John Conner.
No me gusta que estas dos semanas en Rusia hayan pasado tan lentas. Estoy frustrado en estas cuatro paredes de mierda. No se ha hecho nada desde que llegué aquí. Ninguna reunión, ninguna rueda de prensa.
Los malditos rusos están en un: «En espera» y yo no puedo esperar. Me quedan dos semanas más aquí, y probablemente se alarguen. No me gusta esto de vacaciones, porque así las siento. Estar aquí sin mover un pie es como la mierda. Yo necesito salir, leer informes, aprobar cualquier jodida cosa.
Elena no ha parado de pactar reuniones, correr de un lado a otro solo para obtener noticias. Pero es inútil, es como si fuéramos un puto cero a la izquierda. Son mis malditas acciones las que están en juego, y juro que si en dos días no obtengo respuesta, voy a quemar la empresa de Nick. Que no quede ni un solo escombro, voy a destruir todo.
He venido aquí para recuperar algunas de mis acciones en distintas empresas. Y me arrepiento de haber negociado con este puto americano de mierda. Me tiene en un vaivén, como si yo no fuera su jefe. Pero soy paciente, debería agradecerle al cielo que yo he sido muy considerado.
Porque con la única persona que no lo he sido hasta ahora, es con Georgia. Y es lo que más me tiene cabreado.
Necesito llegar a Londres solo para darle un buen escarmiento a mi maldita esposa. Cree que está haciendo bien las cosas, que su jueguito me va ganando la pelea.
No tiene ni puta idea. Pero la he dejado que haga lo que quiera, le permito burlarse de mí, que me vea la cara de imbécil mientras no estoy cerca. Está disfrutando, le gusta que yo agonice y me frustre en esta mierda, donde mis manos están tan lejos de ella. Verla tocarse me ha vuelto loco estas dos semanas, cada maldito día me toca ver como disfruta su soledad en mi habitación. Se toca, se empapa sola, probablemente con mi imagen en su cabeza.
Yo me desespero cada que la veo en acción, y puedo decir con certeza que no soy un hombre que pierde la cabeza fácil. Pero maldición, Georgia me está volviendo loco.
Conoce mis debilidades y juega con ellas. La muy ingeniosa sabe como hacerme enojar. Lo ha hecho en estas dos semanas, haciendo como si yo no existiera. Cree que no voy a volver a Londres. En su cabeza es una gran idea lo que hace, cree que haciéndome esto va a cesar las ganas. No me está alimentando, por ende mi hambre aumenta con cada segundo, y eso será peor, porque cuando la tenga en mis manos. Joder, voy a disfrutar yo. Ya no voy a desear ese banquete, no voy a sufrir la distancia.
Aún cuando tengo a Elena cerca, no puedo ni quiero follarla. No se me apetece desde que probé a Georgia. Elena pasó de ser mi amante a ser solo mi socia y nada más. Tampoco es como si se me hubiera insinuado, ella no tiene el mínimo interés en mí y por ende respeta cuando quiero espacio. También siente empatía por Georgia y dice que jamás me pedirá algo que pueda lastimarla.
Como sea.
Estoy asfixiado.
Molesto.
Quiero asesinar a alguien.
Le echo un vistazo de nuevo a mi laptop, para asegurarme que todo se encuentre bien con Georgia y así es. Camina hacia el armario hablando por el móvil, solo en bragas. «Sabe que la observo». Es una coqueta y me estaba equivocando cuando dije que Georgia no era como su hermana. Es peor.
Mis ojos se deslizan por todo su cuerpo y mi pantalón deja de sentirse cómodo. La verga me duele y necesito liberarme de alguna u otra manera. Esta tortura no puedo soportarla mas. Joder.
Llevo la taza de café a mis labios y quema, pero eso deja de importarme. Vuelvo mi vista a la mocosa y ya se ha puesto un camisón de seda, ahora está peinando su cabello y me pregunto con quien diablos ha de hablar tanto. No suelta el móvil, habla por largos minutos mientras peina con cuidado y sutileza su cabello. Ríe mucho, podría decir que está soltando carcajadas.

ESTÁS LEYENDO
Dulce Enigma
RomanceDulce Enigma cuenta la historia de una estudiante de medicina y un empresario magnate. Ella decide estudiar su último año de medicina en Londres, sin saber que la estadía en ésta ciudad cambiará su vida para siempre. John Conner en un empresario mi...