Georgia.
El timbre de un móvil me sobresalta. Tomo una respiración profunda y me estiro en la cama. Ya no tengo frío, y la habitación ya no se encuentra helada. Es un alivio. Había pasado parte de la madrugada esperando a que el calor envolviera mi cuerpo, pero no hubo forma. Aunque John me abrazó durante horas, llegó un momento donde ya no me sentía cómoda y quise alejarme de su calor. Estaba perdida y ya no podía conciliar el sueño.
¿Que me ocurría?
La respuesta es fácil.
No le encontraba una razón al porqué fui tan fácil al momento de tener sexo con Jonh. Joder, fue tan... rápido todo. Yo estaba extraña, algo en mi vientre bajo me tenía mareada y su aroma me estaba envolviendo al punto donde sólo quería tenerlo cerca. Sentí sus músculos y la piel tensa, eso fue otra razón para quedarme a su lado y dejar que me tocara como quisiera. Hubo un momento donde ya mi moral no existía, mi mente estaba nublada y culpo a la maldita tormenta por hacer que mi cuerpo anhelara el calor que John me brindó sin dudarlo.
Fue una experiencia dolorosa, pero placentera a la vez. Mi cabeza daba vueltas, mientras yo me encontraba en una cima. Estaba llena de éxtasis gracias a John, a lo que hacía mientras se movía sobre mi cuerpo. Sus enormes manos me recorrían entera, tocaban y palpaban como si fuera algo nuevo para él, como si nunca antes hubiera estado con una mujer. La oscuridad tampoco fue nuestra amiga, pero sí me ayudó con respecto a la vergüenza que me consumía cada que él me tocaba. No lograba verlo con claridad, y él tampoco podía verme, pero nuestras siluetas eran como poesía. Todo se veía excitante, erotico y Perfecto.
Y no fue solo una vez.
Tuvimos sexo dos veces más. John lamió mi sexo en más oportunidades de las que debería contar. Y es un delito si digo que no me gustó, porque fue la primera vez que me he liberado con alguien. Es la primera vez que puedo decir que no estuve incómoda.
Y aunque no me gusta asimilar que el mejor amigo de mi papá fue el primer hombre en tocarme y besarme, debo admitir que estuvo mejor de lo que había imaginado.
Cuando la lluvia cesó, Conner se encargó de hacerme entrar en más calor. Me envolvió en sus brazos y acariciaba mi piel para que el frío desapareciera. Luego de unas horas, y tener un cómodo sueño, despierto y lo veo a mi lado, durmiendo plácidamente mientras sus brazos aún me sujetaban y su aliento golpeaba mi rostro.
No se veía como el John Conner que todos conocen. Se veía más tranquilo, relajado y su rostro no estaba tenso. Respiraba con normalidad y todo su cuerpo estaba blando. Podía verlo mejor, ya que la habitación se encontraba más iluminada. Aproveché y grabé en mi mente cada rasgo de su cara, empezando por los lunares y las pestañas. Fue entonces cuando entré en pánico, recordé donde estaba y me alejé de él. Hice mi espacio en el otro lado de la cama y me quedé dormida de nuevo.
Ahora mismo él no se encuentra en la habitación. Lo noto al ver su espacio vacío, tampoco está cerca, lo que me hace creer que se ha ido, probablemente a trabajar. El ventanal de la habitación está cubierto por las persianas, pero puedo ver un tenue reflejo del sol. Busco el reloj de mesa, aún con mi cuerpo pesado por el sueño, pero en cuanto veo la hora, salto de un golpe.
Joder.
«Nueve de la mañana»
Hoy es mi segundo día en la universidad y llevo dos horas de retraso. Debía estar allí antes de las siete.
Corro al cuarto de baño para buscar alguna toalla para cubrirme, al menos para salir así a mi habitación, o para darme una rápida ducha. Ni siquiera debo verme al espejo para saber que parezco un espantapájaros, mi cabello debe estar más que desordenado.

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Dulce Enigma
RomanceDulce Enigma cuenta la historia de una estudiante de medicina y un empresario magnate. Ella decide estudiar su último año de medicina en Londres, sin saber que la estadía en ésta ciudad cambiará su vida para siempre. John Conner en un empresario mi...