas de flores y espinas. No fue un buen día, fue un día de mierda. Sin embargo, no debí gritarle a Georgia y tratarla como si fuera un cero a la izquierda en casa, porque no lo es. De hecho ella es quien le da vida. Fui débil, egoísta e insensible. Me hubiese gustado cerrar la boca aquel día y tragarme la irritación que me causaban esas flores, debí dejarla que hiciera lo que se le diera la gana y así verla feliz. Ahora pago mi karma, porque aunque no quiera admitirlo, la extraño.

Hace dos días que me ha visto con Jessica en la empresa. Pude ver en su rostro lo enojada que se encontraba, el dolor en mi mejilla se disipó en cuanto se alejó de mí sin querer verme. Ese día solo quería darle un escarmiento a Jessica por haber robado mi escorpión, la muy ingeniosa me amenazó con gritar y no tuve otra opción que sacarla de buena manera. Georgia se sintió fatal ante ese acto y yo solo la dejé irse. Lo admito, fui un maldito. Ya va... corrijo. Soy un maldito, siempre lo he sido, menos con ella. No pretendo serlo con ella.

Tiene un pequeño complot con la traidora de Elena. Ambas traman algo y temo que Georgia caiga en las garras de esa mujer. La conozco, es tan caprichosa e ingeniosa como mi esposa. Así que no voy a estar tranquilo hasta que me hable y quiera verme. Ya después me encargaré de Jessica.

Juego con el móvil entre mis manos y aún pienso si debería enviarle un texto para saber cómo va todo en el refugio. No la he buscado estos días que estamos enojados. Ella duerme sola y yo también. Extraño hablarle a mi hija y ya siento la necesidad de tenerlas cerca. De inmediato vuelven los reproches mentales y esa punzada en mi pecho. Me siento como la mierda.

—Al parecer todo está bien —murmura Dean. Se encuentra sentado frente a mí—. La mercancía llega hoy. He firmado por ti cómo lo pediste.

No respondo.

Llevo el cigarrillo a mis labios y dejo que la nicotina llene mis pulmones. Mi secretaria entra con más café y Dean se niega por segunda vez, yo me tomo mi taza de un sorbo y le hago una seña para que siga hablando.

—Hay una nueva oferta. Un restaurante nocturno. Está cerca de la quiebra, los dueños son un desastre —sonríe—. Lo necesitamos. Está situado en un buen lugar, es bonito y podemos invertir poco para ganar mucho más. Solo necesitamos alguien que se encargue de manejarlo. La compra nos tardaría menos de una semana.

Vale.

No es mala idea.

Dean y yo la mayor parte del tiempo nos encargamos de comprar propiedades en quiebra. Las dejamos como nuevas e invertimos una generosa cantidad de dinero para ganar el triple. Siempre nos va bien con esto, de hecho ahora que él está libre de trabajo en su empresa, quiere hacer el protocolo más rápido. Somos socios desafortunadamente, pero aún con su actitud de mierda, es un buen accionista.

—Vale. Habla con los dueños. Esta noche nos reuniremos.

Asiente.

—No te vas arrepentir. De hecho puedes ir hoy mismo a ver el restaurante, es agradable. Podemos hacer solo un par de cambios y ya está.

Dulce EnigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora