Capítulo 37

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Dedicado a @Yayis. Feliz cumpleaños ❤️ espero que la hayas pasado súper bien. Te envío besos y abrazos.
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John.

Bonita excusa la de Georgia ahora que tiene doctor personal. Me trago la reprimenda que quiero darle cuando veo al imbécil adentrarse al vestíbulo, con una sonrisa que quiero borrarle de un puñetazo.

Victoria tiene ya cinco meses, no necesita a este imbécil. En cambio, Georgia insiste en querer que ese doctor de mierda venga cuando se le antoje.

El tal Pablo se une a la conversación de Ángela y Chiara, mientras que mi esposa se acerca a mí y finjo que no la veo, centrándome en mi hija, quien se encuentra recostada en mi pecho, jugando con el charms de escorpión. Victoria ha crecido de una manera impresionante estos últimos meses, no me he perdido ni un solo momento con ella y con el pasar de los días me doy cuenta que tenerla es una de las cosas más reconfortantes. Mientras que mi matrimonio con Georgia va en picada, no hemos dormido juntos últimamente gracias a que ha vuelto a la universidad, yo estoy las veinticuatro horas llenando mi tiempo con trabajo y reuniones que perdí en las primeras semanas con victoria y siento que cada vez nos alejamos un poco más. Miento al decir que no me preocupa nuestra situación, pero es algo que ya se sale de mis manos. No recuerdo la última vez que estuvimos realmente juntos y el que se acerque y no me toque, es prueba de ello.

—Hola, mi pequeño amor —le susurra a Victoria y ésta ríe—. Eres preciosa.

Le hace cosquillas en las mejillas y Victoria suelta a reír de nuevo. Me muerdo la lengua para no hablar y por unos minutos nos miramos, mi corazón se detiene cuando sonríe y parece que me ha leído los pensamientos con lo próximo que dice.

—Te ves agotado. Siento que no la hemos pasado muy bien últimamente. ¿Te apetece ver una película cuando mamá se vaya?

Asiento, restándole importancia.

Rompe el contacto visual y vuelve hablarle a nuestra hija. La miro por largos minutos y muero por arrancarle esa sonrisa con un beso que la deje sin aire. Mi móvil timbra a mi lado, distrayéndome de la vista que tenía con mi mujer, y tengo que tomarlo cuando veo el nombre de Franco en la pantalla. Georgia toma a Victoria y me alejo para descolgar la llamada.

—¿Que pasa?

Tienes que venir ya a la empresa. Estos malditos oficiales están jodiendo de nuevo, pero esta vez es mucho peor.

Maldición.

—¿Que puede ser tan malo...?

Jessica asegura haber dejado una joya de alto valor en tu oficina y quiere culpar a mi hermana por robarla.

—¿Me estás tomando el pelo? Georgia tiene cientos de joyas en su habitación.

—Eso no lo creen estos malditos. Ven rápido, te espero aquí.

Cuelgo y salgo de casa en compañía de Dylan, quien, en menos de treinta minutos ya se encuentra aparcando el coche en la Empire Conner. No me sorprende el que Jessica haya inventado semejante estupidez, sin embargo no lo esperaba, no la creí tan idiota. No tiene como joderme y quiere irse por el lado equivocado.

Franco me espera en mi despacho y es una hora donde el oficial me explica el protocolo, mientras que revisa cada una de las cámaras de seguridad, asegurando que si hay evidencia, tendrá que ir a casa y proceder como se debe. No pierdo mi tiempo en discusiones con nadie, me siento en el sillón frente al ventanal y Franco me charla sobre el nuevo proyecto para su esposa, algo entretenido, y cuando menos lo espero, recibo la información que esperaba. Jessica no estuvo aquí y jamás se esperó que yo tuviera cámaras en lugares muy escondidos. El oficial se disculpa y vuelvo a mi charla con el heredero de los Beltrán.

Dulce EnigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora